DIGO
Digo
malditos sean
los
que te niegan el derecho al canto
los
que no dejan que alumbre la yerba ni la espiga
ni
vibre el aire con la voz del niño.
Digo
malditos los que medran con tu dolor y el mío
los
infecundos de belleza
los
que roban sus dones a la vida
los
de las manos pútridas de sangre
que
han esterilizado toda tierra.
Los
que hicieron los llantos de Hiroshima
y
su silencio y los que mutilaron Nagasaki
y
están lloviendo su odio sobre Cuba.
Los
verdugos de Argelia
y
del Vietnam
y
de los campesinos de mi tierra.
¿Dónde
poner ahora la esperanza?
¿Dónde
la dulce flor de la sonrisa
de
las madres que gestan y amamantan
si
caminamos al azar heridos
de
muerte?
Ni
sabemos
la
dirección de su puñal su aliento
envenenado
su siniestro y certero acometer.
Ellos
inventan cárceles y muros
fabrican
piedra a piedra la vergüenza
erigen
sus altares de ignominia
son
los amos del miedo y la sospecha.
Desde
el principio de los tiempos
ellos
marcaron las fronteras.
Pero
dicen palabras y palabras
dicen
“la libertad” “el progreso” “la justicia”
“la
paz” “la convivencia”.
Ellos
alquilan líderes
subastan
las conciencias
y
fabrican sus héroes de trapo
para
que el pueblo los admire y crea.
Suprímete
el pigmento hermano negro
deja
el poncho la ojota viejo indio
esconde
tu hambre secular
arranca
tu raíz oscura
y
macera tu piel
si
has de sentarte a su banquete
y
apréndete palabras extranjeras
entiende
su lenguaje
obrero
campesino chino negro
de
Puerto Rico o del Japón
de
Nueva York o del Brasil.
Ilota
de tu propia tierra
trashumante
de latitud en latitud
te
saben de memoria los caminos del mundo
apátrida
andariego
transpones
las montañas
cruzas
los ríos… hollas las selvas
ubérrimas…
e inhóspitas
te
traspasa el anofeles… o la silicosis
o
nada más el hambre herrumbra tus pulmones
en
las barriadas marginales
donde
no cabe más miseria.
Mientras
ellos siguen batiendo sus banderas
proclamando
doctrinas
y
dogmas y principios
para
que en su nombre te sigan exprimiendo
los
jugos humorales
la
luz la voz el aire
los
anhelos.
Ellos
mutilan las palabras
quiebran
los signos
borran
las estrellas
hacen
amargo el pan
y
te niegan el sueño.
Te
siguen… te persiguen… y te acosan
y
te señalan con el dedo.
Noche
a noche se enciende el firmamento
con
los reclamos luminosos
de
las bombas atómicas
y
aunque huyas… y te sumerjas en la tierra
te
seguirá la muerte roja
se
elevarán los hongos gigantescos
y
cubrirá la atmósfera
las
radiaciones deletéreas.
Tus
hijos y tus nietos recojerán la herencia
mutilados…
deformes… enloquecidos… o
simplemente…
inmersos
en
la gran noche de la inconsciencia.
Sólo
que ellos también respirarán veneno
y
tendrán miedo
y
entonces sí se habrá cumplido la justicia
equitativa
ciega
ellos
tendrán su propia muerte
fabricada
por sus propias manos
cruel…
sin tregua.
Homicidas…
hipócritas… traidores
profetas
del horror
por
eso digo
malditos
sean por los siglos de los siglos.
Amén
Magda
del Portal
Perú
1900
Cuadro: "Último recurso" de Miguel Oscar Menassa