lunes, 31 de agosto de 2015

Poema publicado en la revista nº 2 - Balcones de Poesía y Luna


POESÍA 2000

Deshojados rumores del tiempo
se abanican sobre mi cuerpo ya dejado de lado.

Son instantes que huelen a podrido, a carne agusanada.

Dejo volar mis manos
y el fin de siglo se conmueve por la pureza de mis gestos.

El Apocalipsis esperado era esta página.

En medio de la guerra,
en medio de la guerra atómica,
en medio de otras guerras,
la guerra sucia, la guerra fría.
En medio de la droga, la pólvora,
la mutilación, la muerte,
el sida silencioso,
ha nacido el poeta.

Aquí me tenéis, soy el ejemplo posible.
En medio exacto de la locura universal,
vivo, no padezco de nada y cuando canto,
es una carne ajena la que canta en mi voz.

Soy los arrebatos inquietantes de la lengua,
una serpiente aligerada de su propio veneno,
sólo el movimiento de reptación al infinito,
luces perdidas negros senderos del silencio.

Soy un humano terrestre, lleno de algarabía,
la luz, que se bebe el futuro para contarlo.
Voz sin ecos, equilibrada voz sin ecos, voz.

El hombre me esperaba, suave caricia desgarrada,
que dejará en el inocente terráqueo sin medida,
sonora resonancia abierta, huellas de libertad.

Miguel Oscar Menassa


Poema publicado en la revista nº 2 -Balcones de Poesía y Luna


CUANDO FUE NECESARIO CRECER

Cuando fue necesario crecer
y disciplinarse
crecí y me puse
la nostalgia en la mirada.
La disciplina viene sola.

Aprendí a mirar de costado
a provocar catástrofes
a rejuvenecer.
Me dieron un diploma.

Algunos vienen a preguntarme
por el crecimiento y la disciplina.
Les digo que el diploma lo guardé
en el cajón del escritorio donde guardo
las fotografías de los muertos.

Decidí tener más valor
practicar un deporte violento.
Volver a los guantes.
Ser un triunfador.

Escribí poemas acerca de eso.

Del pasado
quedó olvidada en el rostro
mi mirada de chulo.
Del pasado
me quedó la cadencia.
Después
fui quitando de mi cabeza
el sol
las tontas ilusiones.

Miguel Oscar Menassa
Del libro "La poesía y yo"

sábado, 29 de agosto de 2015

Poema publicado en la revista nº 2 - Balcones de Poesía y Luna


TESTIMONIOS

Nos oponemos a los grandes bosques
que extienden sus tentáculos silvícolas
 y chupan sangre del jardín obrero.

Somos de una familia de luciérnagas
que encienden sus fugaces farolillos
 al pie de las manzanas y duraznos.

Daremos testimonio contra el tigre
destazador de las joviales cabras,
 y contra las serpientes invasoras
 que lanzan de los ríos y lagunas
 a las pequeñas ranas campesinas.

Comprendemos la pena de los nidos,
donde en cada polluelo ya se escucha
 la escala musical adolescente.

Y el pan que en nuestra casa no tocamos
 y limpio y sin ultraje permanece,
 es para esa ternura proletaria
del indio que les da a sus alimentos,
 mientras suenan las flautas de carrizo,
 la morena sazón del abandono.

El día en que las últimas alondras
 alcen un tribunal contra las fieras,
 acudiremos con la ley agreste,
 con los rurales códigos escritos
 por el gorrión en hojas de centeno,
 contra el sol y la lluvia, contra el frío,
 la desnudez el hambre y el despojo,
 porque hemos visto a las pesadas águilas devorar su salario al colibrí.


Germán Pardo García

martes, 25 de agosto de 2015

Poema publicado en la revista nº 2 - Balcones de Poesía y Luna


EN VIDA


Un hombre se levanta y mira el universo
con sus pastores cálidos de primera mañana
un hombre se incorpora y mira sus misterios
multiplicados en sorpresas de aire y piedra
en peso sobre el pecho de niño atardecido
que llora un mundo que lo ahoga
y siempre comienza fuera de sus manos
un hombre se incorpora y mira las estrellas
delante de las fuentes de sí mismitas
ocultando su ser y diciendo que son…
los astros inspirados en su calma de suelo
con los labios callados
y sus alientos que envuelven climas preferidos.

