jueves, 28 de marzo de 2019

POR OSADÍA - Lucía Serrano


POR OSADÍA


Cuando por osadía, imagino la monárquica hermosura
de enamorarme de ti, veneno de la serpiente dorada,
a quien sólo mis pasiones amenazan.
Pierdo  las ansias en todos los caminos largos.
Decido entonces, no partir.
Engaño consciente que la voz provoca.
Dócil hermosura que todo lo confundes.
Halago los cuidados de tu boca,
en palabras que lejanas se refieren a mí.
No respetaré tus penas, tus tristezas,
                                                                 tus silencios, tus ausencias.
No acordaré con tu muerte, aunque el día que te conocí,
                                             ya habías muerto.
Yo amé la palidez, lo blanco de tu rostro enamorado
                                                                         de la confusión.
Furioso corazón destrozado, inadvertido.
¡Oh Paris, tu extravagancia ausencia es lo que yo quisiera!
La inquietud de la sagrada mercancía,
                                          transportada en las orillas del Sena
¡Ven libertad, estatua sin vuelo!
Esta inmensa batalla es mi vida, yo amaba el silencio de
los atardeceres donde el amor exaltaba su huída,
su particular manera de haberse marchado.
No presentí ningún milagro,
                                      no tuve inquietud por las apariencias.

Lucía Serrano
Del libro “Caramelo”

martes, 26 de marzo de 2019

¡OH BESTIA! - Lucía Serrano



¡OH BESTIA!


¡Oh Bestia! Maravillosa y áspera fue siempre tu presencia,
cálido corazón a pleno sol, vivo en tus fuerzas.
Beso y acaricio tu permanente escucha.
Amo tus recuerdos y nuestro plan.

¡Oh Bestia! Oscuro viento
guardó en el aire nuestros mejores besos.
Habitante poseedor de todas las respuestas,
abre mi corazón, quiero quedarme contigo.

¡Oh Bestia!
                     Contigo,
                                     contigo,
                                                     solo es contigo.

No volvía a reconocer nuestros perfume en el exilio.
La frialdad de la violencia donde circula el miedo,
no encuentra mis lágrimas.
Petrificada belleza, me declaro enamorada de ti.

Es tu alma mi Poesía.
Tus océanos la furia de mis noches.
La calma de mis tardes, las caídas.
El vértigo perfecto de tus llamas.

¡Oh Bestia! Cielo abierto, blanca espuma,
relámpago sin estruendo, ven, te necesito cerca.
Hoy recuerdo los grandes abismos
que conocimos sin estar juntos.

¿Quiénes son los hambrientos Bestia?

El espanto tiene la claridad y el aroma de nuestro destino.
Invoco tus sombras, te encuentro siempre en las tragedias,
y vuelvo a festejar las marcas que grabaron nuestros pasos.

Vacío de lo incierto.

¡Oh Bestia!
                     El tiempo,
                                         se parece a ti,
                                                                   es inatrapable…

espío la realidad mientras te espero y desconfío del Bien.
Ajena en tu ausencia, retrocedo, desvío, me pierdo.
Ambiciono la máxima fragilidad cuando te encuentro,
algo que me detenga para no volver a separarme de ti.

Osadía del latido que suena lejos.

Las viejas cartas de amor ente nosotros,
marcan el rumbo empecinado del desierto,
condenado a encontrarnos en esa invisibilidad
de las ausencias que nosotros vemos.

¡Oh Bestia, nuestro amor es tan bello!

