sábado, 30 de mayo de 2020

¿NO CESARÁ ESTE RAYO?




¿NO CESARÁ ESTE RAYO?


¿No cesará este rayo que me habita
el corazón de exasperadas fieras
y de fraguas coléricas y herreras
donde el metal más fresco se marchita?

¿No cesará esta terca estalactita
de cultivar sus duras cabelleras
como espadas y rígidas hogueras
hacia mi corazón que muge y grita?

Este rayo ni cesa ni se agota:
de mí mismo tomó su procedencia
y ejercita en mí mismo sus furores.

Esta obstinada piedra de mí brota
y sobre mí dirige la insistencia
de sus lluviosos rayos destructores.

Miguel Hernández

jueves, 28 de mayo de 2020

NO USARÉ TU NOMBRE EN VANO




NO USARÉ TU NOMBRE EN VANO


Cae una lluvia ácida perjudicial y sucia.
Con las páginas de un libro
intentaré no mojarme.
Me cobijo en los versos labrados por el pueblo
grabados por el transcurrir del tiempo en oro y grana,
en el regazo de la historia pasada,
me mecen tanto las grandes gestas
como las batallas perdidas y acompaño a las almas desoladas
que te siguieron amando en la distancia y
también la de tantas y tantas olvidadas.
Tus páginas fueron escritas en los surcos polvorientos
con sudores y con lágrimas,
por gente anónima, personas llanas.
Alabo el labriego que trabaja de sol a sol
al pescador que faena en tus aguas.
A los jóvenes con contrato precario,
a los que se marcharon lejos buscando un mañana
al obrero explotado
al parado obligado, trabajador que permanece en casa.
Hijos de vencedores y de vencidos que desean pasar página
y les duele la sangre derramada.
Me asusta la palabra en boca de aquel que emponzoña la realidad
para hacerse un traje a medida del poder,
el exceso de información
las imágenes manipuladas
los sondeos inventados
la estadística variable
las mentes sin ventanas
la gesta heroica del que no ofrece nada
y usa al muerto para alzar su espada
la pérdida del ideal y mas aún la pérdida de humanidad.
El oportunismo del que sube al carro del árbol caído
haciendo la leña para sí mismo
como carroñero atacando a las entrañas.
Y echo en falta la oratoria clásica
Anhelo un discurso político convincente
que no parezca estar dirigido a lerdos
aunque no lo comparta
aunque no esté de acuerdo.
Guárdate patria de lo que viene
Y del aquel que te utiliza como estandarte
para su particular batalla.

Maribel Domínguez Duarte

miércoles, 27 de mayo de 2020

A SOLAS CON LA TIERRA




A SOLAS CON LA TIERRA


Para desvanecer este pesado sitio
donde mi sangre encuentra a cada hora una misma extensión,
un idéntico tiempo ensombrecido por lágrimas y duelos,
me basta sólo un paso en esa gran distancia que separa la sombra de los cuerpos,
las cosas de una imagen en la que sólo habita el pensamiento.

Oh, duro es traspasar esos dominios de fatigosos hiedras
que se han ido enlazando a la profunda ramazón de los huesos,
resucitar del polvo el resplandor primero
de todo cuanto fueran recubriendo las distancias mortales,
y encontrarse, de pronto,
en medio de una antigua soledad que prolonga un desvelado mundo en los sentidos.

Como tierra abismada bajo la pesadumbre de indolentes mareas,
así me voy sumiendo, corazón hacia adentro,
en lentas invasiones de colores que ondean como telas flotantes entre los grandes vientos,
de voces, ¡tantas voces!, descubriendo, con sus largos oleajes,
países sepultados en el sopor más hondo del olvido,
de perfumes que tienden un halo transparente
alrededor del pálido y secreto respirar de los días,
de estaciones que pasan por mi  piel lo mismo que a través de tenues ventanales donde vagas visiones se inclinan en la brisa como en una dichosa melodía.

Mi tiempo no es ahora un recuerdo de gestos marchitos, desasidos,
ni un árido llamado que asciende ásperamente las raídas cortezas
sin encontrar más sitio que su propio destierro entre los ecos,
ni un sueño detenido por pesados sudarios a la orilla de un pecho irrevocable;
es clamor perdido debajo del quejoso brotar de las raíces,
una edad que podría reconquistar paciente sus edades
por las nudosas vetas que crecen en los árboles remotos,
al correr de los años.