Un hombre se levanta y se mira desnudo
y tan lleno de herencias tan vestido
de cosas que no sabe de dónde le vienen
tan solitario en eterno diálogo
para que el universo no se le muera en las entrañas
un hombre se levanta y se acerca a sus pasos
se acerca temblando a su destino hospitalario
a su manera de ser vida
con las alas abiertas y las heridas de la tierra en su garganta

un hombre se acerca a su andar de signo triste
a su manera de ser muerte
con las células dadas a otras formas

Un hombre se levanta y se acerca al corazón
para ahondar la vida que lo ahoga
espera el brote de un árbol en su espalda
y llora porque la noche hace llorar al mar

Un hombre se levanta y se llena de recuerdos
desarticula los sepulcros
contempla los destinos y los augurios de la fuerza
y contempla las flores que se salen de madre
y se contempla
trasladado de piedra a ruido de eternidad
y escucha y se escucha
siente andar en sus pies las selvas que se abrigan en el verano
y se entrega al olvido

un hombre se levanta y marcha hacia sus límites.


Vicente Huidobro

sábado, 22 de agosto de 2015

Poema publicado en la revista nº 2 - Balcones de poesía y luna


TRILCE
LVI

Todos los días amanezco a ciegas
a trabajar para vivir: y tomo el desayuno,
sin probar ni gota de él, todas las mañanas.
Sin saber si he logrado, o más nunca,
algo que brinca del sabor
o es sólo corazón y que ya vuelto, lamentará
hasta dónde esto es lo menos.

El niño crecería ahíto de felicidad,
                                               oh albas,
ante el pesar de los padres de no poder dejarnos
de arrancar de sus sueños de amor a este mundo;
ante ellos que, como Dios, de tanto amor
se comprendieron hasta creadores
y nos quisieron hasta hacernos daño.

Flecos de invisible trama,
dientes que huronean desde la neutra emoción,
                                               pilares
libres de base y coronación,
en la gran boca que ha perdido el habla.
Fósforo y fósforo en la oscuridad,
lágrima y lágrima en la polvareda.


César Vallejo

viernes, 21 de agosto de 2015

Poema publicado en la revista nº 1 -Balcones de Poesía y Luna


TIERRA Y LUNA

Me quedo con el transparente
que come los huevos de la golondrina.
Me quedo con el niño desnudo
que pisotean los borrachos de Brooklyn.
Con las criaturas muchas que pasan bajo los arcos.
Con el arroyo de venas ansioso de abrir sus manecillas.

Tierra tan sólo. Tierra.
Tierra para los manteles estremecidos,
para la pupila viciosa de nube,
para las heridas recientes y el húmedo pensamiento.
Tierra para todo lo que huye de la Tierra

No es la ceniza en vilo de las cosas quemadas,
ni los muertos que mueven sus lenguas bajo los árboles.
Es la tierra desnuda que bala por el cielo
Y deja atrás  los grupos ligeros de ballenas.

Es la Tierra alegrísima, imperturbable nadadora,
la que yo encuentro en el niño y en las noches que pasan los areos.
Viva Tierra de mi pulso y del baile de los helechos
que deja a veces por el aire un duro perfil de Faraón.

Me quedo con la mujer fría donde requeman los musgos inocentes.
Me quedo con los borrachos de Brooklyn
que pisan al  niño desnudo.
Me quedo con los signos desgarrados
de la lenta comida de los osos.


Pero entonces bajo la luna despeñada por las escaleras
poniendo las ciudades de hule celeste y talco sensitivo,
llenando de pies de mármol la llanura sin recodos
y olvidando, bajo las sillas diminutas carcajadas de algodón.

¡Oh Diana, Diana!, Diana vacía,
convexa resonancia donde la abeja se vuelve loca.
Mi amor es paso, tránsito, larga muerte gustada,
nunca la piel ilesa de tu desnudo nido.

Es Tierra ¡Dios mío! Tierra lo que vengo buscando.
Embozo de horizonte, latido y sepultura.
Es dolor que se acaba y amor que se consume.

Torre de sangre abierta con las manos quemadas.

Pero la luna subía y bajaba las escaleras.
Repartiendo lentejas desangradas en los ojos,
dando escobazos de plata a los niños de los muelles
y borrando mi apariencia por el término del aire.


Federico García Lorca




jueves, 20 de agosto de 2015

Poema publicado en la revista nº 1 - Balcones de Poesía y Luna


LLUVIA

La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida en el paisaje.

Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.

Es la aurora del fruto. La que nos trae  las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.

La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.

El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.

Y son las gotas: ojo de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madres.

Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.

¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacífica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!

¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.

El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave.

Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.

¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!


