jueves, 29 de febrero de 2024

VENDRÁ DE NOCHE

 


VENDRÁ DE NOCHE

 

 

Vendrá de noche cuando todo duerma,

vendrá de noche cuando el alma enferma

se emboce en vida,

vendrá de noche con su paso quedo,

vendrá de noche y posará su dedo

sobre la herida.

Vendrá de noche y su fugaz vislumbre

volverá lumbre la fatal quejumbre;

vendrá de noche

con su rosario, soltará las perlas,

negro sol que da ceguera verlas,

¡todo un derroche!

Vendrá de noche, noche nuestra madre,

cuando a lo lejos el recuerdo ladre

perdido agujero;

vendrá de noche, noche nuestra madre,

cuando a lo lejos el recuerdo ladre

perdido agujero;

vendrá de noche; apagará su paso

mortal ladrido y dejará al ocaso

largo agujero…

¿Vendrá una noche recogida y vasta?

¿Vendrá una noche maternal y casta

de luna llena?

Vendrá viniendo con venir eterno;

vendrá una noche del postrer invierno…

noche serena…

Vendrá como se fue, como se ha ido

-suena a lo lejos el fatal ladrido-,

vendrá la cita;

será de noche mas que sea aurora,

vendrá a su hora, cuando el aire llora,

llora y medita…

Vendrá de noche, en una noche clara,

noche de luna que al dolor ampara,

noche desnuda,

vendrá… venir es porvenir… pasado

que pasa y queda y que se queda al lado

y nunca muda…

Vendrá de noche, cuando el tiempo aguarda,

cuando la tarde en las tinieblas tarda

y espera al día,

vendrá de noche, en una noche pura,

cuando del sol la sangre se depura,

del mediodía.

Noche ha de hacerse en cuanto venga y llegue,

y el corazón rendido se le entregue,

noche serena,

de noche ha de venir… ¿él, ella o ello?

De noche ha de sellar su negro sello,

noche sin pena.

Vendrá la noche, la que da la vida,

y en que la noche al fin el alma olvida,

traerá la cura;

vendrá la noche que lo cubre todo

y espeja el cielo en el luciente lodo

que lo depura.

Vendrá la noche, sí, vendrá de noche,

su negro sello servirá de broche

que cierra el alma;

vendrá de noche sin hacer ruido,

se apagará a lo lejos el ladrido,

vendrá la calma…

vendrá la noche…

 

Miguel de Unamuno

Cuadro: "La bella y sus fantasmas" de Miguel O. Menassa

 

miércoles, 28 de febrero de 2024

ERÓTICA





ERÓTICA

 

Cayó sobre tu espalda

la llama de tu pelo,

quemó la blancura

su ondulación de fuego.

 

Entre los áureos rizos,

por el amor deshecho,

yo vi calientes, húmedos,

brillar tus ojos negros.

 

Sin desmayas, erguidos,

redondos, duros, tersos,

temblaron los montones

de nieve de tus pechos.

 

Y de amor encendida,

estremecido del cuerpo,

con amorosa savia

sus rosas florecieron.

 

El clavel de tus labios

brindaba miel de besos

y fue mi boca ardiente

abeja de sus pétalos.

 

De la crujiente seda,

que resbalara al suelo,

emergió su blancura

tu contorno supremo.

 

Y al impulso movido

de ardoroso deseo,

se cimbró entre mis brazos

y quedó prisionero.

 

Me abrasaban tus ojos

me quemaba tu aliento,

y apagó las palabras

el rumor de los besos…


Enrique Molina

Cuadro: "Amor en los Andes" de Miguel O. Menassa

 

 

 

 


martes, 27 de febrero de 2024

LAS DOCE EN EL RELOJ

 


LAS DOCE EN EL RELOJ

 

 

Dije: todo ya pleno.

Un álamo vibró.

Las hojas plateadas

sonaron con amor.

Los verdes eran grises,

el amor era sol.

Entonces, mediodía,

un pájaro sumió

su cantar en el viento

con tal adoración

que se sintió cantada

bajo el viento la flor

crecida entre las mieses,

más altas. Era yo,

centro en aquel instante

de tanto alrededor,

quien lo veía todo

completo para un dios.