Lucía Serrano

sábado, 23 de marzo de 2019

FUE EN LA CÁRCEL - Lucía Serrano


FUE EN LA CÁRCEL


Un mundo entero debajo de este mundo vivía entre las rejas,
sin brazos que salieran al sol para aumentar la apuesta.
Todo lo que sé, lo aprendí en la cárcel,
hasta perfeccioné el francés de años juveniles.
En ese pequeño mundo no existe como verdadero,
ni siquiera el color amarillo.
Destrozan lo poco de amor que se acerca a la celda.
Comprended que aquí no has venido por ser inocente,
y vamos hombre, ya mismo declárate culpable de algo,
y si no sabes inventa.
Sí, fue en la cárcel donde aprendí a inventar.
Todo tenia que suceder sin arrepentimientos, sin cuerpo,
y entre truenos y humo, la dinamita multiplicaba
lo posible incierto que jamás ocurrió.
Lo peor que viví fue en la cárcel.
Allí no hay almas limpias, blancos corazones,
estrellas que nos alumbren los pasos por venir.
Allí en la cárcel, el horizonte te queda lejos,
y después está el gendarme, con las manos vacías,
con la cabeza hueca, con un corazón artificial,
sus propios escombros lo acompañan.
Todo es gris en la cárcel.
Si, recuerdo, fue en la cárcel donde perdí
el sentido de multiplicar y dividir.
Harapientos mendigos,
amantes de mínimos delitos que jamás competieron.
A ver, a ver, ¿quién fue un asesino?
¿quién un ladrón a su juicio?
¿quién un perverso nacido de un vientre animal,
sin madre que sostenga su mirada?
Dios aparece entre todos sin ser visto y arma desórdenes extremos.
Lujurias propias de goce.
Sí, fue en la cárcel, donde imaginé un laboratorio perfecto.
Hierros oxidados rezan por tener una sensibilidad vegetal,
y entre las penas impronunciables, todos son maricas,
y los machos, que el padre nuestro los salve, o no los salve nadie.
Sí, fue en la cárcel, que excitación te da el encierro 
que no termina nunca. Obreros de puertos sin barcos.
Bromas y carcajadas para una lágrima desconocida.
¡Che cabrón, no puedes violare a es aniña porque es mi hija!
Rataplán, rataplán, rataplán, las botas caminan como los caballos.
Y lo único que existe es el mal.
¿A ver a quién puedo joder hoy, a qué ingenuidad,
a qué esperanza, a qué mañana?
Hoy me violare a una madre.
Para eso dios me ha hecho huérfanos, él tiene completo mi legajo,
él lo ha diseñado.
Hombre infantil, cree que diseñas u destino,
pero él arma los escenarios para placeres que tú no te imaginas
si, recuerdo, fue en la cárcel donde conocí los milagros.
Allí se hizo presente la bruma del aire que tienen los esclavos.
Todos los cerebros son huecos y se llenan con la basura
que recogen los basureros.
En vano te lavas la cara o la cabeza.
Nadie tiene sueños, todos son inventos.
Los grandes escritores nacieron en la cárcel,
rodeados del estiércol hicieron catedrales y bárbaros monumentos.
Vivieron muertos.
¿No te parece acaso un desafío imposible de ser cierto?
Manchas en los baños almacenan los gestos del salvado,
y desfilan los hechos jamás vistos, jamás contados.
Un diseño para esquizofrénicos.
¿Y quién no estuvo preso?
Venganzas traman las horas que pasan,
y ninguna virtud se hace presente.
Todo es distancia, no hay cita, ni desdicha.
Todo es festín sin ninguna palabra. Todo sombra. Todo madrugada.
Algún amor clavándose en las piedras rueda y se hace agua.
Gotas para gemidos impronunciables.
Al final todos son culpables, se terminan definitivamente los valientes.
Y todo eso, fue en la cárcel.

Lucía Serrano

miércoles, 20 de marzo de 2019

AMO, AMOR - Gabriela Mistral


AMO, AMOR


Anda libre en el surco, bate el ala en el viento,
late vivo en el sol y se prende al pinar.
No te vale olvidarlo como  al mal pensamiento;
¡lo tendrás que escuchar!

Habla lengua de bronce y habla lengua de ave,
ruegos tímidos, imperativos de amar.
No te vale ponerle gesto audaz, ceño grave;
¡lo tendrás que hospedar!

Gasta trazas de dueño; no le ablandan excusas.
Rasga vasos de flor, hiende el hondo glaciar.
No te vale decirle que albergado rehúsas;
¡lo tendrás que hospedar!

Tiene argucias sutiles en la réplica fina,
argumentos de sabio, pero en voz de mujer.
Ciencia humana te salva, menos ciencia divina;
¡le tendrás que creer!

Te echa venda de lino; tú la venda toleras;
te ofrece el brazo cálido, no le sabes huir.
Echa a andar, tú le sigues hechizada aunque vieras
¡que eso para en morir!

