martes, 28 de febrero de 2017

CONSIDERANDO EN FRÍO IMPARCIALMENTE.....


CONSIDERANDO EN FRÍO IMPARCIALMENTE…



Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina...

Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa...

Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona...

Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...

Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...

Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...

Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito...

le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...

 

César Vallejo

 

 

domingo, 26 de febrero de 2017

LA POESÍA NO SE ENAMORA NUNCA


LA POESÍA NO SE ENAMORA NUNCA

 
A mis hijos, discípulos y afines.


1


No me hagáis correr vuestras carreras
ni me hagáis volar en vuestros vuelos
ni me hagáis hacer vuestros trabajos
ni, tampoco, amar vuestros amores.

 
Yo, hijos míos, con pasión,
os transporté volando,
siempre, a vuestro lado,
desde los confines quietos de la familia
hasta las puertas en libertad del mundo.

 
Ahora comienza vuestro viaje
y, si os dejo partir sin acompañaros,
es porque yo tengo mi propio viaje.
debo poner, al camino que construí
con mi propia vida y escribiendo,
mi nombre, mi apellido, mis marcas,
mis señas personales, que son la poesía.
 

 

 
2

 
En el camino encontraréis el oro y la pobreza,
los precipicios hondos y las grandes llanuras
habrá en vuestros caminos, no lo dudéis,
emboscadas, traiciones, viles injusticias,
por eso
es conveniente viajar acompañado.

 
Y, cuando consigáis algo de pan, algo de dinero
intentad repartirlo lo mejor posible entre todos.
Alguien que comió
y tiene dinero para el pan de mañana
en algo se sentirá feliz y su trabajo
no será dirigido por el hambre o el odio
sino por el amor o por la libertad.

 
Miguel Óscar Menassa
De “La Maestría y yo”

 

lunes, 20 de febrero de 2017

NO HA LUGAR


NO HA LUGAR

 
Arte de los días arte de las noches
la balanza de las heridas que se llama Perdona
balanza roja sensible al peso de un vuelo de pájaro
cuando las amazonas de cuello de nieve con las manos vacías
empujan sus carros de vapor sobre los prados
veo esa balanza sin cesar enloquecida
veo el ibis de bellos modales
que regresa del estanque atado en mi corazón
las ruedas del sueño encantan a los espléndidos carriles
que se elevan altísimos sobre las conchas de sus vestidos
y el asombro salta de aquí para allá sobre el mar
ve mi querida aurora no olvides nada de mi vida
toma estas rosas que trepan en el pozo de los espejos
toma los latidos de todas las pestañas
toma hasta los hilos que sostienen los pasos de las marionetas
y de las gotas de agua
arte de los días arte de las noches
estoy en  la ventana muy lejos de una ciudad llena de terror
fuera unos hombres con sombrero de copa se persiguen a
intervalos regulares
semejantes a las lluvias que amaba
cuando hacía tan buen tiempo
“La ira de Dios” es el nombre de un cabaret al que entre ayer
está escrito sobre la portada blanca con letras más pálidas
pero las mujeres-marineros que se deslizan detrás de los cristales
son demasiado hermosas para tener miedo
aquí nunca el cuerpo siempre el asesinato sin pruebas
nunca el cielo siempre el silencio
nunca La libertad sino por la libertad.

 
André Breton

domingo, 19 de febrero de 2017

VUELVE EL OTOÑO


VUELVE EL OTOÑO

 
Un enlutado día cae de las campanas
como una temblorosa tela de vaga viuda,
es un color, un sueño
de cerezas hundidas en la tierra,
es una cola de humo que llega sin descanso
a cambiar el color del agua y de los besos.

 
No sé si se me entiende: cuando desde lo alto
se avecina la noche, cuando el solitario poeta
a la ventana oye correr el corcel del otoño
y las hojas del miedo, como lengua de buey
espeso, algo en la duda del cielo y de la atmósfera.

 
Vuelven las cosas a su sitio,
el abogado indispensable, las manos el aceite,
las botellas,
todos los indicios de la vida: las camas, sobre todo,
están llenas de un líquido sangriento,
la gente deposita sus confianzas en sórdidas orejas,
los asesinos bajan escaleras,
pero no es esto, sino el viejo galope,
el caballo del viejo otoño que tiembla y dura.

 
El caballo del viejo otoño tiene la barba roja
y la espuma del miedo le cubre las mejillas
y el aire que le sigue tiene forma de océano
y perfume de vaga podredumbre enterrada.

