domingo, 29 de septiembre de 2019

TRÁNSITO -Leopoldo de Luis



Como la muda música del tiempo
suena tu paso próximo. Resbala
tu sombra cual los días en fluyente
transitar por mis surcos, como un agua.

Flotamos en el tiempo, en el continuo
ir del río. Nos lleva. Nos desgasta
lentamente. Nos suena honda en el pecho
la rota frialdad de su cascada.

Fuimos de abril. Teníamos
una luz inefable, como un ala.
Flor o pájaro o nombre
del amor, en el sueño y en la rama.

Fuimos también de mayo. Dulcemente
el mirar como un fruto se doraba
de presagios. Madura y entreabierta
la fresca pulpa en que el besar se abrasa.

El estío nos hizo arena ardiente,
carne encendida de besada playa
donde blancos caballos como espuma
por la sangre de agosto se abalanzan.
Como cuerpos de otoño nos amamos
bajo la luz dulcísima y dorada
y sentimos el cobre de noviembre
de hermosura sonar en nuestras almas.
Cuánto diciembre acude, cuánto enero
cerca el amor, la vida, la esperanza.
Por la nieve tus pasos cómo suenan
a rosas deshojadas.
Somos de tiempo. Soledad y tiempo
nos vuelven sombra y nada.

Leopoldo de Luis


martes, 24 de septiembre de 2019

OTRA VEZ - Leopoldo de Luis


OTRA VEZ

Vamos a repetir la misma escena.
Tú y yo. Nos aprendimos los papeles.
Miles y miles antes lo dijeron.
Pero vieja historia nunca muere.

Nos vimos… ¿Qué mas da? Viejo escenario
donde el telón de fondo se sucede
en tanto que el guión en rotas páginas
reproduce sus frases indelebles.

Hombre y mujer. Nos hemos acercado.
Entre nosotros hora el tiempo emerge
de su fondo lejano, nos inviste
los símbolos remotos de la especie.

He pronunciado una palabra, casi
una clave ancestral, y se estremece
la  voz como una herida. Como un rito
aguardo la palabra que contestes.

Y has dicho “amor” igual que si dijeras
“eternidad” o “vida” o “tierra” o “muerte”.
A tu voz de conjuro se deshacen
los años y la sangre retrocede.

Se han adherido nuestros labios: sube
a la boca un sabor hondo y caliente.
Se han estrechado nuestros cuerpos: llega
un oleaje que en la tierra crece.

En esta antigua escena que hoy nos toca
representar, sentimos la vertiente
humana despeñarse, combatirnos
por las venas, latir en nuestras sienes.

Pobres actores, débiles actores,
de una vieja comedia sólo intérpretes,
nos llega su verdad como su fuésemos
los primeros, los últimos vivientes,
nos arrebata su pasión lo mismo
que si no hubiera sido siempre, siempre...

Leopoldo de Luis

lunes, 23 de septiembre de 2019

LA NOCHE DE LA MEDIA NOCHE


LA NOCHE DE LA MEDIA NOCHE


Aquella oscura noche,
el sonido trémulo de la cuerda,
el canto marcaba los últimos pasos de la tarde.
Ocultos destrozan sus almas,
golpean un corazón herido.
Las gotas de lluvia chocan demasiado fuerte en la sien,
disfrazan sus rostros,
dejando los ojos vidriosos.
Y rasgando la entraña: voló.



Cadáver exquisito realizado por integrantes del taller de poesía Grupo Cero de Alcalá de Henares

domingo, 22 de septiembre de 2019

OTOÑO - Norma Menassa


OTOÑO


El tiempo ha tomado el color del otoño.
Las horas se estiran en helados sencillos.
Tomo forma de ovillo, con los ojos cerrados
y en la certeza de las sombras
busco la palabra que ha de resbalarse de mi boca
sin llegar íntegra a destino.

