miércoles, 31 de julio de 2019

CREÍAS QUE ERAS INMORTAL - Gloria Gómez



CREÍAS QUE ERAS INMORTAL

Creías que eras inmortal,
que el camino bajo tus pies,
era interminable,
creías que tu salud sería infinita
y nunca tendrías que ceder 
a ninguna sosería de caricia.
Tampoco eran necesarias las palabras,
todo el mundo debía saber lo que pensabas,
lo que querías y por tanto debías tenerlo.

Creías que nunca serías huérfano,
que siempre tendrías la mano paterna en tu espalda,
evitando la curva de la vida y el dolor del desencanto.
Pensabas que nunca faltaría una madre
que estuviera a tu lado cada vez
que decides llenar de vahídos los sueños sin realizar.

Olvidaste entregar una flor el día señalado en el calendario,
apuntando en la página de las naderías una más. 
No diste la importancia de un plato caliente
y el pan recién hecho,
las sábanas limpias
y el brillo del espejo cada mañana.

Los años pasan,
y dejan la huella
que nunca hubieras imaginado te tocaría,
tú, el siempre erguido,
oteando la vida desde tu atalaya.
Han pasado los años
y una pequeña mota de polvo en el alma
no te deja ronronear en la noche,
clamas atención en cada movimiento espasmódico,
imploras en silencio las palabras
que la frialdad no dejó pronunciar,
ni siquiera las mías.

Los años pasan, amigo,
y el invierno llega a tu puerta,
y te sorprende desabrigado,
¡qué lástima!
Aquellos corazones que latían en tu entorno
ya no están,
algunos abandonaron el lugar.
Y tú te ves con la misma alforja
que regalabas a la pequeñez
rondando tus noches.
Los años pasan también para ti,
no lo sabías, te creías inmortal.

La adversidad también llega a tu puerta
vestida con sus mejores galas,
la desfachatez se despacha en tu mesa
dentro del bocado más anhelante.
Los años pasan, la vida pasa, los años…

Los años aparecen en cada arruga de tu sien
recordando que no volverán,
cada pelo cano
por cada renuncia del ajeno a tus misivas.

La vida pasa por delante de tu zaguán,
también te deja el recado de tu vejez,
no estabas dispensado,
el espejo te lo demuestra,
recuerdas, aquella soberbia en la solapa?
Como la bandera de tu fortuna!
Qué lastima!
Tu corazón también bombea sangre,
qué lástima!
Tanto tiempo perdido en la deriva del opresor,
qué lástima!
Ahora te das cuenta que nada volverá.
Nada vuelve!

Gloria Gómez Candanedo


martes, 30 de julio de 2019

ME OLVIDÉ - Yosune Castellano Alarcón



ME OLVIDÉ


Encontré mi pensamiento
anclado en el olvido
añorando su futuro.

Leves susurros
habitaban el lugar
imaginando aquello
que pude ser.

Me olvidé de esas
noches de sosiego que
iluminan la triste noticia.

Detrás de esa sonrisa
aparecen niños,
jugando a la verdad adulta
sintiendo entre lágrimas
sus besos ocultos.

Risas de mayores
decoran su habitación
sin detener la vida.

Me olvidé de los tormentos
a deshoras, entre líneas,
al margen de las mentiras.

Dejé para nunca los números
que querían sumar
las palabras de bienvenida
en las tardes de invierno.

Resté todos los minutos
en los que sufría al anochecer,
los segundos secuestrados
a la pasión.

Me olvidé escribir
los resultados finales
en el renglón tapado
por la mañana.

Al amanecer sostenía
tu copa, anunciando
el momento de calibrar
el perdón y ordenar el rato.

Yosune Castellano Alarcón


lunes, 29 de julio de 2019

RENUNCIO A ESA NADA - Alicia Martín



RENUNCIO A ESA NADA

En aquel lugar infinito
me conocéis para renunciar
a la tristeza de la muerte
interpretando el discurso
favorable de festejar el cumpleaños
del amigo.