Ya nada me rodea.
No. Que nadie se acerque.
Ya nadie me recobra con un nombre que tuve
-una extraña palabra tan invariable y vana-
ahora, cuando a solas con la tierra, en idéntico anhelo,
la luz nos va envolviendo como a yertos amantes cuyos labios
no consigue borrar ni la insaciable tiniebla de la muerte.

Olga Orozco
Autor del cuadro: Edvard Munch

martes, 26 de mayo de 2020

CANCIÓN DE INFANCIA



CANCIÓN DE INFANCIA

Para que sepas lo que fui de niño
voy a decirte toda la verdad.
Para que sepas cómo fui, aún guardo
mi retrato de entonces junto al mar.

Playa de arena, corazón de arena,
hubiera yo querido en tu ciudad.
Que te faltase como me faltaba
.le llamaron post-guerra al hambre- el pan.

Tú con tu casa de muñecas vivas
llenando los rincones de piedad.
Yo, capitán con mi espada de palo,
matando de mentira a los demás.

Si hubieras sido niña rodeada
por todas partes, ay, de soledad,
yo te habría buscado hasta encontrarnos,
hasta ponernos los dos a llorar.

Juntos los dos. Que tu  madre nos diga
aquel cuento que no tiene final.
Despertar de la infancia no quisimos
y no sé quién nos hizo despertar.

Pero hoy, que hemos crecido tanto, vamos,
dame la mano y todo volverá.
Somos dos niños que a la vida echaron.
Muchacha –niña-, empieza a caminar.

 Carlos Sahagún
Autor del cuadro: Joaquín Sorolla

domingo, 24 de mayo de 2020

¿FLORES A MÍ?




¿FLORES A MI?


I
Ayer me diste una flor,
una flor a mí, señora,
que no consagré una hora
ni al más poderoso amor.
¿Flores a mí? ¡si es mejor!,
en un páramo arrojarlas,
o tú no sabes amarlas,
o al sentir mi pecho yerto
sobre la tumba de un muerto,
has querido abandonarlas.

II
¿Flores a mí? ¿tú no sabes
de esos parajes que aterran,
donde las flores se cierran
dónde no cantan las aves?
Las más orgullosas naves
temen del mar los furores,
los tigres devoradores
huyen del simún airado
¡y tú en mi pecho has dejado
tan sin recelo tus flores!

III
¡Flores a mí! puede ser
que desalmada y celosa,
buscaras la más hermosa
con tu instinto de mujer;
Y haciéndole comprender
yo no sé qué gentileza,
con refinada fiereza,
con el más profundo encono,
la bajaste de su trono
por castigar su belleza.

IV
No lo sé, linda mujer,
ni quiero saberlo todo;
me contento con mi modo
de saber y no saber.
Pero si quieres tener
la realidad en tu mano,
te diré, sin ser un vano,
que si te movió el amor
¡la flor ha sido una flor
que fue destronada en vano!

Almafuerte
 Autor del cuadro: Claude Monet

sábado, 23 de mayo de 2020

AMANECIDA




AMANECIDA
Soy una amanecida del amor…


Raro que no me sigan centenares de pájaros
picoteando canciones sobre mi sombrilla blanca.
(Será que van cercando, en vigilia de nubes,
la claridad inmensa donde avanza mi alma).

Raro que no me carguen pálidas margaritas
por la ruta amorosa que han tomado mis alas.
(Será que están llorando a su hermana más triste,
que en silencio se ha ido a la hora del alba).

Raro que no me vista de novia la más leve
de aquellas brisas suaves que durmieron mi infancia.
(Será que entre los árboles va enseñando a mi amado
los surcos inocentes por donde anduve, casta…)

Raro que no me tire su emoción el rocío,
en gotas donde asome risueña la mañana.
(Será que por el surco de angustia del pasado,
con agua generosa mis decepciones baña).

Soy una amanecida del amor…

En mí cuelgan canciones y racimos de pétalos,
y muchos sueños blancos, y  emociones aladas.