Se encienden los fuegos para arropar la casa,
y las puertas dejan oír el ruido que al cerrarse
mueven una sola vez la atmósfera pesada.
Me convierto en un leño y separo mi cuerpo en un vuelo de auroras
luchando con el frío y me convierto en llama.

No pregunto de más.
Suenan mis adjetivos: Súbito, Repentino, Inexistente
y no me conforman las formas que aparecen en el juego del humo
que se mete en mis ojos donde vacila el mundo
y muevo las rodillas para sentir los huesos largos sosteniendo
esa pequeña esfera limitada, que estalla en una lágrima.

Una pasión de agua tendiendo cae sobre el fuego
derritiendo la Noche, ese sueño brutal que desmiente mi marcha,
plagiando la marmórea memoria ignorante de fechas.

Norma Menassa

miércoles, 18 de septiembre de 2019

BUSCO SIGO BUSCANDO - Miguel Óscar Menassa



BUSCO SIGO BUSCANDO

Busco sigo buscando
entre las esperanzas.
Ato mi razón
descuelgo de ella
un sinsentido.
Te escribo
dejo pasar
entre las teclas de la máquina
los afectos más reprimidos.

Hoy estoy ágil
como una paloma entre los buitres
como una paloma decapitada por la paz.

Un ajetreo en mis entrañas anuncia
el espacio nocturno para mis ojos.
Fuera de mí volando a ras del cielo
desorbitados a punto de caer.

Bebo inmaculado licor
entre tus pernas de gacela perdida
de gacela abierta a los manantiales
de gacela estropeada por la ciudad.

Busco entre los recuerdos
una esperanza
y no encuentro recuerdos.

Escribir, también, contra mí mismo.
Tanta locura
tanta alegría en medio de tanta locura
más que tocar fondo
me elevo entre  los astros
espuma de cielo
me dejo comer por el vacío.

Soy una de las ultimas astillas
de la tierra
ya no puedo volver ni detenerme.
Hacerme fuego es mi destino
incendiar, también, el universo.

Fresas y fresnos marinos trópicos del deseo,
aleteo fugaz contra las olas y los vientos.
Me imagino sentado en una silla para siempre
ligando el mundo apasionado entre mis letras.

Páginas como gigantescas olas oceánicas.
Lento devenir entre las letras
como si fuera entre montañas y
valles de sol y ríos desolados
cortando las ciudades del amor.

Tejo una red de versos incalculables,
teja conmigo amablemente en el deseo
y deje que sus ojos se vuelen de sí.
Hágase universal
recorra el espacio celeste
en el poema
cielo y vértigo
para sus ojos desorbitados
y ahora puede decirle a su mujer:
Te escribo
ves
te escribo en las paredes
pongo tu nombre ciego
en las paredes.
Viajo con destreza
por tu piel
toco el Universo.

Miguel Óscar Menassa

martes, 17 de septiembre de 2019

NUESTRA LIBERTAD - Leopoldo de Luis


NUESTRA LIBERTAD

La libertad del árbol es la nuestra.
Hemos ganado el sol, la luz acude
a nuestra fronda. Pájaros habitan
en nuestros ramos y nos prestan alas.
Su hálito azul la noche nos concede.

Pero echamos raíces. No es más que eso.
Unas manos de hierro, bajo tierra,
bajo el alma, cimientos
ponen a nuestras torres
humanamente erguidas.

Intenta echar a andar. Igual que el árbol.
Una maravillosa astronomía
sobre nuestras cabezas. Pero avanza
a ver si das siquiera un solo paso.

Leopoldo de Luis

domingo, 15 de septiembre de 2019

LA VUELTA - Leopoldo de Luis


LA VUELTA


Soñar.  Acaso fue soñando,
acaso en sueños descubrí esta tierra.
Paso otra vez por estos hondos campos
a los que llego hoy por vez primera.
Aquel camino gris, aquellos altos
cerros en que la luz se abrasa. Aquella
colina en que la sombra pone el frío
de sus alas heridamente abiertas.
Sí, lo recuerdo, encuentro
todo lo mismo, como cuando era;
todo me habla al corazón; ya he visto
antes esas remotas y hoscas peñas.

