miércoles, 30 de abril de 2014

Poema leído en el taller 6 de abril de 2014

1 de Mayo de 1981, Madrid


Escribir un poema
y hacer el amor son
mis únicas preocupaciones

¿Con quién hace el amor
un hombre que vive encadenado?

¿Cómo puede escribir un poema
un hombre que no conoce la libertad?

Hay días que me veo encantando serpientes.

Lujosas cobras como bandadas de calandrias
cantan sobre mis hombros.

El repiqueteo constante de mi voz
ha transformado sus entrañas.
El movimiento reptante
de mis labios de marfil al hablar
anula repentinamente sus razones
y yo soy ella.

Palabras como manos preocupadas
por los más leves movimientos.
El roce de un cabello con otro cabello
las pequeñas chispas
que se desprenden
de los ojos
el murmullo de las pieles deslizándose
unas sobre otras
anticipan que mis palabras
serán tragadas por la noche.

Ella deja de cantar y mis labios
bordan ahora los silencios.

Liberada derruido ella repta
y toma posición de combate.
Mi cuerpo desnudo tiene
la palabra hermosura
untada en la piel.
Ella se enternece
por el milagro de mis formas
y repta
ahora envilecida
por la voluptuosidad
de sus propios movimientos
y desea besar
de toda la belleza
mis labios de marfil.

Cuando se detiene
es para decir que todavía
no ha comenzado el amor.

Y recorre mi cuerpo
como si mi cuerpo fuera
el camino hacia la montaña negra
y deja que su cuerpo
recuerde en silencio
mis palabras.

Miguel Oscar Menassa

Del libro “La Poesía y Yo

Poema leído en el taller 13 de abril de 2014


TU HICISTE AQUELLA OBRA

Tú hiciste aquella obra y le pusiste un título.
Ese y no otro. Siempre,
desde el primer llanto del mundo,
las guerras fueron conocidas,
las batallas tuvieron cada una su nombre.
Tú habías vivido una:
la primera más terrible de todas.
Y, sin embargo, mientras
a tu mejor amigo, Apollinaire,
en casco de metralla le tocaba las sienes,
tu desvelada mano,
y no a muchos kilómetros de lo que sucedía,
continuaba inventando la nueva realidad maravillosa
tan llena de futuro.
Pero cuando después,
a casi veinte años de distancia,
fue tocado aquel toro,
el mismo que arremete por tus venas,
bajaste sin que nadie lo ordenara
a la mitad del ruedo,
al centro ensangrentado de la arena de España.
Y embestiste con furia,
levantaste hasta el cielo tu lamento,
los gritos del caballo
y sacaste a las madres los dientes de la ira
con los niños tronchados,
presentaste por tierra la rota espada del defensor caído,
las médulas cortadas y los nervios tirantes afuera  de la piel,
la angustia, la agonía, la rabia y el asombro de ti mismo,
tu pueblo,
del que saliste un día.
y no llamaste a esto
ni el Marne ni Verdún ningún otro nombre merecedor
del recuerdo más hondo
(aunque allí la matanza fue mucho más terrible).
Lo llamaste Guernica.
Y es el pueblo español
el que está allí,
el que tuvo el arrojo de poner en tu mano
esa luz gris y blanca que salió entonces de su sangre
para que iluminaras su memoria.

Rafael Alberti
España 1902-1999

De  “Los 8 nombres de Picasso y no digo más que lo que no digo”

martes, 29 de abril de 2014

Poema leído en el taller 13 de abril de 2014


LA CAJA DE MÚSICA

Nos sentimos sonar día tras día
en el silencio cóncavo del pecho.
Nos oímos la vida, resonancias
de músicas, de sueños,
de olvidadas, perdidas melodías,
de remotos, oscuros, tristes ecos.

Levantamos la tapa de la caja
con la memoria de insumisos dedos
u unas músicas oímos
remontando los años hacia dentro.
Rumorosos paisajes de armonía
que un niño cruza. Acentos
que dulcemente nos envuelven, manos
melodiosas. La luz en los almendros.
Las voces del verano. Aquellas tardes
que nos iban de carne y música vistiendo.

Oímos el amor como una hermosa
canción ocultos árboles meciéndonos,
y unas lejanas flautas de nostalgia
sonando entre las cañas de los huesos.

Pautada luz de abril. Agosto, en llamas.
Cobre de octubre. Otoño pone cerco
al corazón. Arroyos de noviembre.
Aguas huyentes en las que bebemos.

Cuán armoniosamente la esperanza
se hunde en la fronda de jardines secos
con su leve chascar de lento olvido
bajo los olmos cenicientos.

Música antigua.
Canción remota. Violines trémulos
que en repentinos llantos sueltan, rotas,
bajo los arcos de infundible hielo,
cuerdas heridas, venas musicales
donde la sangre pulsa sus lamentos.

¿Qué orquestas suenan?
¿Qué sones se armonizan, qué patéticos
tonos nos estremecen, qué invisibles
manos tañen los hondos instrumentos?

Y son las nuestras. Pasan
sobre planos infantiles, viejos,
por quejumbrosas cajas, por metales
sensuales y frenéticos.

