AQUÍ, UNA TARDE
arrollando las palabras sobre un frenesí
ahuyentado en sombras.
Aquí, a una hora cualquiera,
no encuentro los versos que acoplan
en tu entraña tanto fulgor atropellado en la cuna.
de unos augurios templados en deseos
de salvar lo insalvable.
y que no se puede manejar, ni colorear.
se viste de gala entre los cuerpos desasidos
y surge entre jirones de silencio
una lengua voraz
degollando los mástiles de franqueza.
que enlazan cualquier caricia que se escapa
a nuestros besos.
Y así poner en tus alas el vuelo enloquecido
ante la desnudez de las olas rompiendo una y otra vez
la escollera de la absurda formalidad.
devoramos entre besos en el anverso
de inexcusables veleidades.