Federico García Lorca

miércoles, 19 de agosto de 2015

Poema publicado en la revisa nº 1 - Balcones de Poesía y Luna


EL LÁPIZ EN LAS MANOS

Un lápiz agitándose en mis dedos
con un impulso vegetal que canta.
Dibujando en la sien de los turpiales
una lira con tímpanos y labios.
Escribiendo la fábula de un hombre
devorado por flores gigantescas
al sur de las vertientes amazónicas,
o el himno de unas vírgenes cobrizas
bañándose desnudas en los lagos,
y una serpiente de ojos masculinos
desde frondas sexuales acechándolas.
¡Qué fragor tropical en la madera
de este lápiz surgido de unos bosques,
donde plantas y pájaros se pudren!
¡Qué estruendo de anegantes cataratas
que en llanuras hidrópicas se pierden!
¡Qué estallido de rayos y qué luchas
subterráneas de bestias atacándose!
¡Todo aquí reprimido en la columna
de este lápiz dorado que en mis dedos
es fósforo y astilla de carbunclos!
¡Cantad, oh frágil leño que contienes
la densidad original del llanto!
¡Cantad, oh lanza mía en los combates contra
 la pudrición y la amargura! Oh! Flecha que
 disparo con el ímpetu al  director de mis tendones!
¡Oh cincel con que labro la escalera
sumergida que baja a los infiernos!
¡Oh escoplo cenital con que amenaza
mi espíritu bramante de soberbia,
cada vez que el martirio de la noche
con paredes y lápidas me oprime!


Germán Pardo García

martes, 18 de agosto de 2015

Poema publicado en la Revista nº 1 - Balcones de Poesía y Luna


LA POESÍA ES UN ATENTADO CELESTE

 

 

Yo estoy ausente, pero en el fondo de esta ausencia

hay la espera de mí mismo.

Y esta espera es otro modo de presencia

la espera de mi retorno

yo estoy en otros objetos

ando en viaje dando un poco de mi vida

a ciertos árboles y a ciertas piedras

que me han esperado muchos años.

 

Se cansaron de esperarme y se sentaron.

 

Yo no estoy y estoy

estoy ausente y estoy presente en estado de espera

ellos querrían mi lenguaje para expresarse

y yo querría el de ellos para expresarlos

he aquí el equívoco, el atroz equívoco.

 

Angustioso lamentable

me voy adentrando en estas plantas

voy dejando mis ropas

se me van cayendo las carnes

y mi esqueleto se va revistiendo de cortezas.

 

Me estoy haciendo árbol. Cuántas veces

me he ido convirtiendo en otras cosas…

es doloroso y lleno de ternura.

 

Podría dar un grito pero se espantaría la

transubstanciación. Hay que guardar silencio. Esperar en silencio.

 

 

Vicente Huidobro


 

domingo, 16 de agosto de 2015

Poema publicado en la revista nº 1- Balcones de Poesía y Luna


UNIDAD EN ELLA

Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.

Tu forma externa, diamante o rubí duro,
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter que me convoca con su música íntima,
con esa indescifrable llamada de tus dientes.

Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no es mío, sino el caliente aliento
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.

Deja, deja que mire, teñido del amor,
enrojecido el rostro por tu purpúrea vida,
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas
donde muero y renuncio a vivir para siempre.

Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente
que regando encerrada bellos miembros extremos
siente así los hermosos límites de la vida.

Este beso en tus labios como una lenta espina,
como un mar que voló hecho un espejo,
como el brillo de un ala,
es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,
un crepitar de la luz vengadora,
luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,
pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.

Vicente Aleixandre


viernes, 14 de agosto de 2015

Poema publicado en la revista nº 1 - Balcones de Poesía y Luna


ARTE POÉTICA


Poesía, lo sé, mientras te escribo,
dejo de vivir.

Entrego, mansamente, mis ilusiones,
mis pobres pecados proletarios,
mis vicios burgueses y, aún,
antes de penetrar tu cuerpo,
--tapiz enamorado—
abandono mi forma de vivir,
miserias,
locuras,
hondas pasiones negras,
mi manera de ser.

Vacío de mis cosas,
abanderado de la nada,
transparente de tanta soledad,
invisible y abierto,
permeables a los misterios de su voz,
intento,
rasgo sonoro sobre la piel del mundo
la piel de la muerte
                   la piel de todas las cosas.

Poesía, sobre tu piel, rasgos sonoros,
esquirlas apasionadas,
imborrables astillas de mi nombre

Miguel Oscar Menassa

                                                     

sábado, 8 de agosto de 2015

Poemas del recital 12 de julio de 2015


LA NOCHE DE TODOS LOS SANTOS


Nunca supimos encontrar las palabras del adiós,
esas, que romperían las cadenas de los más tupidos abecedarios en  la sombra,
esas, que liberarían la pesada carga atada al cordón,
no supimos tampoco, tiznar de ensueño los días apagados
en la hoja cortada cada noche por el sesgo de la lejanía.

