martes, 25 de noviembre de 2014

Un poema de Carlos Fernández

MÁS ALLÁ DEL CUERPO

Cuando la mano te acaricia,
un millón de frases sujetan el temblor
y el mar se acuna en la piel sosteniendo los tendones
como velas encendiendo el color de la calma.

Cuando una mano te acaricia,
todas las plumas, todas,
todos los besos, todos,
son recuerdos de un presente en abanico
y melodía de piano en la desnudez de las caracolas.

Cuando esa mano te acaricia,
todas las sienes, menos una,
viven de fuego la historia
y las mujeres se alzan como banderas
y los tambores llaman a fiesta
y el humo nunca es de guerra.

Mano o dictamen extendido,
toda ella en padre o tiempo del verbo.


Carlos Fernández
Del libro "No recuerdo el futuro"

Coordinador del Taller de Poesía Grupo Cero de Alcalá de Henares
Integrante de la Escuela de Poesía Grupo Cero de Madrid, dirigida por el poeta Miguel Oscar Menassa

domingo, 23 de noviembre de 2014

Poema de Cruz González


VUELTA A CASA

Miré el horizonte y no te vi.
Esperaba que fueras una esfera
apreciable y visible;
apenas fuiste brisa,
partículas al infinito
tocando nada.

Al volver a casa traía el corazón
al borde de un silencio profundo.

Las puertas entreabiertas se cerraban,
el aire se hacía irrespirable
hasta que escuché tu voz.

No era un sonido abierto y misterioso.
Más bien, notas sin ritmo,
aleatorias notas irreconocibles,
una muerte cercana
llenaba el horizonte.

Estaba cayendo,
estaba en ese punto
de una decisión importante
y pudo más la letra.

El calor del hogar,
aunque frío y roto,
era humano.

Rostros que miran
y algunas palabras.


Cruz González Cardeñosa
Integrante del taller de poesía Grupo Cero de Madrid, dirigido por el poeta Miguel Oscar Menassa

jueves, 20 de noviembre de 2014

Un poema de Alejandra Menassa de Lucía


HOY LO AMARÉ LOCAMENTE

Me llaman loca porque me hice mujer 
de tanto ir a beber lo femenino en los versos del poeta,
me llaman loca porque aprendí a gozar sin importarme nada,
ni la feroz dentellada de la culpa, ni la estulticia del remordimiento,
ni las trampas eternas del dolor.
Me llaman loca porque tengo en el pecho una paloma
que no quiere morir en nombre de la paz.
Hasta él, mi amante, el refugio del hombre ventiúnico,
me llama loca cuando el amor nos llama, cuando el deseo 
nos convoca en este cuadrilátero de luz, 
esta página en blanco en que desboco los caballos del poema.
Porque ensordezco a Dios con mis gemidos de poeta enamorada,
y mato cada vez a la virgen que me habita,
yo no le digo nada, lo miro con entretenida lascivia, 
yo, empecinada, terca, lujuriosa, hoy lo haré callar,
lo amaré locamente, como es costumbre en mi reino de calandrias.

Alejandra Menassa de Lucía
Coordinadora de Taller de Poesía Grupo Cero de Madrid
Integrante del Taller de Poesía Grupo Cero de Madrid dirigido por el poeta Miguel Oscar Menassa


miércoles, 19 de noviembre de 2014

Un poema de Gloria Gómez


DIME MAR, DE DÓNDE VIENES?


Como una fuerza desconocida
emergiendo del negro océano,
florece entre algas marinas
este ímpetu por despedazar diques
forjados de arcaica compostura.

Como una furia contra duendes imperceptibles,
sube hasta las entrañas una bucólica fogosidad
por romper, por abrir paso entre mares,
para que pueda pasar la luz de una estrella,
perdida  entre malezas de hedionda oscuridad.

Este mar que llega a mis costas,
trayendo arrebatos contra mesuras abolidas,
incitando a remar y remar sobre una balsa
porteando versos a los mendigos,
articulando alas a los cautivos.

Este estruendo apoquinado en el silencio
removiendo vísceras infernales,
fluye a la superficie aleteando ramales
entre correligionarios.

Y como una viveza envuelta en sedas
de unas manos incipientes a la pasión,
mi talle cimbrea a pasos acompasados
entre afluentes destinadas a tu mar sereno.

Oh! mar, de dónde naces?
Quién te ha dado licencia
para alentar entre tus olas mi querencia?


Gloria Gómez Candanedo
Integrante del taller de poesía Grupo Cero de Alcalá de Henares

lunes, 17 de noviembre de 2014

Un poema de Maribel Domínguez Duarte

TE BUSCO

En la insomne noche retorcida
y en la fría oquedad de días anclados
por el eco de una melodía absurda y lastimero,
en esas densas sombras, te busco.
¡Llama incandescente!
¡Inextinguible fulgor!
Te busco como náufrago moribundo
como surco de tierra, sediento;
siento la tempestad entre tus brazos,
el suave oleaje de tu pecho,
la cálida voz que aturde mis temores
mientras aquellas manos tallaron mi cuerpo…
anhelo infinito.
Alas abiertas que desembocan en nuevas mañanas
de brisas encendidas y grandes puertas de íntima libertad.

