miércoles, 26 de diciembre de 2012

Poema leído en el taller, domingo 16 de diciembre

EL HOGAR

No se ha puesto el sol todavía
y aún no ha empezado la feria
que han montado en la ribera.
Pensé que había perdido
todo mi tiempo y mis monedas;
pero no, hermano mío, algo me resta aún.
La suerte no me lo ha quitado todo.

He acabado mi negocio.
Están hechas las cuentas
y regreso a mi hogar.
¿Qué he de pagarte, guardián?
Tranquilízate, algo me resta aún.
La suerte no me lo ha quitado todo.

Se ha detenido el viento
y las nubes oscuras y bajas del crepúsculo
no anuncian nada bueno.
El agua espera callada el vendaval.
Voy a pasar al otro lado del río
pues tengo miedo de que caiga la noche.
¿Me pides el dinero de¡ viaje, barquero?
Sí, hermano mío, algo me resta aún.
La suerte no me lo ha quitado todo.

Un mendigo se ha sentado
a la vera del camino debajo de un árbol.
Me mira esperando con timidez.
Es muy posible que crea que llevo mucho dinero.
Sí, hermano mío, algo me resta aún.
La suerte no me lo ha quitado todo.

Ya ha caído la noche
y se ha desvanecido el camino desierto.
Brillan las luciérnagas en medio de las frondas.
¿Quién me andará siguiendo en silencio,
ocultándose si me vuelvo a mirar?
¿Quieres robarme, verdad?
Pues no te marcharás con las manos vacías,
pues algo me resta aún.
La suerte no me lo ha quitado todo.

Luego, cuando a medianoche llego a mi casa
con la bolsa sin nada,
tú me estas aguardando a la puerta,
con un mirar ansioso,
insomne y silenciosa; y te echas en mi regazo
como un tímido pájaro, llena de amor.
Sí, sí, ¡Dios mío! ¡Cuánto me resta aún!
¡La suerte no me lo ha quitado todo!


Rabindranath Tagore
Poema leído por Gloria Gómez
 


lunes, 24 de diciembre de 2012

Poema leído en el taller el 16 de diciembre


LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé.

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan  fuertes ... Yo no sé!

 

César Vallejo
Poema leído por Esther Núñez

 

 

 

 

 

 

sábado, 1 de diciembre de 2012

Poema recitado en el taller, domingo 25 de noviembre

HOY LO CONFESARÉ TODO

Nací en un barrio.
"Crecí en sus veredas
un día alcé vuelo
soñando triunfar".
Hoy no puedo volver
ni pobre ni vencido.

Tengo sobre mi escritorio
algunas fotografías
papeles y poemas
mi suerte está echada.

Jugaba a los juegos más o menos
ganaba con algunos
perdía con algunos.
No trepé nunca a un árbol
me daban vértigo la hamaca
y el tobogán.
juagaba bien al monte
y a la troya y a la rayuela
jugaba con las minas.
Ellas me tocaban siempre
y a veces yo las tocaba.

Cada vez que abría los ojos
me daba cuenta que para mí
no había porvenir.

Era demasiado delgado
miraba siempre de frente
y sonreía.

Después vino el billar.
Apoyaba mi mano en elpaño
con firmeza
como con las mujeres
sin contemplaciones.
Dejaba que el cigarrillo
me quemara la boca
me hacía el distraído
y miraba a los rivales.
Mi manera de andar era sublime
ganaba casi siempre.
Jugando al billar era irresistible.

Fumaba y soñaba
durante todo el día
con una vieja rica
quería conocer el mar
hubiera dado mi vida
por un día en el mar.

Recuerdo todo a pleno sol
el sol en las orejas
dentro de la camisa
debajo de los brazos
entre las piernas
los pies llenos de sol.

Una mujer me dijo viejito
y me limpió los mocos.

Después no me creyeron
querían ver las pruebas.

Tengo sobre mi escritorio
algunas fotografías
una máquina de escribir
la lámpara votiva
papeles y poemas
mi suerte está echada.

