viernes, 22 de diciembre de 2023

UNA PALABRA

 

 


UNA PALABRA

 

 

Yo tengo una palabra en la garganta

y no la suelto, y no me libro de ella

aunque me empuja su empellón de sangre.

Si la soltase, quema el pasto vivo,

sangra el cordero, hace caer el pájaro.

 

Tengo que desprenderla de mi lengua,

hallar en agujero de castores

o sepultarla con cal y mortero

porque no guarde como el alma el vuelo.

 

No quiero dar señales de que vivo

mientras que por mi sangre vaya y venga

y suba y  baje por mi loco aliento.

Aunque mi padre Job lo dijo, ardiendo,

no quiero darle, no mi pobre boca

porque no ruede y la hallen las mujeres

que van al río, y se enrede a sus trenzas

o al pobre matorral tuerza y abrase.

 

Yo quiero echarle violentas semillas

que en una noche la cubran y ahoguen,

sin dejar de ella el cisco de una sílaba.

O rompérmela así, como la víbora

que por mitad se parte entre los dientes.

 

Y volver a mi casa, entrar, dormirme,

cortad de ella, rebanada de ella,

y despertar después de dos mil días

recién nacida de sueño y olvido.

 

¡Sin saber ¡ay! que tuve una palabra

de yodo y piedra -alumbre entre los labios

ni poder acordarme de una noche,

de la morada en país extranjero,

de la celada y el rayo a la puerta

y de mi carne marchando sin su alma!

 

Gabriela Mistral

Cuadro: ·Sorpresa de amor" de Miguel Oscar Menassa

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