Alicia Martín Martín

sábado, 27 de julio de 2019

TODAS ÍBAMOS A SER REINAS - Gabriela Mistral




TODAS ÍBAMOS A SER REINAS

                                               
Todas íbamos a ser reinas,
de cuatro reinos sobre el mar:
Rosalía con Ifigenia
y Lucila con Soledad.

En el Valle de Elqui, ceñido
de cien montañas o de mas,
que como ofrendas o tributos
arden en rojo y azafrán.

Lo decíamos embriagadas,
y lo tuvimos por verdad,
que seríamos todas reinas
y llegaríamos al mar.

Con las trenzas de los siete años,
y batas claras de percal,
persiguiendo tordos huidos
en la sombra del higueral.

De los cuatro reinos, decíamos,
indudables como el Korán,
que por grandes y por cabales
alcanzarían hasta el mar.

Cuatro esposos, desposarían,
por el tiempo de desposar,
y eran reyes y cantadores
como David, rey de Judá.

Y de ser grandes nuestros reinos,
ellos tendrían, sin faltar,
mares verdes, mares de algas,
y el ave loca del faisán.

Y de tener todos los frutos,
árbol de leche, árbol del pan,
el guayacán no cortaríamos
ni morderíamos metal.

Todas íbamos a ser reinas,
y de verídico reinar;
pero ninguna ha sido reina
ni en Arauco ni en Copán.

Rosalía besó marino
ya desposado con el mar,
y al besador, en las Guaitecas,
se lo comió la tempestad.

Soledad crió siete hermanos
y su sangre dejó en un pan,
y sus ojos quedaron negros
de no haber visto nunca el mar.

En las viñas de Montegrande,
con su puro seno candeal,
mece los hijos de otras reinas
y los suyos no mecerá.

Ifigenia cruzó extranjero
en las rutas, y sin hablar,
le siguió, sin saberle nombre,
porque el hombre parece el mar.

Y Lucila, que hablaba a río,
a montaña y cañaveral,
en las lunas de la locura
recibió reino de verdad.

En las nubes contó diez hijos
y en los salares su reinar,
en los ríos ha visto esposos
y su manto en la tempestad.

Pero en el Valle de Elqui, donde
son cien montañas y son más,
cantan las otras que vinieron
y las que vienen catarán:

“En la tierra seremos reinas,
y de verídico reinar,
y siendo grandes nuestros reinos,
llegaremos todas al mar”.

Gabriela Mistral


viernes, 26 de julio de 2019

CANTA LA NOCHE - Miguel de Unamuno





CANTA LA NOCHE


Asomándose al cielo de la selva
escuchan las estrellas en silencio,
del ruiseñor el canto, voz alada
de las entrañas de la noche augusta.
Cantan amores al abierto cielo
que cierra el sol, al alba, con sus llaves
de oro encendido; cantan las tinieblas,
canta la noche, y con su canto vierte
de los rendidos hijos de la vida
y en su regazo los acoge a todos
bajo una sola manta negra y suave.
Sombra no se hacen entre sí los seres,
ni luchan por la luz, todos se abrazan
en el regazo de la buena madre.
Canta la noche; arrulla el sueño dulce
de los rendidos hijos de la vida;
canta la noche, y con su canto vierte
un dulce olvido en los llagados pechos;
canta la noche y con su canto lava
las visiones que el alma congojosa
le metió bajo el sol que el cielo cierra
el silencio mortal del mediodía.

Miguel de Unamuno 

jueves, 25 de julio de 2019

DESPUÉS DE UN TIEMPO - Jorge Luis Borges



DESPUÉS DE UN TIEMPO


Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma,
y uno aprende que el amor
no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender.
Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos
y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes…
y los futuros tienen una forma de
caerse en la mitad.
Y después de un tiempo
uno aprende que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma, en lugar
de esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende…
y con cada día uno aprende.

