SUELE SER ASÍ
Provistos de amor nacemos
todos,
pero el trabajo,
el dinero
y todo lo demás
nos va secando el suelo
del corazón.
El corazón se viste de un
cuerpo,
el cuerpo de una camisa.
Pero no basta.
Alguno,
¡será imbécil!,
se pone puños falsos
y en el pecho se echaba
almidón.
Ya se arrepentirán al
envejecer.
La mujer se maquilla,
el hombre gira a lo Müller
como aspas de molino.
Demasiado tarde.
La piel se repliega en
arrugas.
El amor florece,
florece,
y se marchita.
Vladimir Maiakovski
Cuadro: "La bella y sus fantasmas" de Miguel Oscar Menassa
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