El tango lo bailaba más o menos
con algunas mujeres podía
con algunas mujeres no podía.
Pero tenía una mirada
una tristeza en la mirada
y escribía poemas.

Un poema de Miguel Oscar Menassa
Leído por Gloria Gómez Candanedo

miércoles, 28 de noviembre de 2012

ESCRITO EN UNA TRASTIENDA

ESCRITO EN UNA TRASTIENDA


EN TODOS los puertos del mundo
descansa la noche
sobre los navíos oscuros
y reza su rosario de lunas
el viejo lobo curtido y silencioso.

Palomas de las músicas vagabundas
picotean los fanales encendidos.
Tu recuerdo ha hecho hueco en mi mano sin luz.
Ah, llegar a tu cabellera rubia como a un puerto final.

Atracan los astros
y detrás de los grandes murallones de sombras
luces multicolores se roban las miradas
y las estrellas son afónicas
como la voz de la violinista tuberculosa
cuya tos en el bar es obligatoria.
El alcohol anda en zancos y las mujeres canallas
Pasean su olor a polvo y su cansancio.
En todos los puertos del mundo
hay alguien que está esperando.
Hasta muy cerca de los navíos
salen los patios
y entran por los oídos de los marinos.
Un sabor dulce, un amargo sabor.

En todos los puertos del mundo
hay vagabundos como yo
que asoman al asombro lejano
el corazón, como un barquito en la mano.
Hay una calle, larga borrachera,
pedazos de noche dispersada
y cuando llega el alba roja y con su clarín
revuela pájaros alucinados,
en todos los puertos del mundo
hay alguien que está esperando.

Raúl González Tuñón.

martes, 27 de noviembre de 2012

POEMA RECITADO EN EL TALLER DEL DOMINGO DÍA 18-11-2012

FOSFORESCENCIA

Una noche miré muy asustado,
señor, en el collado
del viejo cementerio, algunas luces
chispeando entre los altos mostazales,
de cuyos matorrales
salían al contorno de las cruces.

Yo a solas regresaba del molino
por el largo camino,
y la noche, señor, qué oscura estaba;
¡y más miedo me daba cuando oía
la algazara que hacía
el perro de una choza, que aullaba!

¡Qué miedo, uf! ¡Casi lloro! ¡Muchos cuentan,
señor, que se presentan
ahí en la noche y a avanzadas horas
los muertos alumbrándose con ceras!
Señor, ¿será de veras?
- Mienten, hijo. Son cosas que tú ignoras.

Esas luces que viste y te asombraron,
son gases que exhalaron
los huesos del cadáver ya podrido,
como el hedor que sale de un pantano;
y ese vapor insano
está en nuestro esqueleto contenido.

Ese gas es el fósforo, que cuando
se va el cuerpo dañando,
sale y arde en el aire más sombrío.
¿Escuchaste? Desde hoy no temas nada
cuando esa llamarada
en el panteón la veas, hijo mío.

Un poema de César Vallejo

domingo, 11 de noviembre de 2012

Poemas del recital 28 de octubre de 2012

  El momento más grave de la vida

Un hombre dijo:
—El momento más grave de mi vida estuvo en la batalla del Marne cuando fui herido en el pecho.

Otro hombre dijo:
—El momento más grave de mi vida, ocurrió en un maremoto de Yokohama, del cual salvé milagrosamente, refugiado bajo el alero de una tienda de lacas.

Y otro hombre dijo:
—El momento más grave de mi vida acontece cuando duermo de día.

Y otro dijo:
—El momento más grave de mi vida ha estado en mi mayor soledad.

Y otro dijo:
—El momento más grave de mi vida fue mi prisión en una cárcel del Perú.

Y otro dijo:
—El momento más grave de mi vida es el haber sorprendido de perfil a mi padre.

Y el último hombre dijo:
—El momento más grave de mi vida no ha llegado todavía.