Gabriela Mistral


domingo, 17 de marzo de 2019

A PESAR DE TODO ME LEVANTO - Maya Angelou


A PESAR DE TODO ME LEVANTO

Podrás inscribirme en la historia
con tus mentiras amargas y retorcidas,
podrás arrastrarme en la basura misma
y a pesar de todo, como el polvo, me levantaré.
¿Te desconcierta mi insolencia?
¿Por qué te acosa la melancolía?
Porque camino como si tuviese pozos de petróleo
bombeando en mi sala de estar.
Igual que las lunas y los soles,
con la certeza de las mareas,
igual que las esperanzas que alto vuelan
a pesar de todo me levantaré
¿Querías verme destruida?
¿Con la cabeza inclinada y los ojos cerrados?
Los hombros caídos como lágrimas.
Debilitada por mis gritos conmovedores.
¿Te ofende mi arrogancia?
No lo tomes tan a mal
porque me río como si tuviera minas de oro
cavándose en el patio de atrás.
Puedes dispararme las palabras,
puedes matarme con tu odio,
y a pesar de todo, como el aire, me levantaré.
¿Te desconcierta mi sensualidad?
¿Te resulta una novedad
que baile como si tuviera diamantes
en el medio de mis muslos?
Desde los cobertizos de una vergüenza histórica
me levanto
soy un océano negro, impetuoso y extenso,
fluyendo y embraveciendo soporto la marea.
Dejando atrás noches de espanto y miedo
me levanto
en un nuevo día asombrosamente claro
me levanto con los talentos que mis ancestros dieron,
yo soy el sueño y la esperanza del esclavo.
Me levanto.
Me levanto.
Me levanto

Maya Angelou



viernes, 15 de marzo de 2019

EL MENDIGO - Alejandra Menassa de Lucía


EL MENDIGO

 

Hoy me corté el último dedo que tenía
y me lo comí.
Diez muñones como diez tallos
de rosa cercenados,
diez cicatrices de marfil.
Un día debí comerme también mi corazón,
Ya hace años de esto.
No recuerdo si con esta hacha
que pende ahora sobre mi cabeza
practiqué en el esternón un surco
lo extraje y lo miré tiernamente latir.
Si lo hubiera comido, lo habría vomitado,
el corazón de un mendigo es indigesto,
está cargado de rabia contra todo.
Si lo hubiera comido, ahora estaría muerto,
no por vivir sin corazón,
de esos seres arcadios está poblado,
casi lleno, el mundo.
Me hubiera muerto de un ataque al hígado,
toda rabia enquistada mi corazón,
me habría muerto de un cólico de bilis negra,
negra como la noche en que mataron mi razón.

 
Alejandra Menassa de Lucía
De “Las llaves de los días”

martes, 12 de marzo de 2019

CANTO RABIOSO DE AMOR A ESPAÑA EN SU BELLEZA - Ángela Figuera Aymerich

CANTO RABIOSO DE AMOR A ESPAÑA EN SU BELLEZA.

Con los ojos cerrados,
Con los puños cerrados, con la boca
Cerrada, España, canto tu belleza.
Y con la pluma ardiendo y con la pluma
loca de amor rabioso canto y firmo.

Belleza sobre ti y en tus entrañas
de miel y de granito, y en tu cielo,
y en tus encadenadas cordilleras
y en tus encadenados hombres, canto.

De siglo en siglo en olas y torrentes
de barro ibero, en sucesivas olas
de tierras y metales agregados,
de frutos madurados poco a poco
bajo tu fiero sol, me vienes madre

me viene tu belleza tierna y dura,
tu corazón rodando enamora
hasta embestirme, hasta llenarme toda,
hasta romperme el miedo y la corteza.

De siglo en siglo con tus ríos dulces,
puertos alegres, míticas ciudades,
piedras labradas, torreones, claustros,
palacios, catedrales y conventos,
pueblos de tierra, cementerios míseros,
huertos, jardines, patios y zaguanes,
cristos sangrientos, sonrosadas Vírgenes,
lanzas y escudos, cálices y códices;
de siglo en siglo con cincel y gubia,
con mística y ascética y pinceles,
con el arado, el yunque y el martillo,
la pluma y los telares, me has llegado.
De sueño en sueño con palmeras y agua,
con limoneros, nardos y arrayanes,
vino y almendra, música y aceite;
de mar a mar, al remo y a la vela,
con sal y caracolas, con pescados,
playas doradas, ásperos cantiles;
de tierra en tierra, con praderas húmedas,
sierras nevadas, florecidos valles,
pardas llanuras, parameras ásperas,
cierzos helados, delicadas brisas
oliendo a los tomillos de tu aliento,
de siglo en siglo me has llegado, España.

