FELIZ AÑO
FELIZ año, este año, para
ti, para todos
los hombres, y las tierras,
Araucania amada.
Entre tú y mi existencia hay esta noche nueva
que nos separa, y bosques y
ríos y caminos.
Pero hacia ti, pequeña
patria mía,
como un caballo oscuro mi
corazón galopa:
entro por sus desiertos de
pura geografía,
sus verdes alcoholes, el mar
de sus racimos.
Entro en tus pueblos de
jardín cerrado,
blancos como camelias en el
agrio
olor de tus bodegas, y
penetro
como un madero al agua de
los ríos que tiemblan
trepidando y cantando con
labios desbordados.
Recuerdo, en los caminos,
tal vez en este tiempo,
o más bien en otoño, sobre
las casas dejan
las mazorcas doradas del
maíz a secarse,
y cuántas veces fui como un
niño arrobado
viendo el oro en los techos
de los pobres.
Te abrazo, debo ahora
retornar a mi sitio
escondido. Te abrazo
sin conocerte: dime quién
eres, reconoces
mi voz en el coro de los que
está naciendo?
Entre todas las cosas que te
rodean, oyes
mi voz, no sientes cómo te
rodea mi acento
emanado como agua natural de
la tierra?
Soy yo que abrazo toda la
superficie dulce,
la cintura florida de mi patria y te llamo
para que hablemos cuando se
apague la alegría
y entregarte esta hora como
una flor cerrada.
Feliz año nuevo para mi
patria en tinieblas.
Vamos juntos, está el mundo
coronado de trigo,
el alto cielo corre
deslizando y rompiendo
sus altas piedras puras
contra la noche; apenas
se ha llenado la nueva copa con un minuto
que ha de juntarse al río
del tiempo que nos lleva.
Este tiempo, esta copa, esta
tierra son tuyos:
conquístalos y escucha cómo
nace la aurora.
Pablo Neruda