CÉSAR VALLEJO
Poema leído por Esther Núñez Roma


Poemas del recital 28 de cotubre de 2012

PARABOLAS
Era un niño que soñaba
un caballo de cartón.
Abrió los ojos el niño
y el caballito no vio.
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar;
y por la crin lo cogía...
¡Ahora no te escaparás!
Apenas lo hubo cogido,
el niño se despertó.
Tenía el puño cerrado.
¡El caballito voló!
Quedose el niño muy serio
pensando que no es verdad
un caballito soñado.
Y ya no volvió a soñar.
Pero el niño se hizo mozo
y el mozo tuvo un amor,
y a su amada le decía:
¿Tú eres de verdad o no?
Cuando el mozo se hizo viejo
pensaba: Todo es soñar,
el caballito soñado
y el caballo de verdad.
Y cuando vino la muerte,
el viejo a su corazón
preguntaba: ¿Tú eres sueño?
¡Quién sabe si despertó!
ANTONIO MACHADO
Poema leído por Esther Núñez Roma



Poemas del recital 28 de octubre de 2012

UN LOCO
Es una tarde mustia y desabrida
de un otoño sin frutos, en la tierra
estéril y raída
donde la sombra de un centauro yerra.
Por un camino en la árida llanura,
entre álamos marchitos,
a solas con su sombra y su locura
va el loco, hablando a gritos.
Lejos se ven sombríos estepares,
colinas con malezas y cambrones,
y ruinas de viejos encinares,
coronando los agrios serrijones.
El loco vocifera
a solas con su sombra y su quimera.
Es horrible y grotesca su figura;
flaco, sucio, maltrecho y mal rapado,
ojos de calentura
iluminan su rostro demacrado.
Huye de la ciudad... Pobres maldades,
misérrimas virtudes y quehaceres
de chulos aburridos, y ruindades
de ociosos mercaderes.
Por los campos de Dios el loco avanza.
Tras la tierra esquelética y sequiza
?rojo de herrumbre y pardo de ceniza?
hay un sueño de lirio en lontananza.
Huye de la ciudad. ¡El tedio urbano!
?¡carne triste y espíritu villano!?.
No fue por una trágica amargura
esta alma errante desgajada y rota;
purga un pecado ajeno: la cordura,
la terrible cordura del idiota.
ANTONIO MACHADO
Poema leído por Esther Núñez Roma

Poemas delrecital 28 de octubre de 2012

El Barco
Pero si ya pagamos nuestros pasajes en este mundo
por qué, por qué no nos dejan sentarnos y comer?
Queremos mirar las nubes, queremos tomar el sol y oler la sal,
francamente no se trata de molestar a nadie,
es tan sencillo: somos pasajeros.
Todos vamos pasando y el tiempo con nosotros:
pasa el mar, se despide la rosa,
pasa la tierra por la sombra y por la luz,
y ustedes y nosotros pasamos, pasajeros.
Entonces, qué les pasa?
Por qué andan tan furiosos?
A quién andan buscando con revólver?
Nosotros no sabíamos
que todo lo tenían ocupado,
las copas, los asientos,
las camas, los espejos,
el mar, el vino, el cielo.
Ahora resulta
que no tenemos mesa.
No puede ser, pensamos.
No pueden convencernos.
Estaba oscuro cuando llegamos al barco.
Estábamos desnudos.
Todos llegábamos del mismo sitio.
Todos veníamos de mujer y de hombre.
Todos tuvimos hambre y pronto dientes.
A todos nos crecieron las manos y los ojos
para trabajar y desear lo que existe.
 Y ahora nos salen con que no podemos,
que no hay sitio en el barco,
no quieren saludarnos,
no quieren jugar con nosotros.
Por qué tantas ventajas para ustedes?
Quién les dio la cuchara cuando no habían nacido?
Aquí no están contentos,
así no andan las cosas.
No me gusta en el viaje
hallar, en los rincones, la tristeza,
los ojos sin amor o la boca con hambre.
No hay ropa para este creciente otoño
y menos, menos, menos para el próximo invierno.
Y sin zapatos cómo vamos a dar la vuelta
al mundo, a tanta piedra en los caminos?
Sin mesa dónde vamos a comer,
dónde nos sentaremos si no tenemos silla?
Si es una broma triste, decídanse, señores,
a terminarla pronto,
a hablar en serio ahora.
Después el mar es duro.
Y llueve sangre.
Pablo Neruda (1959)
Poema leído por Esther Núñez Roma

