lunes, 18 de diciembre de 2023

AMANTES VAGABUNDOS

 


AMANTES VAGABUNDOS

 

 

Nunca tuvimos casa ni paciencia ni olvido

pero un poco más lejos hacia nada

están las lámparas de viaje

temblando suavemente

Los hoteles de garganta amarilla siempre rota

Y sus toscas vajillas para el suicidio o la melancolía

-¡Oh el errante graznido sobre la cumbrera!

Dormíamos al azar con montañas o chozas

Bajo las alas destrucciones del cielo prontas a arder

con un fuego inasible

junto al árbol de paso que se aleja

a menudo asomados a ventanas en ruinas

a balcones en llamas o en cenizas

en esos lechos de comarca

la lluvia es igual a los besos te desnudabas

Girando dulcemente en la oscuridad con la rotación

de la tierra

belleza impune belleza insensata

pero sólo una vez sólo una vez

juega el amor sus dados de ladrón del destino:

Si pierdes puedes saborear el orgullo

de contemplar tu porvenir en un puado de arena.

¡Cuántos rostros abandonados!

¡Cuántas puertas de viaje entreabriendo su llanto!

Cuántas mujeres que la luz ahoga

sueltan sus cabelleras de región indeleble besada por

el viento

Con aves inmóviles posadas para siempre en su mirada

con el silbo de un tren que arranca lentamente sus raíces

de hierro.

Con la lucha de todo abandono y de toda esperanza

con los grandes mercados donde pululan cifras injurias

legumbres y almas cerradas sobre sus negros sacos

de semilla

y los andenes disueltos en una espuma férrea

-Desvarío tiempo y consumación-

Tumba de viejos días

Bellas como el deseo en las venas terrestres

Su fuego es la nostalgia

La celosía del trópico tras la cual hay arañas costinas

en jirones y una vieja vitrola con la misma canción

inacabable

Pero los amantes exigen frustraciones tormentos

Peligros más sutiles:

Su pasado es incomprensible y se pierde como el mendigo

Dejado atrás en el paradero borrascoso.

 

Enrique Molina

Cuadro: "Amores ocultos" de Miguel Oscar Menassa

 

 

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