Raro que no me entienda el hombre, conturbado
por la mano sencilla que recogió mi alma.
(Será que en él la noche se deshoja más lenta,
o tal ve no comprenda la emoción depurada…).

Julia de Burgos
Autor del cuadro: Claude Monet

martes, 19 de mayo de 2020

TODO




TODO


Los muertos no necesitan aspirina
ni pena.
Supongo.

Pero tal vez necesiten lluvia.
No zapatos,
pero un lugar donde caminar.

No cigarros,
nos dicen,
pero un lugar para arder.

O nos han dicho:
espacio y un lugar donde volar
podrán ser lo mismo.

Los muertos no me necesitan.
Ni tampoco los vivos.

Pero tal vez los muertos se necesitan
a sí mismos.

De hecho, los muertos tal vez
necesiten todo
lo que nosotros necesitamos.

Y nosotros necesitamos tanto.
Si tan sólo supiéramos qué.

Tal vez sea  todo.

Y probablemente moriremos
tratando de obtenerlo.

O moriremos
porque no lo obtenemos.

Espero que entiendas,
cuando yo esté muerto

Que obtuve lo más que pude.

Charles Bukowski
Autor del cuadro: Quentin Massys

domingo, 17 de mayo de 2020

¡OH MAR, NO ESPERES MÁS!



¡OH MAR, NO ESPERES MÁS!


Tengo caído el sueño,
y la voz suspendida de mariposas muertas,
El corazón me sube amontonado y solo
a derrotar auroras en mis párpados.
Perdida va mi risa
por la ciudad del viento más triste y devastada.
Mi sed camina en ríos agotados y turbios,
rota y despedazándose.
Amapolas de luz, mis manos fueron fértiles
tentaciones de incendio.
Hoy, cenizas me tumban para el nido distante.
¡Oh mar, no esperes más!
Casi voy por la vida como gruta de escombros.
Ya ni el mismo silencio se detiene en mi nombre.
Inútilmente estiro mi camino sin luces.
Como muertos sin sitio se sublevan mis voces.
¡Oh mar, no esperes más!
Déjame amar tus brazos con la misma agonía
con que un día nací. Dame tu pecho azul,
y seremos por siempre el corazón del llanto…

Julia de Burgos

sábado, 16 de mayo de 2020

VIENTO NEGRO, LUNA BLANCA



VIENTO NEGRO, LUNA BLANCA


Viento negro, luna blanca…
Noche de Todos los Santos.
Frío. Las campanas todas
de la tierra están doblando.

El cielo, duro. Y su fondo
da un azul iluminado
de abajo, al romanticismo
de los secos campanarios.

Faroles, faroles, coronas
-¡campanas que están doblando!-
…Viento largo, luna grande,
noche de Todos los Santos.

…Yo voy muerto, por la luz
agria de las calles; llamo
con todo el cuerpo a la vida;
quiero que me quieran; hablo
a todos los que me han hecho
mudo, y hablo sollozando,
roja de amor esta sangre
desdeñosa de mis labios.

¡Y quiero ser otro, y quiero
tener corazón, y brazos
infinitos, y sonrisas
inmensas, para los llantos
aquellos que dieron lágrimas
por mi culpa!

                        ...Pero ¿acaso
puede hablar de sus rosales
un corazón sepulcrazo?
-¡Corazón, estás bien muerto!
¡Mañana es tu aniversario!-.

Sentimentalismo, frío.
La ciudad está doblando.
Luna blanca, viento negro.
Noche de Todos los Santos.

Juan Ramón Jiménez
Autor del cuadro: Caspar David Friedrich

viernes, 15 de mayo de 2020

DE DOS PENAS QUE HA QUERIDO


DE DOS PENAS QUE HA QUERIDO


De dos penas que ha querido
dar amor a un desdichado,
mayor que ser olvidado
es el ser aborrecido:
que el que olvida, aquel olvido
en amor puede volver,
mas quien llega a aborrecer,
cuando se venga a acordar
será para maltratar,
que no para bien querer.

El olvido es privación
de la memoria importuna;
consiste en mala fortuna,
pero no es mala intención;
mas quien ciego de pasión
contra la ley natural
aborrece en caso igual,
más que olvido es el desdén,
pues sobre no querer bien
esta deseando mal.