Dije: todo, completo.

¡Las doce en el reloj!

 

Jorge Guillén

Cuadro: "Ecos del reloj" de Miguel O. Menassa 

domingo, 25 de febrero de 2024

EL MAR ES UN OLVIDO...

 


EL MAR ES UN OLVIDO…

 

 

El mar es un olvido,

una canción, un labio;

el mar es un amante,

fiel respuesta al deseo.

 

Es como un ruiseñor,

y sus aguas son plumas,

impulsos que levantan

a las frías estrellas.

 

Sus caricias son sueños,

entreabren la muerte,

son lunas accesibles,

son la vida más alta.

 

Sobre espaldas oscuras

las olas van gozando.

 

Jorge Guillén

Cuadro: "Nocturno del mar" de Miguel O. Menassa 

 

 

 

 

 

DESCENSO AL OLVIDO



DESCENSO AL OLVIDO

 

 

He aquí los muertos sentados, inmóviles alrededor del Tiempo; adorando su pálida hoguera, extrañamente sombríos en su reunión solitaria.

 

Ahí están, invadidos por marañas azules; poblados por húmedas músicas, por cigarras. Sobre ellos el cierzo ha pesado, y sus gestos de antaño, sus cuerpos de vapor se condensan de súbito en alargadas lluvias.

 

No; no hables un idioma olvidado. No pronuncies tu nombre. Que no giren con letal lentitud la borrada, tormentosa cabeza. Que no te reconozcan sus huecos corazones comidos por los pájaros.

 

De las cosas y el delirio, 1941

Enrique Molina

Cuadro: "La barca del olvido" de Miguel O. Menassa


lunes, 19 de febrero de 2024

LA LLAMA

 


LA LLAMA

 

 

Hoy comienzo a escribir como quien llora.

No de rabia, o dolor, o pasión.

Comienzo a escribir como quien llora

de plenitud saciado,

como quien lleva un mar dentro del pecho,

como si el ojo contuviera toda

esa inmensa colmena que es el firmamento

en su breve pupila.

 

Me enciendo por pasadas plenitudes

y por estas presentes enmudezco.

Lloro por tener cerca una mujer,

por el agua de un monte

que suena entre cipreses en un lugar de Grecia;

lloro porque en los ojos de mi perro

hallo la humanidad, por la arrebatadora

música que quizá no merecemos,

por dormir tantas noches en sosiego profundo

bajo el icono y en su luz de oro,

y por la mansedumbre de la vela,

que sólo es eso, llama.

 

Comienzo a escribir y también la escritura

llora, porque respira y quema, porque pasa.

Qué gran gozo sentirme

yo mismo esa palabra que va ardiendo.

(Porque yo también ardo y también paso.)

 

Contemplo una llama muy quieta en la penumbra

de suaves jardines,

a la orilla de un mar calmo y antiguo,

y me voy encendiendo con la dicha

de saber que no existe otra verdad

que no sea esa llama, es decir,

la del amor que es don y que es condena.

 

Son llamas las palabras y son llamas los ojos,

que lloran sin llorar por el ser que yo fui

(aquel fuego cansado que temblaba

junto a otros jardines de otro mar)

y por el ser que ahora está mirando

fijamente una llama,

y que es, en soledad, la llama más gozosa.

 

Antonio Colinas

Cuadro: "Relámpago cero" de Miguel O. Menassa

domingo, 18 de febrero de 2024

SE DESCOLGÓ EL SILENCIO...

 


SE DESCOLGÓ EL SILENCIO…

 

 

Se descolgó el silencio,

sus atroces membranas despegadas como la de un murciélago anterior al diluvio,

su canto como el cuervo de la negación.

Tu boca ya no acierta su alimento.

Se te desencajaron las mandíbulas

igual que las mitades de una cápsula inepta para encerrar la almendra del destino.

Tu lengua es el Sahara retraído en penumbra.

Tus ojos no interrogan las vanas ecuaciones de cosas y de rostros.