Jorge Luis Borges



miércoles, 24 de julio de 2019

EL BARRIO - Esther Núñez




EL BARRIO


Sueño despierta
y los pensamientos vencen lo inanimado.
Me mantengo suspendida en el abismo
donde las piedras pierden su fragancia.
Yo a flote, la claridad del agua
demarca el rostro vencido.

Desafiando a la muerte amanece un nuevo día.
El aroma despierta inquietudes de abrazos
añoranza de los besos,
el rostro habla en el espejo
como el verso al que todos pertenecemos.

Una tarde de domingo…
al fin estrenaría el vestido de flores
prendido de infantil aroma,
ya la mirada de mi padre dio su aprobación.

En fila de a dos marchamos,
advertidos que en la calle todo muere,
asombrados por rayos de sol
que dibujan líneas intransitables
donde la transeúnte algarabía
escondida detrás de una sombra
resonará en la noche.

Esas tardes de domingo…
Arriba, en la terraza, la de la falda larga
cantando mientras tiende nostalgias de antaño.

En la tienda, el panadero
avivando con la masa entre las manos,
moldeando a su amada, con harina de simientes.
En la esquina de aquel bar, leyendo el periódico,
el vecino del sombrero pardo,
con su bigote y pipa haciendo piruetas,
y la sospecha de que hoy llueve.
Murmullo de aquellas gentes…
el ladrido de un perro en el funeral del día.

Aquel barrio no morirá jamás
ya no nos pertenece
y se ha de vencer la batalla
donde los soldados conservan la misma firmeza.
No volveremos a salir en fila de a dos
como colegiales asustados después de una despedida,
ya los temores arrullados, se desvanecieron.

Esas mañanas de domingo estrenando el nuevo vestido,
la mirada de mi padre,
en fila de a dos,
la de la falda larga,
el panadero con sus deseos,
el vecino del sombrero pardo,
el murmullo del as gentes,
el ladrido de aquel perro
y la muerte que engalana
la ciudad sitiada de recuerdos.

Mi padre y mi madre
abrazados en el funeral del día…
y la muerte que nos anuncia que sin ella
nada muere.

Esther Núñez Roma

SI TÚ ME OLVIDAS - Pablo Neruda




SI TU ME OLVIDAS


QUIERO que sepas
una cosa.

Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeño barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.

Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.

Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y de decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos 
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.

Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mi estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.

Pablo Neruda


domingo, 21 de julio de 2019

NO BUSQUES, NO -Vicente Aleixandre


NO BUSQUES, NO


Yo te he querido como nunca.
Eras azul como noche que acaba,
eras la impenetrable caparazón del galápago…
que se oculta bajo la roca de la morosa legada de la luz.
Eras la sombra torpe
que cuaja entre los dedos cuando en tierra dormimos solitarios.

De nada serviría besar tu oscura encrucijada de sangre alterna,
donde de pronto el pulso navegaba
y de pronto faltaba como un mar que desprecia a la arena.
La sequedad viviente de unos ojos marchitos,
de los que yo veía a través de las lágrimas,
era una caricia para herir las pupilas,
sin que siquiera el párpado se cerrase en defensa.

Cuán amorosa forma
la del suelo las noches del verano
cuando echado en la tierra se acaricia este mundo que rueda,
la sequedad oscura,
la sordera profunda,
la cerrazón a todo,
que transcurre como lo más ajeno a un sollozo.

Tú, pobre hombre que duermes
sin notar esa luna trunca
que gemebunda apenas si te roza;
tú, que viajas postrero
con la corteza seca que rueda entre tus brazos,
no beses el silencio sin falla por donde nunca
a la sangre se espía,
por donde será inútil la busca del calor
que por los labios se bebe
y hace fulgir el cuerpo como con una luz azul si la noche es de plomo.

No, no busques esa gota pequeñita,
ese mundo reducido o sangre mínima,
esa lágrima que ha latido
y en la que apoyar la mejilla descansa.