Tú me has parido y hecho y traspasado
de dicha y dolor hasta los huesos
con tu belleza que se clava y ciñe
como un silicio rojo en mi cintura
y hace subir mi sangre a borbotones
entre garganta y verso para ahogarme
de amor rabioso de vergüenza sorda,
de amor, de amor, de amor, de amor rabioso.

Porque eres bella España y agonizas
bajo mis pies, herida en tus cimientos.
Porque te veo andando entre zarzales
por todos los caminos rezagada
con una cruz al cuello y otra al hombro,
durmiendo en las cunetas de la gloria
para soñar perdidas carabelas
con ojos anegados de ceniza.
Porque te veo escuálida y desnuda,
comiendo el pan moreno de tu vientre,
bebiéndote el gazpacho de tu sangre,
desposeída de oros y de espadas,
borracha en copas, vapuleadas en bastos,
por todos malcomprada y mal vendida,
pordioseando impúdica en la puerta
de la opulenta Catedral del Mundo.
Porque te veo presa entre cadenas,
viuda, asesina y mártir de tus hijos,
a mil años y un día condenada.

Porque eres bella, España, y te me mueres,
porque eres mía, España, y no e absuelvo
del mal de España, canto tu belleza
y fecho y firmo a corazón parado,
boca cerrada y apretados puños,
clavándome la lengua entre los dientes,
porque no quiero blasfemar tu nombre.

Ángela Figuera Aymerich

sábado, 9 de marzo de 2019

CANCIÓN DEL PAN ROBADO - Ángela Figuera Aymerich


CANCIÓN DEL PAN ROBADO


Hermano de la hoz y de la trilla,
hermano del molino atareado,
hermano con el pecho enrojecido
por el calor del horno, dime, hermano,
¿dónde está el pan que hiciste con fatiga?
¿En dónde esta mi pan, que no lo alcanzo?
El pan que hiciste, para todos era.
Igual que tú lo haces, me lo gano.
Con sangre, con sudor y  golpe a golpe,
partiéndome los huesos a destajo.
¿Por qué no está en mi casa? ¿Es el camino
tan largo de la espiga hasta mis labios?
Mis hijos piden pan y no lo tienen.
¿Dónde va el pan bien hecho y bien ganado?

Hermano nuestro de la mina
y del taller y del andamio,
hermano de los olivares
y de las redes del pescado,
el pan que cuecen nuestros hornos
para vosotros lo amasamos
pero, del trigo hasta la boca,
¡cuántos ladrones acechando!
Está el hocico de la hiena,
están las garras del milano,
están los buitres con su pico,
miles de dientes afilados.

Pongámonos mucho más cerca,
hagamos nudo con las manos;
hombro con hombro, pecho a pecho,
los corazones apretados.
Un solo cuerpo a la tarea,
un solo afán, un solo brazo.
Todas las frentes un sudor
y una canción para alegrarlo.
Entre hombre y hombre ni un resquicio
para el cuchillo mas delgado.
Nadie podrá romper el nudo,
poner cadenas en los brazos.
No nos podrá morder el lobo.
No nos podrá partir el rayo.

El pan que salga de los hornos,
pan bien cocido y bien ganado,
será el pan nuestro de cada día,
ni discutido ni menguado
.

Ángela Figuera Aymerich

miércoles, 6 de marzo de 2019

POEMA A UN CANTAOR - Maribel Domínguez Duarte



POEMA A UN CANTAOR

Al Carbonilla de Alcalá
El Laboratorio 12 de septiembre de 2015

Con un rayo de luz prendido en tu pelo
y ese timbreo en tu boca que derrama pasión,
se desgarra una sinuosa guitarra
tu voz, comprende ese dolor
y conjugas con tu cante
ancestrales versos de amor.