Y si, en fin, aborrecer
es agraviar, bien se infiere
que el que ingrato aborreciere
está cerca de ofender;
y si hay quien quiera querer
ser antes aborrecido,
tome por suyo el partido,
que si me han de maltratar
por no  verme despreciar,
quiero anegarme en olvido.

María de Zayas
Autor del cuadro: Pierre Renoir

miércoles, 13 de mayo de 2020

CUANDO ERA PRIMAVERA EN ESPAÑA


CUANDO ERA PRIMAVERA EN ESPAÑA


Cuando era primavera en España:
frente al mar los espejos
rompían sus barandillas
y el jazmín agrandaba
su diminuta estrella
hasta cumplir el límite
de su aroma en la noche…
¡Cuando era primavera!

Cuando era primavera en España:
junto  a la orilla de los ríos,
las grandes mariposas de la luna
fecundaban los cuerpos desnudos
de las muchachas,
y  los nardos crecían silenciosos
dentro del corazón
hasta taparnos la garganta…
¡Cuando era primavera!

Cuando era primavera en España:
todas las playas convergían en un anillo
y el mar soñaba entonces,
como el ojo de un pez sobre la arena,
frente a un cielo más limpio
que la paz de una nave, sin viento, en su pupila.
¡Cuando era primavera!

Cuando era primavera en España:
los olivos temblaban
adormecidos bajo la sangre azul del día,
mientras que el sol rodaba
desde la piel tan limpia de los toros
al terrón en barbecho
recién movido por la lengua caliente de la azada…
¡Cuando era primavera!

Cuando era primavera en España:
los cerezos en flor
se clavaban de un golpe contra el sueño
y los labios crecían,
como la espuma en celo de una aurora,
hasta dejarnos nuestro cuerpo a su espalda,
igual que al agua humilde
de un arroyo que empieza…
¡Cuando era primavera!

Cuando era primavera en España:
todos los hombres desnudaban su muerte
y se tendían juntos sobre la tierra,
hasta olvidarse el tiempo
y el corazón tan débil por el que ardían…
¡Cuando era primavera!

Cuando era primavera en España:
yo buscaba el cielo,
yo buscaba
las huellas tan antiguas
de mis primeas lágrimas,
y todas las estrellas levantaban mi cuerpo
siempre tendido en una misma arena,
al igual que el perfume tan lento,
nocturno, de las magnolias…
¡Cuando era primavera!

Pero, ¡ay!, tan solo
¡cuando era primavera en España…
Solamente en España
antes, cuando era primavera!

Emilio Prados
Autor del cuadro: Edouard Manet


martes, 12 de mayo de 2020

SOLO ANTE EL HOMBRE


SOLO ANTE EL HOMBRE


Sí, yo me inclinaría
ante el definitivo contorno de los lirios.

Sí, yo me extasiaría
con el trino del pájaro.

Sí, yo dilataría
mis ojos ante el mar y la montaña.

Sí, yo me inclinaría
ante la faz de Dios, tocando el polvo,
si con su mano convocara el trueno.

Pero sólo ante el hombre, hijo del hombre,
reo de origen, ciego, maniatado,
los pies clavados y la espalda herida,
sucio de llanto y de sudor, impuro,
comiéndose, gastándose, pecando
setenta veces siete cada día,
sólo ante el hombre me comprendo y mido
mi altura por su altura y reconozco
su sangre por mis venas y le entrego
mi vaso de esperanza, y le bendigo,
y junto a él me pongo y le acompaño.