Vicente Aleixandre

sábado, 20 de julio de 2019

BELLEZA CRUEL - Ángela Figuera Aymerich



BELLEZA CRUEL


Dadme un espeso corazón de barro,
dadme unos ojos de diamante enjuto,
boca de amianto, congeladas venas,
duras espaldas que acaricie el aire.
Quiero dormir a gusto cada noche.
Quiero  cantar a estilo de jilguero.
Quiero vivir y amar sin que me pese
este saber y  oír y darme cuenta;
este mirar a diario de hito en hito
todo el revés atroz de la medalla.
Quiero reír al sol sin que me asombre
ese existir de balde, sobreviva,
con tanta muerte suelta por las calles.

Quiero cruzar alegre entre la gente
sin que me cause miedo la mirada
de los que labran tierra golpe a golpe,
de los que roen tiempo palmo a palmo,
de los que llenan pozos gota a gota.

Porque es lo cierto que me da vergüenza,
que se me para el pulso y la sonrisa
cuando contemplo el rostro y el vestido
de tantos hombres con el miedo al hombro,
de tantos hombres con el hambre a cuestas,
de tantas frentes con la piel quemada
por la escondida rabia de la sangre.

Porque es lo cierto que me asusta verme
las manos limpias persiguiendo a tontas
mis mariposas de papel o versos.
Porque es lo cierto que empecé cantando
para poner a salvo mis juguetes,
pero ahora estoy aquí mordiendo el polvo,
y me confieso y pido a los que pasan
que me perdonen pronto tantas cosas.
Que me perdonen esta miel tan dulce
sobre los labios, y el silencio noble
de mis almohadas, y mi Dios tan fácil
y este llorar con arte y preceptiva
penas de quita y pon prefabricadas.

Que me perdonen todos este lujo,
este tremendo lujo de ir hallando
tanta belleza en tierra, mar y cielo,
tanta belleza devorada a solas,
tanta belleza cruel, tanta belleza.

Ángela Figuera Aymerich

jueves, 18 de julio de 2019

DIRÉ CÓMO NACISTEIS - Luis Cernuda


DIRÉ COMO NACISTEIS


Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos,
como nace un deseo sobre torres de espanto,
amenazadores barrotes, hiel descolorida,
noche petrificada a fuerza de puños,
ante todos, incluso el más rebelde,
apto solamente en la vida sin muros.

Corazas infranqueables, lanzas o puñales,
todo es bueno si deforma un cuerpo;
tu  deseo es beber esas hojas lascivas
o dormir en esa agua acariciadora.
No importa;
ya declaran tu espíritu impuro.

No importa la pureza, los dones que un destino
levantó hacia las aves con manos imperecederas;
no importa la juventud, sueño más que hombre,
la sonrisa tan noble, playa de seda bajo  la tempestad
de un régimen caído.

Placeres prohibidos, planetas terrenales,
miembros de mármol con sabor de estío,
jugo de esponjas abandonadas por el mar,
flores de hierro, resonantes como el pecho de un hombre.

Soledades altivas, coronas derribadas,
libertades memorables, manto de juventudes;
quien  insulta esos frutos, tinieblas en la lengua,
es vil como un rey, como sombra de rey
arrastrándose a los pies de la tierra
para conseguir un trozo de vida.

No sabía los límites impuestos,
límites de metal o papel,
ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan alta,
adonde  no llegan realidades vacías,
leves hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos.

Extender entonces una mano
es hallar una montaña que prohíbe,
un bosque impenetrable que niega,
un mar que traga adolescentes rebeldes.

Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte,
ávidos dientes sin carne todavía,
amenazan abriendo sus torrentes,
de otro lado vosotros, placeres prohibidos,
bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita,
tendéis en una mano el misterio.
Sabor que ninguna amargura corrompe,
cielos, cielos relampagueantes que aniquilan. 

Abajo, estatuas anónimas,
sombras de sombras, miseria, preceptos de niebla;
una chispa de aquellos placeres
brilla en la hora vengativa.
Su fulgor puede destruir vuestro mundo.