Paisaje, luz, camino,
que miro traspasados de tristeza
por donde nunca vine,
que no pisé jamás, guardáis mis huellas
lejanas, pero ¿dónde
guardáis la vida en que antes os viviera?

Nuevos caminos, campos descubiertos
por los que nuestros años van avanzando. Pesan 
dentro del corazón, como remotos
panoramas a los que se regresa.

Camino, tiempo, vida.
                                    El alma tiene
siempre esta vaga sensación de vuelta.

Leopoldo de Luis

sábado, 14 de septiembre de 2019

LA TARDE - Leopoldo de Luis


LA TARDE

La tarde solitaria está en tus manos
como una flor ajada y tu no sabes
que  hacer con ella. Llegas, coges un momento
un libro; casi no lo abres.

En un papel escribes unos versos
que luego rompes. Das vuelta a la llave;
la claridad daña tus ojos, otra
vez apagas la luz. Algo en la calle

asusta: acudes al cristal, no miras
siquiera. Tornas a sentarte.
¿Es el reloj el que golpea o es
tu corazón sintiéndose distante?

La tarde solitaria es una lenta
arena que resbala. Esparce
su polvo silencioso por las cosas
tornándolas inciertas, vacilantes.

Es igual que la vida esta desierta,
esta tediosa y amarilla tarde,
lo mismo que una flor en nuestras manos
sin saber cómo ni para qué nadie.

Sólo sabemos que antes hay un río
que ciega y luego un mar de sombras se abre.
Cuanto queramos realizar habremos
de hacerlo en esta vida, en esta tare.

No hay otra tregua ni otro campo ni otra
Realidad. No pretendas más verdades.
Toma esta pobre flor ajada y dime
--estamos vivos—si no es aún fragante.

Leopoldo de Luis


jueves, 12 de septiembre de 2019

HE PASADO SIN TI - Leopoldo de Luis


HE PASADO SIN TI

He pasado sin ti, flor del alma, hijo mío,
este primer desierto de noche solitaria.
Mis ojos como manos palpaban en la sombra
de tu peso y tu aliento, amor, deshabitada.

He subido sin ti por esta cuesta oscura
bajo estelares lumbres sin ti desamparadas.
Te busqué a mi costado, donde día tras día,
tu vida como un pájaro, amor, aleteaba.

Qué arena de amargura, de soledad, de ausencia,
qué peso de vacío el corazón me lastra.
Qué desierto está el mundo. Sobre mí torpemente
como un buey de silencio la noche torva pasa.

La luz lenta y difusa. Un perro de ceniza
ladra en el horizonte a las puertas del alba.
Con este peso a hombros he entrado a un día nuevo
sin ti como a una triste ciudad deshabitada.

Leopoldo de Luis


miércoles, 11 de septiembre de 2019

EL CORAZÓN - Leopoldo de Luis


EL CORAZÓN


El corazón del hombre es como un bosque,
frondosas ramas de dolor lo pueblan,
y en sus entrañas caben tempestades,
blancas palomas y sombrías hienas,
sepultadas raíces como garras,
trozos de cielo azul que lo liberan.

Entrad en él. Como en el bosque umbrío
bajo el andar hojas y juncos suenan
y en medio del silencio de los astros,
en soledad se oye crecer la hierba.

La vida va en un río espeso, oscuro,
un rojo río hacia una mar eterna,
y en su corriente, por el hondo cauce,
los helechos, los árboles, las fieras,
el mismo cielo azul alto y hermoso,
unificadamente se reflejan.

Vamos hacia la vida. El corazón
de pájaros se alegra
como naciendo Abril cubren los árboles
las golondrinas de la primavera.

Vamos hacia el amor. Hay ruiseñores
cantando en nuestras venas,
como en las claras noches del estío
entre las silenciosas arboledas.