 
Todos los días baja del cielo un color ceniciento
que las palomas deben repartir por la tierra:
la cuerda que el olvido y las lágrimas tejen,
el tiempo que ha dormido largos años dentro de las campanas,
todo,
los viejos trajes mordidos, las mujeres que ven venir la nieve,
las amapolas negras que nadie puede contemplar sin morir,
todo cae a las manos que levanto
en medio de la lluvia.

 
Pablo Neruda

 

sábado, 18 de febrero de 2017

SALUTACIÓN ANGELICAL


SALUTACIÓN ANGELICAL

 

Eslavo con respecto a la palmera,
alemán de perfil al sol, inglés sin fin,
francés en cita con los caracoles,
italiano ex profeso, escandinavo de aire,
español de pura bestia, tal el cielo
ensartado en la tierra por los vientos
tal el beso del límite en los hombros.

 
Más sólo tu demuestras, descendiendo
o subiendo del pecho, bolchevique,
tus trazos confundibles,
tu gesto marital,
tu cara de padre
tus piernas de amado,
tu cutis por teléfono,
tu alma perpendicular
o la mía,
tus codos de justo
y un pasaporte en blanco en tu sonrisa.

 
Obrando por el hombre, en nuestras pausas,
matando, tú, a los largo de tu muerte
y a lo ancho de un abrazo salubérrimo,
vi  que cuando comías después, tenías gusto,
vi que en tus sustantivos creció yerba.
 

Yo quisiera, por eso,
tu calor doctrinal, frío y en barras,
tu añadida manera de mirarnos
y aquesos tuyos pasos metalúrgicos,
aquesos tuyos pasos de otra vida.

 
Y digo,  bolchevique, tomando esta flaqueza
en su feroz linaje de exhalación terrestre;
hijo natural del bien y del mal
y viviendo tal vez por vanidad, para que digan,
me dan tus simultáneas estaturas mucha pena,
puesto que tú no ignoras en quién se me hace tarde diariamente,
en quién estoy callado y medio tuerto.

 
César vallejo

 

 

miércoles, 15 de febrero de 2017

ELLOS, LOS MUERTOS


ELLOS, LOS MUERTOS

 

 
Son los que nunca dan la mano
pero abren la boca del lobo
los que esparcen la espuma amarga
que rezuma de las iglesias

los que de pronto se bifurcan
entre el delirio y el olvido
su sombra desborda la tierra
pero la brizna los oculta

nacieron de bellos revólveres
de largos años y promesas
saltaron de turbias catástrofes
o del fuego de los amores

o de encuentros entre las moscas
¿Pero quién ama esas hamacas
que cuelgan de tanta pereza?
¿Quién reniega de su miseria?

Se convierten en cerrojo
en un cangrejo en una lágrima
los pájaros cruzan indemnes
su salvaje museo de cera

tatuaje amargo del desierto
no hay ramas en ese lugar
no hay naranjas sino horizonte
tantas cabezas sin colores

para el frío para el silencio
el aceite de los eclipses
se dilatan en el recuerdo
hacen un perro con la lluvia

hacen fuego con un zapato
envuelven en hiedras el muro
aúllan guardando silencio
en sus fríos nidos ocultos

absurdos como una plegaria
como la esperanza insensata
de recobrar la antigua llave
la alianza del cuerpo y del alma

he aquí la tierra con su peso
he aquí la luz con su amenaza
contra ellos tan sólo esta sed
este furor que espera nada

¡Oh belleza de lengua cálida
hechizada por su demonio!
mi único cielo es su caricia
su tesoro mi manicomio

es el sol con su llamarada
la vida ávida y su rito
la vida que teje su historia
sin sentido sin esperanza

ellos hacen chirriar las flores
son sólo sábanas desiertas
atraen las piedras a su sombra
el agua inmóvil de los pozos

pero ahora los ignoramos
decimos adiós a los muertos
hoy somos los únicos dueños
de un universo abandonado

la luz del sexo los insulta
¡La eterna sangre que se abrasa!
Un vivo dios intraducible
sin más victoria que su jaula

 

Enrique Molina

martes, 14 de febrero de 2017

PLUMAS PARA UNAS ALAS


PLUMAS PARA UNAS ALAS

 

