POR OSADÍA
Cuando por osadía, imagino
la monárquica hermosura
de enamorarme de ti,
veneno de la serpiente dorada,
a quien sólo mis pasiones
amenazan.
Pierdo las ansias en todos los caminos largos.
Decido entonces, no
partir.
Engaño consciente que la
voz provoca.
Dócil hermosura que todo
lo confundes.
Halago los cuidados de tu
boca,
en palabras que lejanas se
refieren a mí.
No respetaré tus penas,
tus tristezas,
tus silencios, tus ausencias.
No acordaré con tu muerte,
aunque el día que te conocí,
ya
habías muerto.
Yo amé la palidez, lo
blanco de tu rostro enamorado
de la confusión.
Furioso corazón
destrozado, inadvertido.
¡Oh Paris, tu
extravagancia ausencia es lo que yo quisiera!
La inquietud de la sagrada
mercancía,
transportada en las orillas del Sena
¡Ven libertad, estatua sin
vuelo!
Esta inmensa batalla es mi
vida, yo amaba el silencio de
los atardeceres donde el
amor exaltaba su huída,
su particular manera de
haberse marchado.
No presentí ningún
milagro,
no tuve
inquietud por las apariencias.
Lucía Serrano
Del libro “Caramelo”
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