sábado, 30 de abril de 2016

Poemas leídos en el recital 3 de abril de 2016 - En abril, poemas mil


INVOCACIÓN AL LAUREL
A Pepe Cienfuegos

Por el horizonte confuso y doliente
venía la noche preñada de estrellas.
Yo, como el barbudo mago de los cuentos,
sabía el lenguaje de flores y piedras.

Aprendí secretos de melancolía,
dichos por cipreses, ortigas y yedras;
supe del ensueño por boca del nardo,
canté con los lirios canciones serenas.

En el bosque antiguo, lleno de negrura,
todos me mostraban sus almas cual eran:
el pinar, borracho de aroma y sonido;
los olivos viejos, cargados de ciencia;
los álamos muertos, nidales de hormigas;
el musgo, nevado de blancas violetas.

Todo hablaba dulce a mi corazón
temblando en los hilos de sonora seda
con que el agua envuelve las cosas paradas
como la telaraña de armonía eterna.

Las rosas estaban soñando en la lira,
tejen las encinas oros de leyendas,
y entre la tristeza viril de los robles
dicen los enebros temores de aldea.

Yo comprendo toda la pasión del bosque:
ritmo de la hoja, ritmo de la estrella.
Mas decidme, ¡oh cedros!,  si mi corazón
dormirá en los brazos de la luz perfecta.

Conozco la lira que presientes, rosa:
formé su cordaje con mi vida muerta.
‘Dime en qué remanso podré abandonarla
como se abandonan las pasiones viejas!

¡Conozco el misterio que cantas, ciprés;
soy hermano tuyo en noche y en pena;
tenemos la entraña cuajada de nidos,
tú de ruiseñores y yo de tristezas!

¡Conozco tu encanto sin fin, padre olivo,
al darnos la sangre que extraes de la Tierra,
como tú, yo extraigo con mi sentimiento
el óleo bendito que tiene la idea!

Todos me abrumáis con vuestras canciones;
yo sólo os pregunto por la mía incierta;
ninguno queréis sofocar las ansias
de este fuego casto que el pecho me quema.

¡Oh laurel divino, de alma inaccesible,
siempre silencioso, lleno de nobleza!
¡Vierte en mis oídos tu historia divina,
tu sabiduría profunda y sincera!

¡Árbol que produces frutos de silencio,
maestro de besos y mago de orquestas,
formado del cuerpo rosado de Dafne
con savia potente de Apolo en tus venas!

¡Oh gran sacerdote del saber antiguo!
¡Oh mudo solemne cerrado a las quejas!
Todos tus hermanos del bosque me hablan;
¡sólo tú, severo, mi canción desprecias!

Acaso, ¡oh maestro del ritmo!, medites
lo inútil del triste llorar del poeta.
Acaso tus hojas, manchadas de luna,
pierdan la ilusión de la primavera.

La dulzura tenue del anochecer,
cual negro rocío, tapizó la senda,
teniendo de inmenso dosel a la noche,
que venía grave, preñada de estrellas.


Federico García Lorca

miércoles, 27 de abril de 2016

Poemas leidos en el recital 3 de abril de 2016 - En abril, poemas mil

DIÁLOGO ENTRE BRÍGIDA Y DON JUAN TENORIO


BRÍGIDA:            ¡Bah! Pobre garza enjaulada,
dentro la jaula nacida,
¿qué sabe ella si hay más vida
ni más aire en que volar?
si no vio nunca sus plumas
del sol a los resplandores,
¿qué sabe de los colores
de que se puede ufanar?
No cuenta la pobrecilla
diez y siete primaveras,
y aún vírgen a las primeras
impresiones del amor,
nunca concibió la dicha
fuera de su pobre estancia,
tratada desde la infancia
con cauteloso rigor.
Y tantos años monótonos
de soledad y convento
tenían su pensamiento
ceñido a punto tan ruin,
a tan reducido espacio
y a círculo tan mezquino,
que era el claustro su destino
y el altar era su fin.

“Aquí está Dios la dijeron;
y ella dijo: “Aquí le adoro”.
“Aquí está el claustro y el coro”
Y pensó: “No hay más allá”.
Y sin otras ilusiones
que sus sueños infantiles,
pasó diez y siete abriles
sin conocerlo quizá.

DON JUAN            ¿Y  está hermosa?
                                  