Poemas del recital 28 de octubre de 2012

EL MAR
El mar abriga pensamientos que poseen un tesoro.
 Su perfume transporta sentidos a lugares
donde nadie puede acceder con la mirada,
inventa un sonido que sume palabras
que nadie quiso descubrir,
colorea versos con pinceles de pluma que se palpan en una caricia ,
abriga esperanzas que den sentido a la vida.

El mar unido a su cielo revela su secreto
pinta de azul las estrellas que dan calor cuando sienten frío
su aliento desnudo da abrigo al cálido atardecer.

Cuando sus olas guardan silencio
desaparece el mundo y comienza la vida.
Desenmascara el rostro, peina la mirada
consigue que el hombre se desfigure ante ti.

Si el eco le nombra devolverá con su espuma
su secreto a voces
contará la leyenda
que escrita con palabras mudas
volará como hoja arrancada de su vientre.
Sus rocas reposan enfrentándose a la vida
sus rocas reposan ignorando a la muerte.
Si hablas con el te responderá
y tu ya no estarás allí.

Un poema de ESTHER NÚÑEZ

Poemas del recital 28 de octubre de 2012

HOY VINO JOSEFINA

Hoy vino Josefina
para poder decirme
que con un gorila
se quiere casar.

Un gorila tranquilo
que no le hablara
que la dejara morir
sola y abandonada.

Un día el gorila
al volver de trabajar
la vio tan pálida y quieta
que comenzó a llorar.

Mientras lloraba
gritaba en voz alta:
volvamos a la selva,
mi muy amada,
que en medio de Madrid
nadie nos ama.

Quiero beberme el río,
chocar contra las cumbres,
después desfallecer,
caer y al mismo tiempo
levantarme y volar.

El gorila tenía razón
pero Josefina se sentía
muy contra decida.
Entonces se quedaron
viviendo en Madrid.

Ella al poco tiempo
murió de tristeza
y el pobre gorila
algo desorientado
sin saber qué decir
volvió a la selva.

Al entrar en la selva
sintió un escalofrío,
un cazador furtivo
le había pegado un tiro.

Pero en lugar de morir
el pobre gorila se puso a cantar:
Me han torturado
y estoy cantando no caben dudas: un hombre soy
Miguel Oscar Menassa
Poema recitado por Esther Núñez Roma

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Poemas del recital 28 de octubre de 2012

TE ESPERO

Te espero de nuevo
Entre caricias que deshielan profundas fosas
Invitándote a bailar entre mis piernas
Con la nuca desnuda
Con labios de fiebre roja.

Lamí tu extraño acento
Tus sílabas abrieron mi carne
Llenándome de cálidas mareas.

Nuestras manos moldearon el deseo
alimentando estos senos hambrientos
La sed punzante apartó el cortinaje
Atravesándolo,
Entre férreos muslos cabalgamos
Sobre olas furiosas
Nublamos viejos espejos con sollozos y besos
Hicimos una muesca en el calendario
Dejando  un reguero de placer sobre la madrugada
Sin más corazón que el cabe en una noche
Sin más promesa que el sabor de tus labios
Que me gritan a cada momento.


 Un poema de:
Maribel Domínguez Duarte.

Poemas del recital 28 de octubre de 2012


ÍTACA.


Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.

Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.

Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.

Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.

Konstantínos Kaváfis.
Poema leído por Maribel Domínguez Duarte.