Y se levanta un tigre en nuestra sangre
cuando el odio nos cruza. Y nos negrean
el cielo azul los cuervos;
El mar sin nombre de la muerte espera.

El corazón del hombre es como un bosque.
Frondosas ramas de dolor lo pueblan.

Leopoldo de Luis

martes, 10 de septiembre de 2019

LA MESA DE LA ESCUELA - Leopoldo de Luis


LA MESA DE LA ESCUELA

Apoya tus dos manos en la mesa
de pino y dí si todavía
no se puebla de pájaros su rama,
si un aire azul y libre no la inclina.

No envejece ese árbol,
no muere nunca esa madera antigua
sobre la que colocas diariamente
un poquito de patria estremecida.

Por ella pasan ríos
que le dan nueva vida,
cordilleras que ponen en su fronda
invisible altas brisas,

mares que dejan conchas
y espuma por su orilla
y oscuros minerales que recorren
detrás de ella hondas galerías.

Las raíces del árbol que es tu mesa,
como las de los robles, las encinas,
los olivos, los chopos
de la tierra que miras

por la ventana de la clase, agarran
su garfio al corazón de España misma,
le dan la vuelta, muerden
en su carne amarilla,
en su carne reseca
que cruje como un pan, su carne de ceniza
que suena a antiguos muertos, en su roja
carne de fresca y pura y nueva arcilla.

Se ve desde las ramas de tu árbol
cómo la patria un dulce hombro reclina
y en sus paisajes sueña. De un mar a otro
mar cruza una gaviota y la acaricia.

Toda España se ve desde tu mesa o árbol.
Y yo he visto también a la alegría
saltar, pequeño pájaro que luego
persiguen escopetas de ignominia.

Leopoldo de Luis

martes, 3 de septiembre de 2019

IGNORANCIA - Ángela Figuera Aymerich


IGNORANCIA

Cuando caí de Ti a la dura tierra,
cuando me hallé, caliente de tus manos,
desnuda y con gemido entre los hombres,
era tu propio aliento el que llenaba
mis frágiles pulmones encerrados
hasta ese instante en soledad sin viento.
Era el reflejo de tu rostro en llamas
el que encendía mis pupilas nuevas.

Venía desde Ti, de Ti sabía
tu esencia, tu color y tu figura.

Sabía la razón de mi comienzo,
la cusa de mi carne y el designio
que hizo brotar, precisa, mi simiente
entre infinitos gérmenes frustrados.

Entonces te sabía y me sabía.
Por eso, duro, hermético, borraste
al paso de los días la memoria
de aquel primer instante y me has dejado
como un sediento río que corriera
desde una oscura fuente inasequible
hacia ignorados mares sin orilla.

Ángela Figuera Aymerich


domingo, 1 de septiembre de 2019

EL HIJO - Leopoldo de Luis


EL HIJO

Quiero aprender a ver desde tus ojos
el mundo más sencillo, claro y bueno,
y a esperar en el sol de cada día
la nueva luz que alumbrará lo bello.
Desde la pobre tierra de mi vida,
delicado arbolillo, te contemplo
y un gozo triste el corazón me anega
y a los ojos me sube desde dentro.

Mirándote quisiera derretir
este plomo sombrío de mi pecho
y cree en la vida y en las cosas
que nos dictan su claro sortilegio.

Desbaratar el odio como un humo
y apartar la amargura como un velo
y decir a los hombres que es hermoso
bajo el azul glorioso de los cielos
llevar como una rosa la alegría
y la esperanza, como un canto, al viento.

Entre mis brazos trigo de esperanza,
pan de alegría que labores sueño.
Sigue el agua sombría en las acequias
fugitivas del tiempo
y avanzamos los dos oscuramente
con la ilusión calándome los huesos.

Para comer este agrio pan de afanes
y después sonreírnos, ¡cuánto esfuerzo!

Leopoldo de Luis