Dejaron de copiar con lentejuelas amarillas los fugaces modelos de este mundo.

Son apenas dos pozos de opalina hasta el fin donde se ahoga el tiempo.

Tu cuerpo es una rígida armadura sin nadie,

sin más peso que la luz que lo borra y lo amortaja en lágrimas.

Tus uñas desasidas de la inasible salvación

recorren desgarradoramente el reverso impensable,

el cordaje de un éxodo infinito en su acorde final.

Tu piel es una mancha de carbón sofocado que atraviesa la estera de los días.

Tu muerte fue tan sólo un pequeño rumor de mata que se arranca

y después ya no estabas.

Te desertó la tarde;

te arrojó como escoria a la otra orilla,

debajo de una mesa innominada, muda, extrañamente impenetrable,

allí, junto a los desamparados desperdicios,

los torpes inventarios de una casa que rueda hacia el poniente,

que oscila, que se cae,

que se convierte en nube.

 

Olga Orozco

sábado, 17 de febrero de 2024

JAMÁS, MA SOEUR, TE HE AMADO TANTO...

 


JAMÁS, MA SOEUR, TE HE AMADO TANTO…

 

 

Jamás, ma soeur, te he amado tanto

como cuando me fui de ti en aquel crepúsculo.

Me engulló el bosque, el bosque azul, ma soeur,

sobre el que los palidos astros quedaban para siempre ya al oeste.

 

No me reí ni lo más mínimo, nada nada, ma soeur,

yo, que jugando me dirigía a mi oscuro destino

mientras que ya los rostros tras de mí

lentos palidecían en el atardecer del bosque azul.

 

Todo fue hermoso en aquella tarde única, ma soeur,

y nunca más después; tampoco antes

claro que sólo me quedaban ya los grandes pájaros

que al atardecer tienen hambre en el oscuro cielo.

 

Bertolt Brecht

Cuadro: "Artesanos del goce" de Miguel O. Menassa



viernes, 16 de febrero de 2024

VUELVE CUANDO LA LLUVIA

 


VUELVE CUANDO LA LLUVIA

 

 

Hermanas de aire y frío, hermanas mías:

¿cuál es esa canción que se prolonga por las ramas y rueda contra el vidrio?

¿Cuál es esa canción que yo he perdido y que gira en el viento y vuelve todavía?

Era lejos, muy lejos, en las primeras albas de un jardín custodiado por ángeles y ortigas.

Cantábamos para siempre la canción.

Cantábamos nuestra alianza hasta después del mundo.

Era hace mucho tiempo, hermana de silencios y de luna.

Era en tu adolescencia y en mi niñez más tierna,

cuando apenas te habías asomado a las sinuosas aguas del amor, que te apresaron pronto,

y aún te vestías contra nuestro candor con el muestrario de las apariciones:

la novia fantasmal, el alma en pena o la mendiga loca;

pero el día siguiente eras la paz y el roce de la hierba.

Cuando te fuiste, falto el cristal azul en la canción.

Era hace mucho tiempo, hermana de aventuras y de sol.

Yo era la más pequeña y seguía tus pasos por sitios encantados

donde había tesoros escondidos en tres granos de sal,

un ojo de cerradura enmohecida para mirar el porvenir más

bello y un espejo enterrado en el que estaba escrita la palabra del supremo poder.

Tú inventabas los juegos, las tentaciones, las desobediencias.

Fueron tantos los años compartidos en fiestas y en adioses

que se trizó en pedazos la canción tu mano abandonó la mía.

Hermanas de ráfaga y temblor, hermanas mías,

las escucho cantar desde las espesuras de mi noche desierta.

Sé que vuelven ahora para contradecir mi soledad,

para cumplir el pacto que firmó nuestra sangre hasta después del mundo,

hasta que completemos de nuevo la canción.

 

Olga Orozco

Cuadro: "Celebración en el mar" de Miguel O. Menassa

miércoles, 14 de febrero de 2024

INSOMNIO

 


INSOMNIO

 

 

Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.

Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,

y tú, inocente, duermes bajo el cielo.

Tú por tu sueño, y por el mar las naves.