Son nuestras mismas manos
pálidamente azules por el tiempo
arrancándonos vida como notas
por escalas de lluvia y de recuerdo.

Esta caja de música del alma
se nos destapa lentamente dentro.
Nos sentimos sonar. Nos escuchamos
canción, música, ecos.

Acaso sólo somos nuestro propio sonido
con el que entre los años juega el viento.
Tal vez vivir no sea más que oírse
en la caja de música del tiempo.

Leopoldo de Luis
Del libro “Teatro Real”


domingo, 27 de abril de 2014

Poema leído en el taller 6 de abril de 2014

VIDA COTIDIANA

Cuando el coloso aullante de la duda
abandone mi extraño corazón,
seré el amante, que ambicionan tus ojos.
El cruel amante negro,
el que te mata y muere cada vez,
la más remota capa de la tierra
y el silbido ululante del corazón del tiempo.

Soy el futuro, amante, que te espera,
el tiempo envuelto en luces,
la maraña espectral de las horas que pasan, rota,
parcialmente dañada la cara de la muerte,
por el feroz encuentro,
donde mi corazón late al compás,
de los latidos negros del corazón del sol.

Seré, cuando el gigante malherido muera,
misterioso sacerdote en tu vientre abierto
oficiando el milagro de la carne.
Conteniendo la ira del negro vacío
cuyo compás marca nuestro compás—
arrojo en él, pedazos de mi carne transformada
--para que fuera posible la ceremonia—
en palabras.

Engarzo,
dirigido por los dioses inmensos de la duda,
en cada palabras una gota de sangre, leve sudor,
lágrima pequeña y enamorada, gota de semen.
Hago estallar en pleno vientre,
del sol que no nos pertenece –su vacío negro—
esa luz.

Venid, danzad conmigo,
danza de los violines que nunca morirán.
Venid, quemad la noche,
hogueras del amor despedazad el alba.
Luz, palabras como luz.
Luz, amores como luz.
Negrura como luz.
Ceguera como luz.
Luces, como locuras iluminadas.

Miguel Oscar Menassa

Del libro “La Patria del Poeta

miércoles, 23 de abril de 2014

Poema leído en el taller, 13 de abril de 2014


La Realidad y El Deseo

La realidad,  sí, la realidad,
ese relámpago de lo invisible
que revela en nosotros la soledad de Dios.

Es este cielo que huye.
Es este territorio engalanado por las burbujas de la muerte.
Es esta larga mesa a la deriva
donde los comensales persisten ataviados por el prestigio de no estar.

A cada cual su copa
para medir el vino que se acaba donde empieza la sed.
A cada cual su plato
para encerrar el hambre que se extingue sin saciarse jamás,
y cada dos la división del pan:
el milagro al revés, la comunión tan sólo imposible
y en medio del amor;
entre uno y otro cuerpo la caída,
algo que se asemeja al latido sombrío de unas alas que vuelven desde la eternidad,
al pulso del adiós debajo de la tierra.

La realidad, sí, la realidad:
un sello de clausura sobre todas las puertas del deseo.

Olga Orozco

viernes, 11 de abril de 2014

Un poema de Gloria Gómez integrante del taller de poesía Grupo Cero de Alcalá de Henares

VOY A ESCRIBIR UN SONETO

A los jóvenes


No os dejéis llevar por palabras huecas de esperanza,
no creáis que lejos encontraréis el pan más tierno,
ni que los que se quedan no saben de artificios;
siempre hay un precio que pagar a la patria confianza.

Que un amanecer diluye los sueños alborotados
y  deja oír el canto y el gorjeo de los gorriones,
haciendo reverencia a nuevos frutos bosquejados,
trenzando estirpes olvidadas en los torreones.

Levantad la mirada con orgullo hacia un esplendor soberano,
tenéis la llave de cualquier horizonte, entre las manos,
y podéis caminar firmes con el semblante limpio.

Mientras, una estrella borrará el enojoso agravio,
y dejaréis de danzar como peonzas grotescas sin rumbos
plantando simientes de innovadoras cadencias en el llano.

Gloria Gómez Candanedo

16 DE Marzo 2014

miércoles, 9 de abril de 2014

Un poema de Esther Núñez, integrante del taller de poesía Grupo Cero de Alcalá de Henares


SI LA ÚNICA REALIDAD ES LA MUERTE

Si la única realidad es la muerte,
recorreré por el empedrado enigma de la vida
hasta poder llegar hasta ella.

Dejaré libre la palabra
que aún congelada en mi sangre
llegue a pronunciar el adiós.

Y si el pétalo de la rosa se abre,
Abatiré con sus espinas
Al enemigo que con dentelladas de odio
Quiere clavar en mi alma
La duda de la razón.