BRÍGIDA:               ¡OH! Como un ángel


DON JUAN:           Y la has dicho…


José Zorrilla

lunes, 25 de abril de 2016

Poemas del recital 3 de abril de 2016 - En abril, poemas mil


PALABRAS PARA JULIA

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante un mundo ciego.

Te sentirás acorralada,
te sentirás perdida o sola,
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto,
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Un hombre solo, una mujer…
así tomados de uno
son como polvo, no son nada.

Pero cuando te hablo a ti,
cuando te escribo estas palabras,
pienso también en otros hombres.

Tu destino está en los demás,
tu futuro es tu propia vida,
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre las canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte
nada más, pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre, siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

José Agustín Goytisolo


jueves, 21 de abril de 2016

Poemas leídos en el recital 3 de abril de 2016 - En abril, poemas mil


THAMAR Y AMNÓN

Para Alfonso García-Valdecasas


La luna gira en el cielo
sobre las tierras sin agua
mientras el verano siembra
rumores de tigre y llama.
Por encima de los techos
nervios de metal sonaban.
Aire rizado venía
con los balidos de lana.
La tierra se ofrece llena
de heridas cicatrizadas,
o estremecida de agudos
cauterios de luces blancas.


*

Thamar estaba soñando
pájaros en su garganta,
al son de panderos fríos
y cítaras enlunadas.
su desnudo en el alero,
agudo norte de palma,
pide copos a su vientre
y granizo a sus espaldas.
Thamar estaba cantando
desnuda por la terraza.
Alrededor de sus pies,
cinco palomas heladas.
Amnón, delgado y concreto,
en la torre la miraba,
llenas las ingles de espuma
y oscilaciones la barba.
Su desnudo iluminado
se tendía en la terraza,
con un rumor entre dientes
de flecha recién clavada.
Amnón estaba mirando
la luna redonda y baja,
y vio en la luna los pechos
durísimos de su hermana.

*

Amnón a las tres y media
se tendió sobre la cama.
toda la alcoba sufría
con sus ojos llenos de alas.
La luz, maciza, sepulta
pueblos en la arena parda,
y descubre transitorio
coral de rosas y dalias.
Linfa de pozo oprimida
brota silencio en las jarras.
En el musgo de los troncos
la cobra tendida canta.
Amnón gime por la tela
fresquísima de la cama.
Yedra del escalofrío
cubre su carne quemada.
Thamar entró silenciosa
en la alcoba silenciada,
calor de vena y Danubio,
turbia de huellas lejanas.
Thamar, bórrame los ojos
con tu fija madrugada.
Mis hilos de sangre tejen
volantes sobre tu falda.
Déjame tranquila, hermano.
Son tus besos en mi espalda
avispas y vientecillos
en doble enjambre de flautas.
Thamar, en tus pechos altos
hay dos peces que me llaman,
y en las yemas de tus dedos
rumor de rosa encerrada.


*

Los cien caballos del rey
en el patio relinchaban.
Sol en cubos resistía
la delgadez de la parra.
Ya la coge del cabello,
ya la camisa le rasga.
Corales tibios dibujan
arroyos en rubio mapa.


*


¡Oh, qué gritos se sentían
por encima de las casas!
qué espesuras de puñales
y túnicas desgarradas.
Por las escaleras tristes
esclavos suben y bajan.
Émbolos y muslos juegan
bajo las nubes paradas.
Alrededor de Thamar
gritan vírgenes gitanas
y otras recogen las gotas
de su flor martirizada.
Paños blancos enrojecen
en las alcobas cerradas.
Rumores de tibia aurora
pámpanos y peces cambian.


*

Violador enfurecido,
Amnón huye con su jaca.
Negros le dirigen flechas
en los muros y atalayas.
Y cuando los cuatro cascos
eran cuatro resonancias,
David con unas tijeras
cortó las cuerdas del arpa.


Federico García Lorca

“Romancero gitano”

miércoles, 20 de abril de 2016

Revista de poesía nº 5 - León Felipe

Poemas leídos en el recital 3 de abril de 2016 - En abril, poemas mil

CON EL VIOLÍN ROTO

¡Qué mal suena este violín!
León Felipe, vas a tener que comprarte otro violín…
--¡A buena hora…! ¡A los 80 años!
¡No vale la pena!
Con este mismo violín roto
voy a tocar para mí mismo
dentro de unos días “Las golondrinas”,
esa canción ¡tan bonita!
que los mexicanos cantan siempre
a los que se van de viaje.
¿Cómo empieza?
¡Adiós…! ¡Adiós…!
Cagh, Cagh…, ¡qué ronco estoy!
En verdad que suena muy mal este violín…
Pero con él tengo que tocar todavía
unas cuantas canciones
que seme olvidaron en mis Obras completas.
No quiero que se queden perdidas
en el barullo de mis papeles inútiles.
Creo que no os van a gustar
pero no tengo otra cosa…
ni otro violín…
Y no puedo marcharme sin tocarlas
precisamente en este mismo viejo y roto violín.