Poemas del recital 28 de octubre de 2012

 TUS MANOS Y LA MENTIRA - Nâzim Hikmet

 Graves como las piedras,
Tristes como canciones de presidio,
Pesadas y macizas como bestias de carga,
Tus manos se parecen
           al rostro endurecido
               de los niños hambrientos.
Ágiles, laboriosas como abejas,
Pródigas como ubres desbordantes de leche,
Intrépidas lo mismo que la naturaleza,
Bajo su dura piel, tus manos guardan
           la amistad y el afecto.
No está nuestro planeta sostenido
por los cuernos de un buey:
 Tus manos lo sostienen...

    ¡Qué hombres, nuestros hombres!
 Los mantienen a fuerza de mentiras,
 Siendo que andan hambrientos,
 Faltos de carne y pan,
 y dejan este mundo, al que cargan de frutos,
 Sin poder verlos en la mesa propia
          ni siquiera una vez.
iQué hombres, nuestros hombres !
Sobre todo los de Asia, los de África,
          del Medio Oriente, del Cercano Oriente,
          Los de las tantas islas del Pacífico
          y los de mi país,
Es decir, mucho más del setenta por ciento
          de los hombres del mundo:
Están adormecidos, están viejos,
Siendo listos y jóvenes como lo son sus manos...
   ¡Qué hombres, nuestros hombres!
Ustedes, mis hermanos de América o Europa,
Tan alertas y audaces,
A quienes, sin embargo, los aturden
          lo mismo que a sus manos
Y les mienten,
          y los hacen marchar...
   ¡Qué hombres, nuestros hombres!
Si mienten las antenas de las radios,
Si mienten las enormes rotativas,
Si miente el libro y mienten los afiches,
Si mienten los anuncios de los diarios,
Si mienten las desnudas piernas de las muchachas
          en el teatro y en el cine,
Si hasta mienten las canciones de cuna,
Si miente el sueño, si el pecado miente,
Si miente el violinista de la boite,
Si miente el plenilunio
         en las noches sin ninguna esperanza,
Si mienten la palabra,
         el color y la voz,
Si miente el que te explota,
         El que explota tus manos,
Si todo el mundo y todas, todas las cosas mienten,
         a excepción de tus manos,
Es para que tus manos siempre sean
         dóciles como arcilla,
         ciegas como la noche,
         idiotas como el perro del pastor,
Y para que jamás se subleven tus manos
Y para que no acabe jamás tanta injusticia
           -Ideal del traficante-
Sobre este mundo nuestro,
           este mundo mortal
Donde poder vivir
           sería lo mejor.

Názim Hikmet
Poema leído por Maribel Domínguez Duarte.

Poema del recital 28 de octubre de 2012

CON DESDÉN Y ORO
Voy a verle
en cualquier sitio,
él pedirá un ron para mezclarlo con mis pupilas;
yo, el crepúsculo.
y me traerán una lágrima.

Voy a verle:
a las seis de la tarde,
cuando los combatientes repasan sus fusiles
y los adúlteros se acuestan con mariposas;
a las seis de la tarde,
sin luna,
cuando por los cines naufragan las divorciadas
y los obreros comienzan a bañarse.
A las seis,
con temblor y relente,
con bochorno,
ciega como leche y sed,
voy a verle.
Azogue en su mano,
una extraña,
qué poco de suerte,
subterráneo para reírme a carcajadas.
Con un traje amarillo como si renunciara a la tristeza
voy a verle.

Tendré cuidado
no sea, que, al abrirme, estalle el sollozo
Y comprenda que delinco.

Seré cauta,
debo mentir: «adiós, alguien espera».
y al levantarme con desdén y oro
crecerán los pulmones donde le respiro
y para que no muera del todo
lo atraparé en mi verso.

Voy a verle
-he dicho en la hermosura-
mientras recupero el ala que no sirve
y llueven los nísperos,
divagan las márgenes rumorosas:
voy a verle
y nos desbaratábamos a besos
y el libro se quedaba a medias
y luego quién creía en los relojes
si aquí se olvidó su boca del binomio de Newton.

