lunes, 12 de junio de 2023

HA LLEGADO EL HACHA DE LA INTELINGENCIA

 


HA LLEGADO EL HACHA DE LA INTELIGENCIA

 

 

Ha llegado el hacha de la inteligencia

entregando su elixir al libertador.

Madrid escribe las inscripciones de jóvenes amigos.

Historias de extremidades convulsivas.

 

Despeña desconocidos rostros a los pies del mortuorio.

Cadáveres con un poco de ruido, ruinas con fuerza.

Árboles que comienzan diciendo mundo.

 

Es tarde para razonar a al pregunta.

Hay silencios de los pueblos jugados a los dados.

Asteriscos de una partitura de sangre

pernoctando en la oscuridad de los santos.

 

Agonía impalpable de un dolor de alquimia.

Vértigo taciturno que hace temblar al miedo

descubre una ausencia remotísima de la memoria.

 

Su olor marea.

Pisada larguísima del ensueño se despide con sobresalto

del cotidiano trabajo del soldado.

 

Pirata del aire sigue el rumor de la línea penitente.

Detiene la música de los pastos

con una torrencial llamada a su costado.

 

Él, había disparado a las golondrinas,

querido camarada.

 

Sus tentáculos bajan por la colina hacia los restos

completamente descubiertos.

 

¡General, general!

Abierto a sus historias la nieve es más terrible.

España quiere la independencia de la espontaneidad.

 

Amaneceres como una hoguera.

Vuelos entre las gentes que en su propia mesa

comentan el creciente reposo.

 

Aquí termina el viaje de las caras infieles.

Lamento de las máscaras sin dueño.

Bujías de todas las memorias

desatan las pasiones entreabiertas,

entre tú y yo, como una alondra

el viento cruza el abismo.

 

Abre el libro con la fría zarza del crisol.

Muerde las entrañas del pueblo reclamando

su trampa de invisibles pieles.

Entre tú y yo, la cara curiosa de un niño

se aventura camarada al trueque.

 

Hay quien dice que te has vestido de mí

acechando los idiomas con la distancia acampada

en la deriva de un continente.

 

Nombrando nada, esposa de las diferencias.

Tiempo ciego donde se hierve la pobre señal,

la inteligencia sumergida hacia atrás.

Destino cruel de un palacio sepultado por las lágrimas.

 

Que cesen las calles que ascienden al atrueno.

Su vapor vive en la alianza del resto insaciable.

Envoltura para los corazones pisados por el silencia.

Húmeda mortaja de los sueños.

 

Virginia Valdominos Pastor

Del libro: 2021 Verano iluminado

Cuadro: "Señales de Madrid" de Miguel Oscar Menassa

 

jueves, 8 de junio de 2023

NOCTURNO DEL HUECO

 


NOCTURNO DEL HUECO

 

 

Para ver que todo se ha ido,

para ver los huecos y los vestidos,

¡dame tu guante de luna,

tu otro guante perdido en la hierba,

amor mío!

 

Puede el aire arrancar los caracoles

muertos sobre el pulmón del elefante

y soplar los gusanos ateridos

de las yemas de luz o las manzanas.

 

Los rostros bogan impasibles

bajo el diminuto griterío de las yerbas

y en el rincón está el pechito de la rana,

turbio de corazón y mandolina.

 

En la gran plaza desierta

mugía la bovina cabeza recién cortada

y eran duro cristal definitivo

las formas que buscaban el giro de la sierpe.

 

Para ver que todo se ha ido

dame tu mudo hueco, ¡amor mío!

Nostalgia de academia y cielo triste.

¡Para ver que todo se ha ido!

 

Dentro de ti, amor mío, por tu carne,

¡qué silencio de trenes boca arriba!

¡cuánto brazo de momia florecido!

¡que cielo sin salida, amor, qué cielo!

 

Es la piedra en el agua y es la voz en la brisa

bordes de amor que escapan de su tronco sangrante.

Basta tocar el pulso de nuestro amor presente

para que broten flores sobre los otros niños.

 

Para aver que todo se ha ido.

Para ver los huecos de nubes y ríos.

Dame tus manos de laurel, amor.

¡Para ver que todo se ha ido!

 

Ruedan los huecos puros, por mí, por ti, en el alba

conservando las huellas de las ramas de sangre

y algún perfil de yeso tranquilo que dibuja

instantáneo dolor de luna apuntillada.

 

Mira formas concretas que buscan su vacío.

Perros equivocados y manzanas mordidas.

Mira el ansia, la angustia de un triste mundo fósil

que no encuentra el acento de su primer sollozo.

Cuando busco en la cama los rumores del hilo

has venido, amor mío, a cubrir mi tejado.

El hueco de una hormiga puede llenar el aire,

pero tú vas gimiendo sin norte por mis ojos.

 

No, por mis ojos no, que hora me enseñas

cuatro ríos ceñidos en tu brazo, 

en la dura barraca 

donde la luna aprisionera devora 

a un marinero delante de los niños.

 

Para ver que todo se ha ido

¡amor inexpugnable, amor huído!

No, no me des tu hueco,

¡que ya va por el aire el mío!

¡Ay de ti, ay de mí, de la brisa!

Para ver que todo se ha ido.

 

 

II

Yo.

Con el hueco blanquísimo de un caballo,

crines de ceniza. Plaza pura y doblada.

 

Yo.

Mi hueco traspasado con las axilas rotas.

Piel seca de uva neutra y amianto de madrugada.

 

Toda la luz del mundo cabe dentro de un ojo.

Canta el gallo y su canto dura más que sus alas.

 

Yo.