 

En las cárceles de espacio, aéreas llaves

te me encierran, recluyen, roban. Hielo,

cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo

que alce hasta ti las alas de mis aves.

 

Saber que duermes tú, cierta, segura

cauce fiel de abandono, línea pura,

tan cerca de mis brazos maniatados.

 

Qué pavorosa esclavitud de isleño,

yo, insomne, loco, en los acantilados,

las naves por el mar, tú por tu sueño.

 

Gerardo Diego

Cuadro: El sueño dorado" de Miguel O. Menassa

 

martes, 13 de febrero de 2024

EL MUSGO EN LOS HOGARES

 


EL MUSGO EN LOS HOGARES

 

 

Hay un aire letárgico en las casas

como el que hay en los nichos bajo los pies de las estatuas,

o en el raso de un cofre lleno de ajadas flores y cabellos.

El aliento ennegrece los objetos;

las paredes donde el viento del Oeste golpea con sus

calientes cuerdas;

los lechos, las cortinas de plegada cintura…

Es que tal vez, bajo los pisos, hay alguien de insondable

cabeza que nuestros pies despiertan, resonando,

mientras el día gira penetrando a morir en las más tristes luces.

Henos aquí. La mesa ha sonado su blanco mantel y nos reúne.

Aún galopa el estío jadeando ante las celosías,

con sus pasos envueltos en hirviente humedad.

Aquí están mis manos. Nuestros diálogos;

el ritual alimento sobre la piel del mediodía;

las cosas dirigidas a su tranquilo perecer,

en tanto suenan los cuchillos cada vez más opacos,

hasta que se confundan con un golpe de tierra sobre la eternidad.

A veces, el océano pasa rozando las habitaciones

como un mendigo de terrible voz,

y hasta mis uñas quieren huir.

Pero aún estamos juntos entre las copas y los muebles

donde la sangre gotea,

reunidos en la ternura cuando las hojas vacilan,

aquí, como lobos retraídos,

o gentes que ya conocen su sabor.

Pero cuando los techos se sacuden, tocados de súbito

por mortuorios cielos,

y los platos se desmenuzan al compás de esos fúnebres sones

que nadie quiere oír,

nos miramos todavía sonriendo y nos contamos en silencio…

somos todos aún: nadie ha partido a ser el que se nombra sollozando,

ya todo de vapor, con un traje vacío

donde se secan lágrimas, claveles…

 

Enrique Molina

Cuadro. "Amores ocultos" de Miguel Oscar Menassa

lunes, 12 de febrero de 2024

TRANSFORMACIONES

 

TRANSFORMACIONES

 

 

Desde niño sufrí

la tiranía de los otros.

Fui dócil, aprendí,

y como un mono o un bufón

entretuve a los nobles con mis prodigios en el piano.

Compuse con talento

según el gusto de mi época

y fui aplaudido. Pero

cierta vez un acorde

me trastornó con su misterio:

supe que el alma es infinita,

que la orfandad es infinita

y me interné por los caminos

que las arduas tinieblas

abrían ante mí.

Los míos no entendieron.

Me encontraron oscuro,

rebelde, sospechoso.

Mi padre se alarmó.

Mi mujer se ofendió.

Los archiduques me olvidaron.

Pero yo seguí solo

y me di la razón.

Fui venturoso, fui desventurado.

Canté mis melodías con los ángeles

y con los comediantes de la legua.

Después, una mañana  

frígida de diciembre

me morí.

Y ahora soy

la música de Mozart.

 

Raúl Gustavo Aguirre

 

 

domingo, 11 de febrero de 2024

EL CORAZÓN QUE RÍE

 

EL CORAZÓN QUE RÍE

 

 

Tu vida es tu vida

no dejes que sea golpeada contra la húmeda sumisión

mantente alerta

hay salidas

hay una luz en algún lugar

puede que no sea mucha luz pero

vence a la oscuridad

mantente alerta

los dioses te ofrecerán oportunidades

conócelas

tómalas

no puedes vencer a la muerte pero

puedes vencer a la muerte en la vida, a veces

y mientras más a menudo aprendas a hacerlo

más luz habrá

tu vida es tu vida

conócela mientras la tengas

tú eres maravilloso

los dioses esperan para deleitarse

en ti.