El aire dibuja claveles encendidos
suspendidos en la alborada,
y un carámbano de luna
se derrite en tu tonada.

Titilan la sangre de las venas
cuando se quiebra tu garganta
formando caricias de libertad
que a las penas espanta.

Ya lo dijo el poeta
y lo repitió el cantaor,
las cosas verdaderas
son las que salen del corazón.

Maribel Domínguez Duarte

martes, 5 de marzo de 2019

AÑO VIEJO - Gloria Gómez




AÑO VIEJO


I
Ya se va.
Se va encorvado por la carga de los días,
el peso de las palabras que se olvidaron pronunciar
en los momentos del amor,
las que quedan en el nudo hecho en la tráquea
al surgir la despedida sin retorno,
las enredadas entre las lágrimas de la emoción
al producir el encuentro con la incertidumbre de la duda.

Ya se va.
Lleva sus pasos torpes por la vereda nocturna
al cargar en una sola mochila
los momentos que podían haber llenado de alegría
la cavidad del tórax ante la desnudez de tu cintura,
ante la calidez de mi mirada en la caricia de la tarde
o el beso olvidado en el soslayo del amanecer.
Se va con todos mis amores y también mis desengaños.

Ya se va.
Y no vuelve su rostro hacia la senda abandonada,
no vuelve la vista hacia el espacio que deja el vacío del adiós,
no gira el tiempo sucedido,
no vuelve a dar la oportunidad de volar.
Se lleva los recuerdos de los retozos en la sombra,
las oportunidades no cultivadas,
y las pieles que olvidaron vivir el temblor.

Ya se va.
Sigilosamente, sutilmente, casi sin avisar,
va recogiendo las últimas páginas,
algunas en blanco,
otras rebosantes de versos escritos en el lecho,
otras mancilladas por la idiotez de la cordura.


Ya se va.
El año se va envejecido.
Se va sin decir adiós,
dejando la ruta marcada,
dejando la huella de los sueños resquebrados en un rincón,
añorando la luz que los vuelva a alzar.
Se va recordando el tiempo
que aún queda para la próxima cosecha.
Alentando almas a retomar la furia de la pasión.

Se va.
Como la ola que arrastra un corazón dibujado en la arena,
diluyendo la sonrisa robada al horizonte
acaecido en la comisura de tus labios
o al ardor sostenido en la línea de los míos
cada vez que te alejas.
Se lleva las veces que sentí el latido de la emoción
cuando una tarde cualquiera nos besábamos.

Se va repleto,
en su espalda se cobijan los abrazos apagados en la quietud,
los deseos no saciados y también los saciados,
los encuentros y las despedidas,
y dentro de lo efímero de su partida
alguna sonrisa no volverá.


II
Se aleja y al paso de las horas
los comensales se apiñan ante la mesa cubierta de viandas
como queriendo retener en el último minuto
los momentos intensificados al llegar la primavera
de aquel día que vimos partir un ser importante
dejando el hueco que ocupaba en el balancín
anidando la ternura.

Queriendo retener en el penúltimo bocado de silencio
el rencor añejo de una crucial mirada en el espejo,
abocar el suspiro robado en una caricia
supuesta en la traición.


Se reúnen interfiriendo la complicidad de las miradas
al destello de ira al pronunciar la primera sílaba.
Alzan la copa y el choque parece
un rechinar de dientes ante cinismos acumulados
en el paso de los últimos minutos
prolongados en el trago de un licor.


En cada gota que  atraviesa la garganta
va evaporando los ensueños trazados
en las tardes del estío
mientras los dedos recorren la piel ardiente
clamando futuros para el regocijo del invierno.



III

No acostumbramos a la partida de lo viejo.
Y como ansiando agarrar los deseos desperdiciados
tras la ferocidad del desconsuelo,
una oquedad nos aprisiona el pecho
queriendo ahogar el dolor en el brindis de la ocasión.


Nos lanzamos a agotar los segundos
que nos quedan, en emitir propósitos al vuelo,
para apaciguar la pérdida de los que nos quedaron por hacer.

El año se va envejecido, cansado y una vez más,
olvida llevarse el hambre de algunos pueblos,
la miseria de algunos botarates poseedores de la razón
y la pobreza de la barbarie
afinada en el rincón de la podredumbre.
También olvida llevarse el rencor acaecido en la entraña
y lágrimas de piedra resquebrajan la esperanza
de una nueva escritura.