Un metro sesenta y cuatro de estatura sumergido en la piel
lo mismo que en un saco de obediencia y pavor.
Cautiva en esta piel,
cosida por un hilo sin nudo a esta ignorancia,
aferrada centímetro a centímetro a esta lisa envoltura que me protege a medias y por entero me delata,
siento la desnudez del animal,
el desabrido asombro del santo en el martirio,
la inexpresiva provocación al frío del cuchillo y al látigo del fuego.
No me sirve esta piel que apenas me contiene,
esta cáscara errante que me controla y me recuenta,
esta única avara cortada en lo invisible a la medida de mi muerte visible.
Apenas una pálida estría en la muralla:
la tensa cicatriz sobre la dentellada de la separación.
No puedo tocar fondo.
No consigo hacer pie dentro de esta membrana que me aparta de mí,
que me divide en dos y me vuelca al revés bajo las ruedas de los carros en llamas,
bajo espumas y labios y combates,
siempre a orillas del mundo, siempre a orillas del vértigo del alma.
No alcanza para lobo
y le falta también para cordero.
Y no obstante me escurro entre los dos bajo esta investidura
invulnerable al golpe de mi sangre y a mi pira de huesos.
¿Quién apuesta su piel por esta piel ilesa e inconstante?
Nada para ganar.
Todo para perder en esta superficie donde sólo se inscriben los errores sobre la borra de los años.
Y ese color de enigmas que termina en pregunta,
esa urdimbre cerrada donde cruzan sus hilos la permanencia y la mudanza
esa simulación de mansedumbre alrededor de un cuerpo irremediable
ese aspecto de falso testimonio con que encubre, bajo la misma lona, es el fantasma de ayer y el de mañana,
ese tacto como una chispa al sol, o un puñado de vidrios, o un huracán de mariposas,
¿a imagen de quién son?
¿A semejanza de qué dios migratorio fui arrancada y envuelta en esta piel que exhala la nostalgia?
Una mutilación de nubes y de plumas hacia la piel del cielo.

 

 Olga Orozco

domingo, 12 de febrero de 2017

FLORES


FLORES

 
Desde una gradería de oro –entre los cordones
de seda, las gasas grises, los terciopelos verdes y los discos
de cristal que se oscurecen como el bronce
bajo el sol-, veo abrirse la digital sobre un tapiz
de filigranas de plata, de ojos y cabelleras.
Monedas de oro amarillo sembradas sobre el ágata,
pilares de caoba que soportan una cúpula de esmeraldas,
manojos de rasos blancos y finas varas de rubí
rodean la rosa de agua.
Semejantes a un dios con enormes ojos azules
y con formas de nieve, el mar y el cielo atraen a las terrazas
 de mármol la multitud de jóvenes y fuertes rosas.

 

Arthur Rimbaud

 

sábado, 11 de febrero de 2017

LA MÁSCARA


LA MÁSCARA

 

ESTATUA ALEGÓRICA A LA MANERA DEL RENACIMIENTO

A Ernest Christophe, escultor

 
Contempla ese tesoro de gracias florentinas;
en la forma ondulante del musculoso cuerpo,
son hermanas divinas la Elegancia y la Fuerza.
Esta mujer, fragmento en verdad milagroso,
noblemente robusta, divinamente esbelta,
nació para reinar en lechos suntuosos
y entretener los ocios de un príncipe o de un papa.

 
-Observa esa sonrisa voluptuosa y fina
donde la fatuidad sus éxtasis pasea,
esos taimados ojos lánguidos y burlones,
el velo que realza esa faz delicada
cuyos rasgos nos dicen con aire triunfador:
“¡El Deleite me nombra y el Amor me corona!”.
 

A un ser que está dotado de tanta majestad,
¡qué encanto estimulante le da la gentileza!
acerquémonos trémulos de su belleza entorno.

 
¡Oh  blasfemia del arte! ¡Oh sorpresa brutal!
La divina mujer, que prometía la dicha
¡concluye en las alturas en un monstruo bicéfalo!
 -¡Más no! Máscara es sólo, mentido decorado,
ese rostro que luce un mohín exquisito,
y, contémplalo cerca: atrozmente crispados,
la auténtica cabeza, el rostro más real,
se ocultan al amparo de la cara que miente.

 
¡Oh mi pobre belleza! El río esplendoroso
de tu llanto se abisma en mi hondo corazón.
Me embriaga tu mentira y  se abreva mi alma
en la ola que en tus ojos el Dolor precipita.

 
-Mas, ¿por qué llora? En esa belleza inigualable
que tendría a sus pies todo el género humano,
¡qué misterioso mal oe su flanco de atleta?
 

