sábado, 4 de febrero de 2017

HOTEL DE LAS CENTELLA


HOTEL DE LAS CENTELLAS

 
La mariposa filosófica
se posa en la estrella tosa
y forma así una ventana del infierno
el hombre enmascarado está siempre de pie ante la mujer desnuda
cuyos cabellos resbalan lo mismo que de mañana la luz de un farol que han olvidado apagar
los sabios muebles preparan la pieza que hace juegos de manos
con sus rosetones
sus rayos de sol circulares
sus moliendas de vidrio
en cuyo interior azulea un cielo con precisión
en memoria del pecho inimitable
ahora la nube de un jardín pasa por encima de la cabeza del hombre que acaba de sentarse
parte por la mitad a la mujer de busto mágico y ojos de Parma
es la hora en que el oso boreal con gesto de gran inteligencia
se estira y da cuenta de un día
al otro lado la lluvia se encabrita sobre los bulevares de una gran ciudad
la lluvia entre la niebla con regueros de sol sobre las flores rojas
la lluvia y el diávolo de los viejos tiempos
las piernas bajo la nube frutal rodean el invernadero
sólo se percibe el pulso de una mano muy blanca representado por dos minúsculas alas
el balancín de la ausencia oscila entre las cuatro paredes
hendiendo las cabezas
de donde se escapan bandadas de reyes que en seguida se hacen la guerra
hasta que el eclipse oriental
turquesa en el  fondo de las tazas
descubre el  lecho equilateral de sábanas color de esas flores llamadas bola de nieve
los veladores deliciosos las cortinas  rasgadas
al alcance de un librito con estas palabras estampadas
No hay mañana
cuyo autor lleva un nombre extraño
en la oscura señalización terrestre
 

André Breton

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