DESCENSO AL OLVIDO
He aquí los muertos
sentados, inmóviles alrededor del Tiempo; adorando su pálida hoguera,
extrañamente sombríos en su reunión solitaria.
Ahí están, invadidos por
marañas azules; poblados por húmedas músicas, por cigarras. Sobre ellos el
cierzo ha pesado, y sus gestos de antaño, sus cuerpos de vapor se condensan de
súbito en alargadas lluvias.
No; no hables un idioma
olvidado. No pronuncies tu nombre. Que no giren con letal lentitud la borrada,
tormentosa cabeza. Que no te reconozcan sus huecos corazones comidos por los pájaros.
De las cosas y el delirio,
1941
Enrique Molina
Cuadro: "La barca del olvido" de Miguel O. Menassa
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