Cada luna, refleja una verruga mas en la distancia de los cuerpos,
y se hace muy difícil abrir los ojos al nuevo día.
Ojala estas páginas tuvieran otro pincel
que llenara de color cada hoja nueva.
Ojalá encontráramos las palabras del adiós

Quizá, habría una sonrisa en la tez desaliñada de los años perdidos.
Quizá, una mueca dulce adornaría la mesa  vacía,
abriría la zanja transparente a la luna de cada noche,
y buscaría el aullido en los bosques
simulando una hecatombe en alcobas clandestinas.

Quizá los retoños mirarían al cielo, buscando la estrella
que adormezca la sien templada, en el dolor de una despedida,
y afanen perlas en la tarde palaciega,
percibiendo aromas de tesón encarnecido
mientras una silueta endeble a la luz,
prefiere el tambaleo a caer en los brazos
del frágil olvido en días de  calendario anochecido.

Las arrugas del tiempo ondearían hendiduras a la superficie
clamando deseos subyugados al recuerdo enmarcado,
en el retrato que preside la  encimera del mueble bar,
al otro lado de cimas enconadas
entre lechos aprisionados en la cinta de tul .

Ojalá, que todos los santos demonios nos devuelvan
las palabras no pronunciadas en la parquedad de la noche;
yo compondré la estrofa calinosa que envuelva una fragancia,
alejándome para siempre del lugar que no reconocí en tu estancia
y no volveré a la efigie de aquel retrato enmarcado;
sendas abiertas afloran bajo mis pies que solo calzan mi huella.



Gloria Gómez Candanedo
Integrante de los talleres de poesía Grupo Cero de Alcalá de Henares

jueves, 6 de agosto de 2015

Poemas del recital 12 de julio de 2015


SI PUDIERA ...

Si pudiera arrancarme las sílabas de tu nombre
que bailan en mi boca.
Deshojar tu perfume de madera y viento.
Desprender el sonido de tus versos.
Inundar de olvido la profundidad de tu mirada
si pudiera no sentirte tan adentro...
Si pudiera...

Pero me muerde la noche solitaria y avarienta.
Y me duele el pecho al respirarte
sintiendo esta gran oquedad entre las piernas.
Un volcán ardiente recorre mis venas sedientas
construyendo alas de primavera.
Embriagada por el contorno de tus caricias
desato la cordura
para sumergirme en tu noche desbocada
y devorar ese fugaz momento
que derrama placeres poblados
al roce de tu piel,
al roce de nuestros cuerpos conjugados.

Maribel Domínguez Duarte
Integrante de los talleres de poesía Grupo Cero de Alcalá de Henares


miércoles, 5 de agosto de 2015

Poemas del recital 12 de julio de 2015


EL BARRIO

Sueño despierta
y el sueño me vence.
Me mantengo suspendida
para no caer en el abismo
donde las piedras pierden su fragancia.
Me sostengo a flote
y ni la claridad del agua
delata el rostro vencido.

Desafiando a la muerte,
amanece un nuevo día.
El aroma despierta
 inquietudes de abrazos
añoranza de otros besos…
el rostro habla en el espejo
como el verso
al que todos pertenecemos.

Una tarde de domingo…
al fin estrenaría el vestido de flores
prendido de infantil aroma,
la mirada de mi padre
danto su consentimiento.

En fila de a dos
salimos a la calle
advertidos de que sin ella
nada muere
asombrados por rayos de sol
que dibujan líneas intransitables.

La algarabía en las calles
agolpaba frases
que resonarían en la noche.
asustada, escondiendo la mirada
detrás de la sombra
que yo misma inventaba.

Esas tardes de domingo…
arriba, en la terraza,
la de la falda larga
cantando mientras tendía
nostalgias de antaño.

En la tienda, el panadero
avivando con la masa entre las manos,
moldeando a su amada
con harina de simientes.

En la esquina de aquel bar
leyendo el periódico,
el vecino del sombrero pardo,
con   su bigote y pipa haciendo piruetas
con la sospecha de que hoy llueve.

Murmullo de aquellas gentes…
el ladrido de un perro
en el funeral del día.

Aquel barrio no volverá jamás
ya no nos pertenece
y se ha de vencer la batalla
donde los soldados
guardan la misma mirada.

Esas mañanas de domingo
estrenando el nuevo vestido…
la mirada de mi padre,
en fila de a dos,
la de la falda larga,
el panadero con sus deseos,
el vecino del sombrero pardo,
el murmullo de las gentes,
el ladrido de aquel perro
y la muerte que engalana
la ciudad sitiada de recuerdos.

No volveremos a salir
en fila de a dos
como colegiales asustados
después de una despedida.
mi madre, acunando nuestros temores,
se desvaneció.

Mi padre y mi madre
abrazados en el funeral del día…
la muerte que nos avisa que sin ella
nada muere.

Esther Núñez Roma

Integrante de los talleres de Poesía Grupo Cero de Alcalá de Henares