Luis Cernuda

miércoles, 17 de julio de 2019

SONETO XXII - Pablo Neruda


SONETO XXII

Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu  mirada, sin mirarte, centaura,
en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
eras sólo el aroma de los cereales que amo.

Tal vez te ví, te supuse al pasar levantando  una copa
en Angol, a la luz de la luna de Junio,
o eras tú  la cintura de aquella guitarra
que toqué en las tinieblas y  sonó como el mar desmedido.

Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En  las casas vacías entré con  linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto

mientras ibas conmigo te toqué y  se detuvo mi vida:
frente a mis ojos estabas, reinándome, y  reinas.
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.

Pablo Neruda


TENGO MIEDO - Pablo Neruda



TENGO MIEDO


Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza
del cielo se abre como una boca de muerto.
Tiene mi corazón un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto.

Tengo miedo. Y me siento tan cansado y pequeño
que reflojo la tarde sin meditar en ella.
(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño
así como en el cielo no ha cabido una estrella).

Sin embargo en mis ojos una pregunta existe
y hay  un grito en mi boca que mi boca no grita.
¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada en medio de la tierra infinita!

Se muere el universo de una calma agonía
sin la fiesta del Sol o el crepúsculo verde.
Agoniza Saturno como una pena mía,
la Tierra es una fruta negra que el cielo muerde.

Y por la vastedad del vacío van ciegas
las nubes de la tarde, como barcas perdidas
que escondieran estrellas rotas en sus bodegas.

Y la muerte del mundo  cae sobre mi vida.

Pablo Neruda


lunes, 15 de julio de 2019

RECITAL DE POESÍA EN OFF THE COMMEDIAS - TEATRO DEL FINIKITO




RECITAL DE POESÍA EN OFF THE COMMEDIAS
EL TEATRO DEL FINIKITO


Domingo 14 de julio de 2019.

El  taller de poesía Grupo Cero de Alcalá de Henares es acogido en el Teatro del Finikito de esta ciudad alcalaína, donde realiza un recital de poesía cerrando la temporada ante la llegada de la época estival.

En la línea de llevar la poesía al pueblo y a su vez el pueblo a la poesía, contamos con la presencia de varios autores de la escritura, como Teresa Galeote, con varios libros publicados, la poesía con Mariana Romero-Nieva que comunicó su próximo libro, Manuel Díaz con poemas para niños, Luis San José leyendo poesía y representando un sketch de teatro escrito por Eduardo Mohedano, también participante, ambos al lado de María Ángeles Lucas. Con su participación hicieron el deleite de los espectadores, acompañando a los integrantes del taller: Esther Núñez, José García, Alicia Martín, Yosune Castellano y Gloria Gómez, acercando la poesía leyendo poemas de autores y propios. Maribel Domínguez, compañera, desde su lugar de vacaciones envió un relato en la voz de María Ángeles.

El acto fue presentado por Carlos Fernández, poeta, escritor, psicoanalista y coordinador del taller de poesía con más de veinte años produciendo versos en la ciudad alcalaína y que en su haber tiene varios libros publicados. Y en esta ocasión además de dirigir y presentar el acto puso un punto de humor al intercambiar opiniones con los integrantes del taller.

Se ofrecieron ejemplares de la revista “Balcones de poesía y luna” que se elabora en taller, libros de poesía y una copa de vino español con un pequeño ágape a todos los asistentes.

Una vez más la poesía, el teatro y la acogida del público, hizo de la tarde un entrañable encuentro entre los amantes del verso.

Feliz verano.
Aunque la poesía no descansa, volveremos en septiembre.

Gloria Gómez






viernes, 12 de julio de 2019

PRIMER AMOR - Vicente Huidobro




PRIMER AMOR

Eva bajo los cielos encantados
mostraba su armoniosa desnudez
y parecía que al sentirla los campos
se hacían inefables de mansa placidez.