Ya suenan campanas de medianoche anunciando la despedida,
hay gentíos que alborotan la plaza abrazando los últimos segundos,
algunos alzan los nuevos retos en la copa,
otros no vuelven la vista a lo olvidado,
en algún rincón surge la despedida.
Suenan campanas, suenan
y al último crujir acude el primer brindis
con la llegada de la luna nueva.

Gloria Gómez

domingo, 3 de marzo de 2019

ROMANCE DE LA VOZ EN LA SANGRE - Rafael de León





ROMANCE DE LA VOZ EN LA SANGRE

Fue hacia la tercera luna
cuando lo sintió en los centros.
Estaba sobre la hierba,
tumbada de cara al cielo
-viendo la tarde morirse
sobre sus ojos abiertos- cuando notó en la cintura
como un pájaro pequeño,
que aleteó por lo oscuro
de su vientre unos momentos,
y luego vino aparase
sobre su talle, en silencio…

Fue hacia la tercera luna  
cuando lo sintió en los centros…
Un ¡ay! De gozo y asombro
y otro de duda y recelo
salieron de su garganta.
Las palomas de su pecho
se erizaron de blancura,
y un temblor de alumbramiento
sacudió de sur a norte
todo el mapa de su cuerpo
e hizo crujir entre sombras
las ramas de su esqueleto…

En un brinco de gacela
se ha levantado del suelo
y ha echado a andar lentamente
por la vereda de cedros.
Parece tallada en tierra
la cara de Sacramento.
-Iré a ver a la Jacinta
lo mismo que otras lo hicieron…
Ella conoce las plantas
y sabrá darme el remedio…
-¿No te da pena matarme
antes de nacer…?

                         ¡Qué miedo
le dio al escuchar la voz
que le salí al encuentro,
envuelta en hilos de sangre
cortando su propio aliento!
-¿Quién eres que así me hablas…?
-Ahora, nadie… casi un sueño;
mañana, si tú me dejas,
un hombre de cuerpo entero…
-¿Y qué voy a hacer, mi niño?
-Parirme como un almendro
en la mitad de la cama
con las entrañas ardiendo.
-¿Pero y mi honra?
-Tu honra
la limpiaré con mis besos:
las madres después del parto
quedan igual que un espejo…
-Pero me faltan seis meses,
seis plenilunios completos
frente a los ojos que miran
y las bocas de veneno.
-¿Y a ti qué te importa nadie?
Ponte delante del pueblo
y escúpele la belleza
de llevar un hijo dentro.
-¡Temo a las lenguas cobardes!
-Y en cambio no te da miedo
ir a buscar una planta
de sombra –flor de silencio-,
para derramar mi vida
por el primer sumidero
y que no quede del hijo
ni una fecha ni un recuerdo…
-¡Calla!
-No puedo callarme.
Una perra no haría eso:
me lamería los ojos
hasta que los fuera abriendo…
Pondría mi piel suave
lo mismo  que el terciopelo
y luego ya, sin saliva,
con los dientes en acecho,
se tumbaría a mi lado
hecha un río dulce y  tierno,
para que yo la dejara
hasta sin cal en los huesos.
-¡Por Dios!
-Por Él, yo te pido
que no me dejes sin cielo.
Corta sábanas de holanda:
borda pañales de céfiro;
aprende nanas azules
y planta naranjos nuevos..,
y cuando me hayas parido
como a un torito pequeño,
abre puertas y ventanas,
que me contemplen durmiendo
lo mismo que un patriarca
en el valle de tus pechos…
La voz se apagó en la sangre;
la cara de Sacramento
parece como de barro
de oscura que se le apuesto,
y con sus manos sin pulso
se toca el vientre moreno…
¡Ay qué monte de alegría!
¡Qué rosal al descubierto!
¡Qué luna bajo la falda!
¡Qué lirio de tallo inquieto!
-¡Yo te juro, amor –mi niño-,
por mis vivos y mis muertos,
que te he de parir un día
sonámbula de contento,
aunque me escupan a una
todas las lenguas del pueblo.

Rafael de León