Cada día será un nuevo paso
Hacia el principio de dos mundos tan dispares
Que nunca se podrán encontrar


Esther Núñez Roma

Un poema de Maribel Domínguez Duarte, integrante del taller de poesía Grupo Cero de Alcalá de Henares

466-64
A NELSON MANDELA


Ni el acero de la noche helada
Clavado en la profunda soledad del desamparo infinito,
Habitante de la podredumbre arraigada en la hostilidad
Pudieron enterrar aquellas manos libres, indulgentes
Perfumadas en palabras
Que soñaron con declinar palabras
En un mundo unidireccional.
Sin sucumbir al hostigamiento
Sacudieron viejos estigmas
Abriendo caminos duramente
Tiñendo de quimeras el futuro
Demostrando que es posible
Otra realidad.

Maribel Domínguez Duarte


lunes, 7 de abril de 2014

Poema leído en el taller


FÚTBOL MODESTO

Desmontes amarillos bajo el sol del invierno
que pone su piedad, su tibieza en las cosas,
que arranca falsas luces de los vidrios verdosos,
diamantes de un fantástico sueño por que cruzan
heridos perros de esperanza y pena.

Delgado muchachitos,
pálidos obrerillos con sus botas gastadas,
bajo sus trajes grises, que van a hacer deporte
o a aprender que ellos mismos son un balón doliente
que a puntapiés manejan los grandes jugadores de la vida.

Mañana de domingo. La carne fatigada
bosteza lentamente su cansancio remoto.
Una humilde ilusión, como el rayo en los vidrios,
arranca de las almas llamitas de alegría.

Bota el cuero cosido de esperanza,
hinchado con un aire de esperanza,
de risa triste, de ilusión oscura.
Colores desteñidos que nunca se asomaron
al sol de los estadios,
van, vuelven, corren las camisetas, buscan,
persiguen una esfera del color de su sueño.

Ascienden desde el pozo insondable del tiempo
las horas como sobras, los trabajos,
la pena, la miseria, la modesta comida
en los platos heridos, sobre el hule,
el fondo de la sórdida galería, la cama
donde se rinde noche a noche el hueso
abatido de llanto silencioso y sin lágrimas.

Asciende aquí el cansancio,
el destino que, sordo, va cumpliendo sus suertes,
la niñez mal cuidada, la escuela pobre, elfuelo
del brasero amparando a la familia.
Todo llega al solar del domingo, confuso,
ceniciento, remoto, en el cuero que bota,
entre los desvaídos colores de la blusa,
y se enreda en las piernas que persiguen
ese balón conforma de esperanza.

Leopoldo de Luis

De “Teatro Real”

domingo, 6 de abril de 2014

Poema leído en el taller


EL VIAJE DEFINITIVO

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes, el cielo será azul y plácido,
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado;
mi espíritu errará, nostáljico.

Y yo me iré; y estaré sólo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
y se quedarán los pájaros cantando


Juan Ramón Jiménez

sábado, 5 de abril de 2014

Poemas leídos en el taller

ADIVINANZA DE LA GUITARRA

En la redonda encrucijada
seis doncellas bailan.

Tres de carne
y tres de plata.

Los sueños de ayer las busca
pero la tiene abrazadas
un Polifemo de oro
¡La guitarra!


Federico García Lorca
CANDIL

¡Oh, qué grave medita
la llama del candil!

Como un faquir indio
mira su entraña de oro
y se eclipsa soñando
atmósferas sin viento.

Cigüeña incandescente
pica desde su nido
a las sombras macizas,
y se asoma temblando
a los ojos redondos
del gitanillo muerto.


Federico García Lorca

jueves, 3 de abril de 2014

Poema leído en el taller


LAS MUERTES

He aquí unos muertos cuyos huesos no blanqueará la lluvia,
lápidas donde nunca ha resonado el golpe tormentoso de la piel del lagarto,
inscripciones que nadie recorrerá encendiendo la luz de alguna lágrima;
arena sin pisadas en todas las memorias.
Son los muertos sin flores.
No nos legaron cartas, ni alianzas, ni retratos.
Ningún trofeo heroico atestigua la gloria o el oprobio.
Sus vidas se cumplieron sin honor en la tierra,
mas su destino fue fulmíneo como un tajo;
porque no conocieron ni el sueño ni la paz en los infames lechos vendidos por la dicha,
porque sólo acataron una ley más ardiente que la ávida gota de salmuera.
Esa y no cualquier otra.
Esa y ninguna otra.
Por eso es que sus muertes son los exasperados rostros de nuestra vida.



Olga Orozco

martes, 1 de abril de 2014

Poema leído en el taller


PATRIA DE CADA DÍA

Cada uno en el rumor de sus talleres
a diario la patria se fabrica.
El carpintero la hace de madera
labrada y de virutas amarillas.
El albañil de yeso humilde y blanco
como la luz. El impresor de tinta
que en el sendero del papel se ordena
en menudas hormigas.
De pan y de sudor oscuro el grave
campesino. De fría
plata húmeda y relente
el pescador. El leñador de astillas
con forestal aroma cercenada.
De hondas plumas sombrías
el minero. De indómitas verdades
y hermosura, el artista.

Cada uno hace la patria
con lo que tiene a mano: la sumisa
herramienta, los vivos materiales
de su quehacer, un vaho de fatiga,
de una ilusión de amor y, al fin, la rosa
de la esperanza, aún en la sonrisa.

Leopoldo de Luis

De “Teatro Real”