 

Charles Bukowski

 

sábado, 10 de febrero de 2024

DIAS Y NOCHES TE HE BUSCADO

 


DÍAS Y NOCHES TE HE BUSCADO

 

 

Días y noches te he buscado

sin encontrar el sitio en donde cantas

te he buscado por el tiempo arriba y por el río abajo

te has perdido entre las lágrimas.

 

Noches y noches te he buscado

sin encontrar el sitio en donde lloras

porque yo sé que estás llorando

me basta con mirarme en un espejo

para saber que estás llorando y me has llorado.

 

Sólo tú salvas el llanto

y de mendigo oscuro

lo hacer rey coronado por tu mano.

 

Vicente Huidobro

Cuadro: "Lo que esperamos" de Miguel O. Menassa

 

 

 

 

miércoles, 7 de febrero de 2024

EPISTOLA

 


EPÍSTOLA

 

(A los perros de Atenas)

 

 

Un Dios extraño acecha, con horrible garganta:

ladrad, ladrad conmigo porque está oscuro en torno.

Las manos que lamíais serán menos que humo,

los pies se perderán por la cañada negra

donde ¡inútil llevar vuestra nariz por guía!...

Un dios vendrá, increíble como un feto del miedo,

que no tendrá los muslos luminosos de Apolo

ni el costado aterido que transitó la lanzada,

que no nos mandará su mensaje en centellas

ni contará en los diez dedos su ley escrita.

Yo os llamo porque sólo vuestra voz extrahumana

debe aullar. ¡Escarbad la tierra sobre el VERBO!

Solamente a vosotros es dada la elegía

que merece el insomnio cuando es la noche oscura,

cuando María pasa, llorando, en las tinieblas…

 

Rosa Chacel

Cuadro: "Vendrá la mañana" de Miguel O. Menassa

martes, 6 de febrero de 2024

MEMORIAL

 


MEMORIAL

 

I

Si vienes tan callada como

el viento en la arboleda

oirás quizá lo que yo oigo

verás lo que ve la tristeza.

Si vienes tan ligera como

el rocío entretejido

te acogeré encantada

y te pediré lo mismo.

Puedes sentarte a mi lado

como un suspiro silente y

sólo los para siempre muertos

se acordarán de la muerte.

Si vienes, me quedaré callada y

no te diré palabras agresivas;

no te preguntaré por qué, ahora,

ni cómo, ni lo que sabías.

Sí, nos sentaremos aquí en silencio

a la sombra de distinto años

y la rica tierra entre nosotras

se beberá nuestro llanto.

 

Audre Lorde

Cuadro de Miguel Oscar Menassa

 

 

lunes, 5 de febrero de 2024

TODO SE IBA...

 

 


TODO SE IBA…

 

 

Había mujeres débiles,

y además mujeres fáciles

y mujeres fatales

que lloraban gritaban sollozaban

delante de hombres de paja

que ardían.

Niños extraviados corrían por calles en ruinas

muy pálidos al saber que nunca más volverían a encontrarse.

Y jefes de familia

que ya no distinguían el suelo del techo

revoloteaban de un piso al otro

en una lluvia de felpudos de lámparas de cucharillas y de plumones.

Todo se iba

la ciudad se desmoronaba

bullía se desmenuzaba

y giraba sobre sí misma

sin que pareciera moverse.

Unos cerdos negros cegados

en la súbita oscuridad

de una pocilga moderna en desuso

galopaban.

La ciudad se iba

sudando sangre yagua

envases de gas reventados.

Los que solo soñaron en heridas y golpes

se despertaban

decapitados

habiendo perdido peines y cepillos

y otras cositas mundanas.

Una boda muy negra muerta de pie

desde el padrino hasta los novios

conservaban un equilibrio de ceniza petrificada

frente a un fotógrafo

torrado aterrado.

Ruinas recientes totalmente nuevas

homenaje de guerra

juegos de rompecabezas

ganancias y pérdidas

leña y carbón.