Carilda Oliver Labra.
Poema leído por Maribel Domínguez Duarte.


Poemas del recital 28 de octubre de 2012

DISCURSO DE EVA
Hoy te saludo brutalmente:
con un golpe de tos
o una patada.
¿Dónde te metes,
a dónde huyes con tu caja loca
de corazones,
con el reguero de pólvora que tienes?
¿Dónde vives:
en la fosa en que caen todos los sueños
o en esa telaraña donde cuelgan
los huérfanos de padre?

Te extraño,
¿sabes?
como a mí misma
o a los milagros que no pasan.
Te extraño,
¿sabes?
Quisiera persuadirte no sé de qué alegría,
de qué cosa imprudente.

¿Cuándo vas a venir?
Tengo una prisa por jugar a nada,
por decirte: «mi vida»
y que los truenos nos humillen
y las naranjas palidezcan en tu mano.
Tengo unas ganas locas de mirarte al fondo
y hallar velos
y humo,
que, al fin, parece en llama.

De verdad que te quiero,
pero inocentemente,
como la bruja clara donde pienso.
De verdad que no te quiero,
pero inocentemente,
como el ángel embaucado que soy.
Te quiero,
no te quiero.
Sortearemos estas palabras
y una que triunfe será la mentirosa.
Amor...
( ¿Qué digo? estoy equivocada,
aquí quise decir que ya te odio. )
¿Por qué no vienes?
¿Cómo es posible
que me dejes pasar sin compromiso con el fuego?
¿Cómo es posible que seas austral
y paranoico
y renuncies a mí?

Estarás leyendo los periódicos
o cruzando
por la muerte
y la vida.
Estarás con tus problemas de acústica y de ingle,
inerte,
desgraciado,
entreteniéndote en una aspiración del luto.
Y yo que te deshielo,
que te insulto,
que te traigo un jacinto desplomado;
yo que te apruebo la melancolía;
yo que te convoco
a las sales del cielo,
yo que te zurzo:
¿qué?
¿Cuándo vas a matarme a salivazos,
héroe?
¿Cuándo vas a molerme otra vez bajo la lluvia?
¿Cuándo?
¿Cuándo vas a llamarme pajarito
y puta?
¿Cuándo vas a maldecirme?
¿Cuándo?
Mira que pasa el tiempo,
el tiempo,
el tiempo,
y ya no se me aparecen ni los duendes,
y ya no entiendo los paraguas,
y cada vez soy más sincera,
augusta...

Si te demoras,
si se te hace un nudo y no me encuentras,
vas a quedarte ciego;
si no vuelves ahora: infame, imbécil, torpe, idiota,
voy a llamarme nunca.

Ayer soñé que mientras nos besábamos
había sonado un tiro
y que ninguno de los dos soltamos la esperanza.
Este es un amor
de nadie;
lo encontramos perdido,
náufrago,
en la calle.
Entre tú y yo lo recogimos para ampararlo.
Por eso, cuando nos mordemos,
de noche,
tengo como un miedo de madre a quien dejaste sola.
Pero no importa,
bésame,
otra vez y otra vez
para encontrarme.
Ajústate a mi cintura,
vuelve;
sé mi animal,
muéveme.
Destilaré la vida que me sobra,
los niños condenados.
Dormiremos como homicidas que se salvan
atados por una flor incomparable.
Ya la mañana siguiente cuando cante el gallo
seremos la naturaleza
y me pareceré a tus hijos en la cama.

Vuelve, vuelve.
Atraviésame a rayos.
Hazme otra vez una llave turca.
Pondremos el tocadiscos para sIempre.
Ven con tu nuca de infiel,
con tu pedrada.
Júrame que no estoy muerta.
Te prometo, amor mío, la manzana.

Carilda Oliver Labra – Cuba
Poema leído por Maribel Domínguez Duarte.