León Felipe

“¡Oh, este viejo y roto violín!”

martes, 19 de abril de 2016

Poemas leídos en el recital 3 de abril de 2016 - En abril, poemas mil


ABRIL FLORECÍA

Abril florecía
Frente a mi ventana.
Entre los jazmines
y las rosas blancas
de  un balcón florido,
vi las dos hermanas.
La menor cosía,
la mayor hilaba…
Entre los jazmines
y las rosas blancas,
la más pequeñita,
risueña y rosada
--su aguja en el aire--,
miró a mi ventana.

La mayor seguía
silenciosa y pálida,
el huso en su rueca
que el  lino enroscaba.
Abril florecía
frente a mi ventana.

Una clara tarde
la mayor lloraba,
entre los jazmines
y las rosas blancas,
y ante el blanco lino
que en su rueca hilaba.
--¿Qué tienes –le dije—
silenciosa pálida?
señaló el vestido
que empezó la hermana.
En la negra túnica
la aguja brillaba;
sobe el velo blanco,
el dedal de plata.
Señaló a la tarde
de abril que soñaba,
mientras que se oía
tañer de campanas.
Y en la clara tarde
me enseñó sus lágrimas…
Abril florecía
frente a mi ventana.

Fue otro abril alegre
y otra tarde plácida.
El balcón florido
solitario estaba…
ni la pequeñita
risueña y rosada,
ni la hermana triste,
silenciosa y pálida
ni la negra túnica,
ni la toca blanca…
tan sólo en el huso
el lino giraba
por mano invisible,
y en la oscura sala
la luna del limpio
espejo brillaba…
Entre los jazmines
y las rosas blanca
del balcón florido,
me miré en la clara
luna del epejo
que lejos soñaba…
Entre los jazmines
y las rosas blancas
del balcón florido,
me miré en la clara
luna del espejo
que lejos soñaba…
Abril florecía
frente a mi ventana.

Antonio Machado


lunes, 18 de abril de 2016

Poemas leídos en el recital 3 de abril de 2016 - En abril, poemas mil


LA MEMORIA EN LAS MANOS

Hoy son las manos la memoria.
El alma no se acuerda, está dolida
de tanto recordar. Pero en las manos
queda el recuerdo de lo que han tenido.

Recuerdo de una piedra
que hubo junto a un arroyo
y que cogimos distraídamente
sin darnos cuenta de nuestra ventura.
Pero su peso áspero,
sentir nos hace que por fin cogimos
el fruto más hermoso de los tiempos.
A tiempo sabe
el peso de una piedra entre las manos.
En una piedra está
la paciencia del mundo, madurada despacio.
Incalculable suma
de días y de noches, sol y agua
la que costó esta forma torpe y dura
que acariciar no sabe y acompaña
tan sólo con su peso, oscuramente.
Se estuvo siempre quieta,
sin buscar, encerrada,
en una voluntad densa y constante
de no volar como la mariposa,
de no ser bella, como el lirio,
para salvar de envidias su pureza.
¡Cuántos esbeltos lirios, cuántas gráciles
libélulas se han muerto, allí, a su lado
por correr tanto hacia la primavera!
Ella supo esperar sin pedir nada
más  que la eternidad de su ser puro.
Por renunciar al pétalo, y al vuelo,
está viva y me enseña
que un amor debe estarse quizá quieto, muy quieto,
soltar las falsas alas de la prisa,
y derrotar así su propia muerte.

También recuerdan ellas, mis manos,
haber tenido una cabeza amada entre sus palmas.
nada más misterioso en este mundo.
Los dedos reconocen los cabellos
lentamente, uno a uno, como hojas
de calendario: son recuerdos
de otros tantos, también innumerables
días felices
dóciles al amor que los revive.
Pero al palpar la forma inexorable
que detrás de la carne nos resiste
las palmas ya se quedan ciegas.
No son caricias, no, lo que repiten
pasando y repasando sobre el hueso:
son preguntas sin fin, son infinitas
angustias hechas tactos ardorosos.
Y nada les contesta: una sospecha
de que todo se escapa y se nos huye
cuando entre nuestras manos lo oprimimos
nos sube del calor de aquella frente.