-¡Insensata, solloza sólo porque ha vivido!
¡Y porque vive! Pero lo que lamenta más,
lo que hasta las rodillas le hace estremecer
es que mañana,¡ay!, continuará viviendo.
¡Mañana, al otro día, siempre! ¡Igual que nosotros!

 
Charles Baudelaire

 

jueves, 9 de febrero de 2017

EL ÁGUILA SEXUAL EXULTA UNA VEZ MÁS...


EL ÁGUILA SEXUAL EXULTA UNA VEZ MÁS…

 
El águila sexual exulta una vez más va a dorar la tierra
su ala descendente
su ala ascendente agita imperceptiblemente los mangos de la menta picante
y el  adorable desnudarse del agua
los días están contados tan claramente
que el espejo ha hecho sitio a un entramado de frondas
no veo del cielo más que una estrella
alrededor de nosotros sólo existe la leche describiendo su elipse vertiginosa
de donde la blanda intuición de párpados de ágata ojerosa
se levanta a veces para clavar la punta de su sombrilla en el fango de la luz eléctrica
entonces unas extensiones echan el ancla se despliegan por el fondo de mi mirada cerrada
icebergs que irradian los hábitos de los mundos venideros
nacidos de una partícula de ti de una partícula desconocida
y helada que emprende el vuelo
tu existencia es el ramo gigante que se escapa de mis brazos
mal atado abre los muros despliega las escaleras de las casas
se deshoja en los escaparates de las calle
con las noticias me voy continuamente con las noticias
el diario es ahora de cristal y si las cartas no llegan ya
es porque el tren ha  sido comido
la gran incisión de la esmeralda que dio origen al follaje
está cicatrizada para siempre los aserraderos de nieve cegadora
y las canteras de carne zumban solas con el primer destello
invertido en este destello
adquiero la huella de la vida y de la muerte
en el aire líquido.

 
André Breton

De “El aire del agua”

miércoles, 8 de febrero de 2017

UN SONETO A CERVANTES


 
UN SONETO A CERVANTES

 
Horas de pesadumbre y de tristeza
paso en  mi soledad. Pero Cervantes
es buen amigo. Endulza mis instantes
ásperos, y reposa mi cabeza.

 
Él es la vida y la naturaleza,
regala un yelmo de oros y  diamantes
a mis sueños errantes.
es para mí: suspira, ríe y reza.

 
Cristiano y amoroso y caballero
parla como un arroyo cristalino.
¡Así le admiro y quiero,

 
Viendo cómo el destino
hace que regocije al mundo entero
la tristeza inmortal de ser divino

 
Rubén Darío

martes, 7 de febrero de 2017

LAS JOYAS


LAS JOYAS

 

Ella estaba desnuda, y, sabiendo mis gustos,
sólo había conservado las sonoras alhajas
cuyas preseas le otorgan el aire vencedor
que las esclavas moras tienen en días fastos.

 
Cuando en el aire lanza su sonido burlón
ese mundo radiante de pedrería y metal
me sumerge en el éxtasis; yo amo con frenesí
las Cosas en que se une el sonido a la luz.

 
Ella estaba tendida y se dejaba amar,
sonriendo de dicha desde el alto diván
a mi pasión profunda y lenta como el mar
que ascendía hasta ella como hacia su cantil.

 
Fijos en mí sus ojos, como en tigre amansado,
con aire soñador ensayaba posturas
y el candor añadido a la lubricidad
nueva gracia agregaba a sus metamorfosis;

 
y sus brazos y piernas, sus muslos y sus flancos
pulidos como el óleo, como el cisne ondulantes,
pasaban por mis ojos lúcidos y serenos;
y su vientre y sus senos, racimos de mi viña,

 
avanzaban tan cálidos como Ángeles del mal
para turbar la paz en que mi alma estaba
y para separarla del peñón de cristal
donde se había instalado solitaria y tranquila.

 
Y creí ver unidos en un nuevo diseño
-tanto hacía su talle resaltar a la pelvis-
las caderas de Antíope al busto de un efebo,
¡soberbio era el afeite sobre su oscura tez!
 

Y habiéndose la lámpara resignado a morir
como tan sólo el fuego iluminaba el cuarto,
cada vez que exhalaba un destello flamígero
inundaba de sangre su piel color del ámbar.