En lo que quedaba de una casa de obreros

una tortilla abandonada

colgaba como ropa vieja

sobre un ventanal roto

y en las migajas de un viejo lecho calcinado mezcladas con el

            serrín gris de un armario volatilizado

la carne humana se incorporaba al asado de carne comestible.

 

En las bambalinas del progreso

hombres íntegros proseguían integralmente la desintegración

            progresiva  de la materia viva

desamparada.

 

De “La pluie et le Beau temps”

Jacques Prévert

Cuadro: "En mil fragmentos" de Miguel O. Menassa

domingo, 4 de febrero de 2024

OPERACIÓN NOCTURNA

 

OPERACIÓN NOCTURNA

 

 

Alguien sopla.

Sopla contra mi casa una envoltura de cortinajes negros,

una niebla sedienta que husmea como hiena en los rincones,

unas sombras que incrustan trozos de pesadilla en la pared.

Alguien sopla y convoca los poderes sin nombre.

Mi guarida se eriza,

se agazapa en el foso de las fieras,

resiste con su muestrario de apariencias a los embates

de la mutación.

Alguien sopla y arranca de sus goznes mi precaria morada,

las maquinarias de su remota realidad.

Ahora es otra y no es y apenas vuelve a ser en más

o en menos,

tan amenazadora y tan falaz como una escena blanca

espejeando en la nieve

o la ventana que se enciende y se apaga en la espesura

del tapiz.

Pero igual la sofocan en su temblor final con una funda helada,

la separan de sus mansas costumbres,

le quitan una a una sus misericordiosas pertenencias

con un duro escalpelo.

La convierten en la trampa feroz sobre las bocas del abismo que viene.

¡Y yo que reclamaba solamente un lugar de pequeñas

alianzas como chispas, solamente un lugar para oficiar la luz en torno de mis huesos!

¿No había para mí nada más que esta cárcel,

estos muros aviesos, fatales hacia abajo,

esta tensa tiniebla que me arroja de subsuelo en subsuelo?

 

Olga Orozco

 

 

viernes, 2 de febrero de 2024

NIEVE

 


NIEVE

 

 

La nieve empezó a caer a medianoche. Y es verdad

que donde se está mejor es sentado en la cocina

aunque sea la cocina del insomnio.

Allí hace calor, te preparas algo, bebes vino

y miras por la ventana la eternidad familiar.

Por qué ibas a torturarte por saber si nacimiento y muerte

son sólo puntos,

puesto que la vida no es una línea recta.

Por qué ibas a atormentarte al ver el calendario

y a preocuparte por el valor que está en juego.

¿Y por qué ibas a admitir que no tienes

ni para zapatos para Sakia?

¿Y por qué ibas a envanecerte

de que sufres más que los demás?

Aunque en la tierra no existiera el silencio

ese nevar lo habría inventado ya en su sueño.

Estás solo. Ningún gesto. Nada de qué hacer gala.

 

Vladimir Holan

Cuadro: "Dueño de su vida y de su muerte" de Miguel O. Menassa

jueves, 1 de febrero de 2024

ENTRE LIRIOS DE FALSA ALARMA

 

ENTRE LIRIOS DE FALSA ALARMA

 

 

Entre lirios de falsa alarma

la insistencia de una avispa deja adivinar tu cuerpo

el ardor ahoga una presa demasiado mía para ser fingida

nodriza de dos filos sobre su lecho de convidado

el ardor deshace el nudo de la marisma viviente

donde el amor te esparce y se retira.

El ancla de tu palidez se sumerge

hasta la detención de las formas es aquí

donde la lluvia se pinta de azul el corazón

y furtiva una corriente de aire

desmiente ese gesto que significa ignoro

el bello blanco que ofrezco.

El ojo lava su párpado al borde confuso de la duda

y descompone tu cabeza en siete ruiseñores mórbidos

lo hay ya necesidad de apagar nuestras heridas

espacio por sí mismo se olvida para plegarse a tus alas

 

Juan Larrea

Cuadro: "Amor a primera vista" de Miguel O. Menassa