La cabeza se entrega. ¿Es la entrega absoluta?
el peso en nuestras manos los insinúa,
los dedos se lo creen,
y quieren convencerse: palpan, palpan.
pero una voz oscura tras la frente,
¿nuestra frente o la suya?
nos dice que el misterio más lejano,
porque está allí tan cerca, no se toca
con la carne mortal con que buscamos
allí, en la punta de los dedos,
la presencia invisible.
Teniendo una cabeza así cogida
nada se sabe, nada,
sino que está el futuro decidiendo
o nuestra vida o nuestra muerte
tras esas pobres manos engañadas
por la hermosura de lo que sostienen.
Entre unas manos ciegas
que no pueden saber. Cuya fe única
está en ser buenas, en hacer caricias
sin casarse, por ver si así se ganan
cuando ya la cabeza amada vuelva
a vivir otra vez sobre sus hombros,
y parezca que nada les queda entre las palmas,
el triunfo de no estar nunca vacías..


 Pedro Salinas

viernes, 15 de abril de 2016

Poemas leídos en el recital 3 de abril de 2016 - En abril, poemas mil


VOLVERÁN LAS OSCURAS GOLONDRINAS


Volverán las oscuras golondrinas
de tu balcón a sus nidos colgar,
y otra vez con el ala a tus cristales,
jugando, llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres…
esas… ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquéllas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día…
esas… ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios en el altar,
como yo te he querido…, desengáñate,
nadie así te amará.


Gustavo Adolfo Bécquer

miércoles, 13 de abril de 2016

Poemas leídos en el recital 3 de abril de 2016 - En abril, poemas mil


BALADA DEL NO Y DEL SI


Pensaba, una vez, cuando era inocente
--y lo he sido lo mismo que tú--:
“Acaso un hombre me venga a buscar.”
¡Cuidado con perder el juicio entonces!
y si tiene dinero,
y es bien educado,
y a diario lleva camisa limpia,
si sabe a una señora tratar,
le diré entonces: “No”.
Con la cabeza alta
y sentido común.
Brillará la luna en la noche,
zarpará la barca de la orilla, sí,
pero no hay que dejarle pasar de la raya.
Una no puede dejarse llevar,
hay que ser frías, hay que ser duras de corazón.
¡Cuántas cosas podrían pasar!
pero solo se puede decir “no”.

El primero que vino fue un hombre de Kent
y era como un hombre debe ser.
El segundo tenía en el puerto tres barcos,
y estaba el tercero loco por mí.
Y como tenían dinero
y eran bien educados,
como llevaban a diario camisa limpia,
y sabían a una señora tratar,
les dije a los tres “no”.
Con la cabeza alta
y sentido común.
Y la luna en  la noche brilló
se alejó la barca de la orilla, sí,
pero no les dejé pasar de la raya.
Una no puede dejarse llevar,
hay que ser frías, hay que ser duras de corazón.
¡Cuántas cosas podrían pasar!
pero sólo se puede decir “no”.

Más un día, un hermoso día azul,
vino uno que no me rogó.
Colgó su sombrero en el clavo de mi habitación
y ya no supe lo que hacía.
Y como no tenía dinero,
ni era bien educado,
y no llevaba camisa limpia ni el domingo,
ni sabía a una señora tratar,
a él no le dije “no”.
No tuve la cabeza alta
ni sentido común.
Ah, brilló la luna en la noche,
y la barca atada a la orilla quedó,
pero fue inevitable pasar de la raya.
Si, hay que dejarse llevar simplemente,
no hay que ser frías, no hay que ser duras de corazón.
¡Tantas cosas tenían que pasar!
no se podía ya decir “no”.


Bertolt Brecht

martes, 12 de abril de 2016

Poemas leídos en el recital 3 de abril de 2016 - En abril, poemas mil


ACEITUNEROS

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.

Levántate, olivo cano
dijeron al pie del viento.
y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?

Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.

No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.

Árboles que vuestro afán
consagró el centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.

¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?

Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.

Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.


Miguel Hernández