Era el encanto de su cuerpo
resumen y compendio
de todo el universo.
En ella estaban todas las dulces armonías,
todas las líneas en un éxtasis puro,
todas las misteriosas maravillas,
de lo más grande y de lo más oculto.
En su cuerpo vibraban y surgían
todos los hondos secretos del mundo.

Estaba bajo los cielos limpios
llena de vida saludable y de calor
fragante a heno, envuelta en sol.
Sus mejillas gozaban de sentir el viento
y parecían hacer el aire suave y fresco.

Era fuerte y hermosa su cabeza
de tanto andar en algo;
sus pies fragantes de haber pisado hierbas;
sus ojos suaves de haber mirado campos:
sus manos claras y tiernas
de haber deshojado pétalos: su cuerpo sano
de estar con la tierra en contacto.
Su cabellera que casi llega al suelo
tan acostumbrada era a su cuerpo
que de haberla del cuerpo separado
hubiera retenido sus ondulaciones,
sus mismas formas hubiera conservado.
Sus inmensos flancos
parecían gruesas ramas curvadas,
y sus senos duros, perfectos,
claramente demostraban
que estaban hechos
para que en ellos floreciera
la vida humana.

¡Oh! Milagrosos senos de la primera
mujer que hubo en la Tierra,
senos en los cuales arraigara
la vida de los hombres. Senos de Eva,
de los cuales brotara
la clara leche madre de las razas.

Su carne sonrosada y fresca
de fruta nueva parecía hecha.

Eva, mirando a Adán, decirle parecía:
“Yo te ofrezco la vida,
te traigo en mis entrañas el futuro,
en germen llevo todas las distintas
razas del mundo”.

Adán sentía hacia Eva una sana
atracción imperiosa,
una fuerza que a ella lo empujaba
como una orden misteriosa.
Y Eva, en tanto, se le ofrecía toda
con el vientre anhelante y lleno de temblor,
como pidiendo a gritos la fecundación.

Y Adán le dijo:
                    --Ven, quiero sentirte
junto a mí, quiero rozarte,
yo estaba solo y tú viniste
y toda mi enorme soledad llenaste.
Yo estaba solo, pero no lo sabía,
ahora tendrás que acompañarme,
irás conmigo a todas partes
ya que me has enseñado a amar la compañía.

Y las palabras de Adán
siguiendo una invisible senda aérea
buscaron los oídos de Eva
como su destino lógico y natural,
como su último término,
así como las aguas buscan al mar.

Y contemplando aquel divino cuerpo
que despedía efluvios luminosos,
sintió en sus labios un raro cosquilleo
y un placer envolvente en sus ojos.
Y sintió que sus labios
de sangre se llenaban
y quiso febrilmente juntarlos
con los labios de Eva, que él miraba
rojos como gajos de naranjas.

Y Adán abrazó a EVA
y al estrecharla entre sus brazos
creyó que abrazaba toda la tierra.

Y allí, en medio de los campos,
debajo de las ramas,
en pleno contacto con la tierra se juntaron
sus cuerpos y sus almas,
y Eva sintió que rugían
de placer sus entrañas
cuando Adán afiebrado vertía
en ella el germen de la vida.

¡Oh instante solemne y profundo!
Instante supremo
más grande que todo el Universo
¡Oh apertura del amor en el mundo!

Amor padre de toda maravilla
y en todas las cosas trascendentales;
eje de todos los actos de la Vida,
causa y fuerza que impele todo lo grande.

¡Oh primer amor que hizo temblar la tierra,
las oscuras frondas y las viejas montañas!
Amor, que haces la vida buena
a toda la raza humana.

Y cuando dijo Adán esta sola palabra
sencilla y clara:
“Amor”, dijo más, algo más grande,
algo más pleno de alma,
más sublime e inefable
que todos los poemas
sobre el amor escritos en la Tierra.

Amor, sonrisa y sollozo prolongado
a través de los mundos y los años.

Vicente Huidobro