Maribel Domínguez Duarte
Integrante del taller de poesía Grupo Cero de Alcalá de Henares




sábado, 15 de noviembre de 2014

Un poema de Esther Núñez


LA EDAD DE LA MUJER

La rosa se abrió partiendo su cuerpo en dos.
La paloma envió mensajes de amor para el recuerdo.
El mar arropó su cuerpo con volátiles sueños.
La lluvia llenó de orgullo su afán de existir.
La luna alumbró un día su rostro infantil.

Su edad de mujer adornó los campos que contaron los años
que en ella puso dios,
la llave que abrió su corazón,
desprendió un aroma que cautivó al amor.

Su sonrisa escribió un poema que desveló su secreto.
Sus manos dibujaron el camino que accedió a su hogar y
sus ojos contaron al mundo que un día pudieron dar calor.

Esther Núñez
Integrante el taller de poesía Grupo Cero de Alcalá de Henares



martes, 11 de noviembre de 2014

Poema leído en el taller


PREGUNTAS DE UN OBRERO ANTE UN LIBRO

Tebas, la de las Siete Puertas, ¿quién la construyó?
En los libros figuran los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra?
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió a construir otras tantas? ¿En qué casas
de la dorada Lima vivían los obreros que la construyeron?
La noche en que fue terminada la Muralla china,
¿adónde fueron los albañiles? Roma la Grande
está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?
¿Sobre quiénes triunfaron los Césares? Bizancio, tan
            cantada,
¿tenía sólo palacios para sus habitantes? Hasta en la fabulosa
            Atlántida,
La noche en que el mar se la tragaba, los habitantes clamaban
pidiendo ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India
¿Él sólo?
César venció a los galos.
¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero?
Felipe II lloró al hundirse
su flota. ¿No lloró nadie más?
Federico II venció la Guerra de los Siete Años.
¿Quién la venció, además?
Una victoria en cada página.
¿Quién cocinaba los banquetes de la victoria?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién pagaba sus gastos?

Una pregunta para cada historia.


Bertolt Brecht

Del libro “Historias de almanaque”, 1939

lunes, 10 de noviembre de 2014

Poema leído en el taller


BALADA DEL NO Y DEL SÍ


Pensaba, una vez, cuando era inocente
--y lo he sido lo mismo que tú--:
“Acaso un hombre me venga a buscar.”
¡Cuidado con perder el juicio entonces!
Y si tiene dinero,
y es bien educado,
y a diario lleva camisa limpia,
si sabe a una señora tratar,
le diré entonces: “No.”
Con la cabeza alta
y sentido común.
Brillará la luna en la noche.
Zarpará la barca de la orilla, sí,
pero no hay que dejarle pasar de la raya.
Una no puede dejarse llevar,
hay que ser frías, hay que ser duras de corazón.
¡Cuántas cosas podrían pasar!
Pero solo se puede decir “no”.

El primero que vino fue un hombre de Kemt
y era como un hombre debe ser.
El segundo tenía en el puesto tres barcos,
y estaba el tercero loco por mí.
Y como tenían dinero
y eran bien educados,
como llevaban a diario camisa limpia,
les dije a los tres “no”.
Con la cabeza alta
y sentido común.
Y la luna en la noche brilló,
se alejó la barca de la orilla, sí,
pero no les dejé pasar de la raya.
Una no puede dejarse llevar,
hay que ser frías, hay que ser duras de corazón.
¡Cuántas cosas podrían pasar!
Pero sólo se puede decir “n0”.

Mas un día, un hermoso día azul,
vino uno que no me rogó.
Colgó su sombrero en el clavo de mi habitación
y ya no supe lo que hacía.
Y como no tenía dinero,
ni era bien educado,
y no levaba camisa limpia ni el domingo,
ni sabía a una señora tratar,
a él no le dije “no”.
No tuve la cabeza alta,
ni sentido común.
Ah, brilló la luna en la noche,
y la barca atada a la orilla quedó,
pero fue inevitable pasar de la raya.
Sí, hay que dejarse llevar simplemente.
¡Tantas cosas tenían que pasar!
No se podía ya decir “no”.


Bertolt Brecht

jueves, 6 de noviembre de 2014

Poema leído en el taller


HAY DÍAS COMO HOY


Hay días como hoy que no pasan nunca.
Son días como una espesa niebla
en la garganta, al borde del abismo.
Esos días de Freud frente a la angustia
de no poder saber, exactamente
hasta más adelante.
Esos días inolvidables de César Vallejo
enfrentando a la muerte con el crujir del pan.
Esos días de la triste cerveza
donde algún poeta pobre, mediocre o muy sentimental,
se dio cuenta que en el siglo que viene
nadie lo leería.
Esos días donde se rompe el alma
para que las palabras alcancen el poema y, también,
esos días donde el poema nos abandona,
definitivamente,
para inventar el alma.
Hay días como hoy que no pasan nunca.
Son días como en la guerra
cuando la mujer del enemigo me enamora.

Miguel Oscar Menassa
De “Al sur de Europa”

martes, 4 de noviembre de 2014

Poema leído en el taller


PARA QUE YO ME LLAME ÁNGEL GONZÁLEZ

Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso,
de su huída hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio, el éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento…

Ángel González

De “Áspero mundo”