Con el hueco blanquísimo de un caballo.

Rodeado de espectadores que tienen hormigas en las palabras.

 

En el circo del frío sin perfil mutilado.

Por los capiteles rotos de las mejillas desangradas.

 

Yo.

Mi hueco sin ti, ciudad, sin tus muertos que comen.

Ecuestre por mi vida definitivamente anclada.

 

Yo.

No hay siglo nuevo ni luz reciente.

Solo un caballo azul y una madrugada.

 

Federico García Lorca

Cuadro: "Amores ocultos" de Miguel O. Menassa

 

 

 

 

miércoles, 7 de junio de 2023

MOMENTO DE ARMONÍA

 


MOMENTO DE ARMONÍA

 

 

Al día siguiente del día siguiente.

El ocaso era tan familiar como un susurro de cabellos desesperados

Era tan tibio como una corbata

Frente a la tierra que no sabe encerrarse

Y que nunca ha podido desprenderse de sus ruidos

Ni aún en la noche que se suspende como el aliento

Ni en ese minuto de la tarde ese minuto de cuatro metros

Semejante a un anciano que de repente se llena de infinito

 

Al día siguiente de la paloma siguiente

Te dije que eras una lluvia para apresurar el tiempo

Te dije que tenías una sonrisa de viento oscurecido

También se que estás entregada en manos de ciertos astros

Con el agrado de los ojos que te rodean

Pero cuando venga el día de la distancia y de su propio

fondo

Entonces hablaremos

Yo sé que el mar te distingue y te prefiere

Que ves tus lámparas tranquilas bajo la piel y tus fuentes

de mirajes

Ese estanque dormido que crea tu persona

 

Y hasta esas hierbas que haces nacer en mi corazón

Al día siguiente del color siguiente

Hallaste cosas de árbol y de emblemas de vidrio con luces

guardadas

Seguramente lejanas como la pequeña arena en los pies de los niños

Mordiste el vacío enamorado de sus actitudes

Más grande que nuestros dos fantasmas juntos

Más poderoso que mis ojos concentrados en tu cuerpo

Y aún que el día preocupado de tus manos

De tu color que crece como una campanada

De tus palabras rodeadas de palomas de tu luz de carne

y hueso de tu luz

En sus anhelos de saber andar y de poder morirse

Para angustiar al tiempo ajeno a las estrellas

 

Al día siguiente del año siguiente

Te entregaste al olvido como un río de divisa su agonía

Que ve venir la muerte y le sale al encuentro

Cerrando los párpados para no arrepentirse a tiempo

 

Vicente Huidobro

Cuadro: "La flor de la alegría" de Miguel O. Menassa

 

 

lunes, 5 de junio de 2023

LA QUIMERA

 


LA QUIMERA

 

 

No sé si entre rocas tu pálido

rostro se me apareció, o sonrisa

de lejanías ignoradas

fuiste, pendiente de marfil

frente fulgente oh joven

hermana de la Gioconda:

oh de las primaveras

muertas, por tu mítica palidez

oh reina oh reina adolescente:

mas por tu desconocido poema

de placer y dolor

música niña exangüe,

marcado con una línea de sangre

en el círculo de los labios sinuosos,

reina del mediodía:

mas por la virgen cabeza

inclinada, yo poeta nocturno

velé las estrellas vivas en los mares del cielo,

yo por tu dulce misterio

yo por ponerte taciturna.

No sé si la pálida llama

fue de los cabellos viviente

signo de tu palidez,

no sé si fue un dulce vapor,

dulce sobre mi dolor,

sonrisa de un rostro nocturno:

miro las blancas rocas los mudos manantiales de los vientos

y la inmovilidad de los firmamentos

y los henchidos arroyos que van llorando

y las sombras del trabajo humano encorvadas

allá en las colinas heladas

y aún por tiernos cielos lejanas claras sombras fluyentes

y aún te llamo te llamo Quimera.

 

Dino Campana

Cuadro: "Lo imposible y sus quimeras" de Miguel O. Menassa


jueves, 1 de junio de 2023

DOS NIÑOS ANHELANTES

 


DOS NIÑOS ANHELANTES

 

 

No. No tienen tamaño sus tobillos; no es su espuela

suavísima, que da en las dos mejillas.

Es la vida no más, de bata y Yuso.

 

No. No tiene plural su carcajada,

ni por haber salido de un molusco perpetuo, aglutinante,

ni por haber entrado al mar descalza,

es la que piensa y marcha, es la finita.

Es la vida no más; sólo la vida.

 

Lo sé, lo intuyo cartesiano, autómata,

moribundo, cordial, en fin, espléndido.

Nada hay sobre la ceja cruel del esqueleto;

nada, entre lo que dio y tomó con guante

la paloma, y con guante,

la eminente lombriz aristotélica;

nada delante ni detrás del yugo;

nada de mar en el océano

y nada

en el orgullo grave de la célula.

Sólo la vida; así: cosa bravísima.

 

Plenitud inextensa,

alcance abstracto, venturoso, de hecho,

glacial y arrebatado, de la llama;

freno del fondo, rabo de la forma.

Pero aquello

para lo cual nací ventilándome

y crecí con afecto y drama propios,

mi trabajo rehúsalo,

mi sensación y mi arma lo involucran.

Es la vida y no más, fundada, escénica.

 

Y por este rumbo,

su serie de órganos extingue mi alma

y por este indecible, endemoniado cielo,

mi maquinaria da silbidos técnicos,

paso la tarde en la mañana triste

y me esfuerzo, palpito, tengo frío.

 

César Vallejo

Cuadro: "Paseando con los niños" de Miguel O. Menassa