Ángela Figuera Aymerich
Autor del cuadro: Salvador Dalí


domingo, 10 de mayo de 2020

LAS TARDES DE ENERO


LAS TARDES DE ENERO


Va cayendo la noche: La bruma
ha bajado a los montes el cielo:
Una lluvia menuda y monótona
humedece los árboles secos.
El rumor de sus gotas penetra
hasta el fondo sagrado del pecho,
donde el alma, dulcísima, esconde,
su perfume de amor y  recuerdos.
¡Cómo cae la bruma en el alma!
¡Qué tristeza de vagos misterios
en sus nieblas heladas esconden
esas tarde sin sol ni luceros!
En las tardes de rosas y brisas
los dolores se olvidan, riendo,
y las penas glaciales se ocultan
tras los ojos radiantes de fuego.
Cuando el frío desciende a la tierra,
inundando las frentes de invierno,
se reflejan las almas marchitas
a través de los pálidos cuerpos.
Y hay un algo de pena insondable
en los ojos sin lumbre del cielo,
y las largas miradas se pierden
en la nada sin fe de los sueños.
La nostalgia, tristísimo, arroja
en las almas su amargo silencio.
Y los niños se duermen soñando
con ladrones y lobos hambrientos.
Los jardines se mueren de frío;
en sus largos caminos desiertos
no hay rosales cubiertos de rosas,
no hay sonrisas, suspiros ni besos.
¡Como cae la bruma en el alma
perfumada de amor y recuerdos!
¡Cuantas almas se van de la vida
estas tardes sin sol ni luceros!

Juan Ramón Jiménez
Autor del cuadro: Leonid Afrémov

sábado, 9 de mayo de 2020

DICEN QUE NO HABLAN LAS PLANTAS, NI LAS FUENTES, NI LOS PÁJAROS...




DICEN QUE NO HABLAN LAS PLANTAS, NI LAS FUENTES, NI LOS PÁJAROS…


Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso
de mí murmuran y exclaman:
Ahí va la loca soñando
con la eterna primavera de la vida y de los campos,
y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.

-Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
con la eterna primavera de mi vida que se apaga
y la perenne frescura de los campos y las almas,
aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.

Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?

Rosalía de Castro
Autor del cuadro: Claude Monet


jueves, 7 de mayo de 2020

LA CALLE




LA CALLE


La calle es larga y negra por la noche.
Hay que llevar el sol en la solapa.
O, al menos, una estrella de bolsillo.

La calle es peligrosa. Muy bien puedes
partirte el corazón contra una esquina
si no lo llevas limpio y en la mano,
si no has sabido a tiempo y sin remilgos
llenarlo con la sangre más caliente.

Conviene andar descalzo y sin sombrero;
quitarse la sortija y la corbata;
armarse con el dardo de una espiga
para pasar de noche por la calle.

Hay que tener en cuenta, muy en cuenta,
que hay manchas a lo largo de los muros
y sombras que parecen conocidas
y zanjas donde yacen piernas rotas.

Los quicios está llenos de chaquetas
sucias de llanto y de sudor antiguo.

Las casas se apretujan en silencio
guardando grandes masas apiñadas
de cuerpos que disuelven su cansancio
en una muerte dulce y transitoria.

Pero los pechos laten y respiran
y hay una fuerza enorme en su latido,
un potencial de vida inextinguible
que se alzará total en la mañana
y se pondrá a la obra de hacer mundo.

La calle es dolorosa por la noche:
produce malestar en las costillas,
sabe a mendrugo, a vino y a pecado.

Pero sus hombres tienen hierro y savia,
fuego de Dios, la sal de nuestra tierra
en la profunda médula del hueso.

Si no quieres tu muerte decisiva,
no escapes por el cabo de la calle.
Entra en las casas, mira a los que duermen,
toca sus manos, pon una esperanza
entre sus ojos, acomoda al niño
que se apartó del seno de su madre.

Mejor aún, hazte un pequeño hueco
entre las filas, tiéndete a su lado,
duerme su mismo sueño penitente
y cuando el sol comience un nuevo día,
vete a cumplir con ellos la tarea.

Ángela Figuera Aymerich
Autor del cuadro: John Atkinson Grimshaw


martes, 5 de mayo de 2020

MADRE, LLÉVAME A LA CAMA




MADRE, LLÉVAME A LA CAMA


Madre, llévame a la cama.
Madre, llévame a la cama,
que no me tengo de pie.
Ven, hijo, Dios te bendiga
y te dejes caer.

No te vayas de mi lado,
cántame el cantar aquel.
Me lo cantaba mi madre;
de mocita lo olvidé,
cuando te apreté a mis pechos
contigo lo recordé.

¿Qué dice el cantar, mi madre,
qué dice el cantar aquel?
No dice, hijo mío, reza,
reza palabras de miel;
reza palabras de ensueño
que nada dicen sin él.

Miguel de Unamuno
Cuadro: Pablo Picasso