 
Charles Baudelaire

sábado, 4 de febrero de 2017

HOTEL DE LAS CENTELLA


HOTEL DE LAS CENTELLAS

 
La mariposa filosófica
se posa en la estrella tosa
y forma así una ventana del infierno
el hombre enmascarado está siempre de pie ante la mujer desnuda
cuyos cabellos resbalan lo mismo que de mañana la luz de un farol que han olvidado apagar
los sabios muebles preparan la pieza que hace juegos de manos
con sus rosetones
sus rayos de sol circulares
sus moliendas de vidrio
en cuyo interior azulea un cielo con precisión
en memoria del pecho inimitable
ahora la nube de un jardín pasa por encima de la cabeza del hombre que acaba de sentarse
parte por la mitad a la mujer de busto mágico y ojos de Parma
es la hora en que el oso boreal con gesto de gran inteligencia
se estira y da cuenta de un día
al otro lado la lluvia se encabrita sobre los bulevares de una gran ciudad
la lluvia entre la niebla con regueros de sol sobre las flores rojas
la lluvia y el diávolo de los viejos tiempos
las piernas bajo la nube frutal rodean el invernadero
sólo se percibe el pulso de una mano muy blanca representado por dos minúsculas alas
el balancín de la ausencia oscila entre las cuatro paredes
hendiendo las cabezas
de donde se escapan bandadas de reyes que en seguida se hacen la guerra
hasta que el eclipse oriental
turquesa en el  fondo de las tazas
descubre el  lecho equilateral de sábanas color de esas flores llamadas bola de nieve
los veladores deliciosos las cortinas  rasgadas
al alcance de un librito con estas palabras estampadas
No hay mañana
cuyo autor lleva un nombre extraño
en la oscura señalización terrestre
 

André Breton

jueves, 2 de febrero de 2017

HIMNO A LA BELLEZA


HIMNO A LA BELLEZA

 

Bajas del hondo cielo o emerges del abismo,
belleza? Tu mirada infernal y divina
confusamente vierte crimen y beneficio,
por lo que se podría al vino compararte.

 
Albergas en tus ojos al poniente y la aurora,
cual tarde huracanada exhalas tu perfume;
son un filtro tus besos y un ánfora tu boca
que hacen cobarde al héroe y al niño valeroso.

 
¿Del negro abismo emerges o bajas de los astros?
como un perro, el Destino sigue ciego tu falda,
al azar vas sembrando el luto y la alegría
y todo lo gobiernas sin responder de nada.

 
Caminas sobre muertos, Belleza, y de ellos ríes;
el horror, de tus joyas no es la menos hermosa,
y el crimen, entre todas tus costosas preseas,
danza amorosamente sobre el vientre triunfal.

 
La aturdida falena vuela hasta ti, candela,
crepita, estalla y grita: ¡Bendigamos la llama!
El amante jadeando sobre su bella amada
semeja un moribundo que su tumba acaricia.

 
Que tú llegues del cielo o el infierno, ¿qué importa?.
Belleza, inmenso monstruo, pavoroso e ingenuo,
si tu mirar, tu risa, tu pie, me abren las puertas
de un infinito que amo y nunca conocí.

 
Satánica o divina, ¿qué importa? Ángel, Sirena,
¿qué importa?, si tu vuelves –hada de ojos de raso,
resplandor, ritmo, aroma, ¡oh mi señora única!—
menos odioso el mundo, más ligero el instante.

 
Charles Baudelaire

miércoles, 1 de febrero de 2017

DOMINGO TRISTE


DOMINGO TRISTE

 
Las campanas, el sol, el cielo claro
me llenan de tristeza, y en los ojos
llevo un dolor que el verso compasivo mira,
un rebelde dolor que el verso rompe
¡y es, oh mar, la gaviota pasajera
que rumbo a Cuba va sobre tus olas!

 
Vino a verme un amigo, y a mí  mismo
me preguntó por mí; ya en mí no queda
mas que un reflejo mío, como guarda
la sal del mar la concha de la orilla
cáscara soy de mí, que en tierra ajena
gira, a la voluntad del viento huraño,
vacía sin fruta desgarrada rota.
Miro a los hombres como montes; miro
como paisajes de otro mundo, el bravo
codear, el mugir, el teatro ardiente
de la vida en mi torno: ni un gusano
es ya más infeliz: ¡suyo es el aire,
y el lodo en que muere es suyo!
siento la coz de los caballos, siento
las ruedas de los carros; mis pedazos
palpo: ya no soy vivo: ¡ni lo era
cuando el barco fatal levó las anclas
que  me arrancaron de la tierra mía!

 
José Martí