viernes, 30 de diciembre de 2022

TOCO MADERA

 


TOCO MADERA

 

 

Toco madera, cumplo el exorcismo

que me libera de fantasmas,

me cura de demonios irreales.

Esta mesa que toco es una tabla

de salvación.

                          El barco se va a pique,

en la duda naufraga.

Llego a la mesa. Toco

madera. Aquí diaria-

mente las cosas se me ordenan y hago

de muchos sueños tabla rasa.

 

Leopoldo de Luis

Cuadro: "Lo que esperamos" de Miguel Oscar Menassa

jueves, 29 de diciembre de 2022

TOCO A TIENTAS

 

TOCO A TIENTAS

 

 

Toco a tientas tu cuerpo y reconozco

sus hermosas fronteras que me aguardan.

Lo que haya más allá lo desconozco.

Dejo que aquí mis manos ahora ardan.

 

Sólo somos un límite que toca,

que se descubre en puro tacto ardiente.

Un tentáculo vivo es cada boca

y una yema en contacto cada diente.

 

Somos la realidad corpórea y viva

que en ciega colisión se reconoce.

Candente rastro en forma fugitiva

que va buscando un amoroso roce.

 

Sólo en el torpe cerco de lo oscuro

este tangente, apasionado empeño

desde su convicción se alza seguro.

Lo demás flota en humo, en niebla, en sueño.

 

Leopoldo de Luis

Cuadro: "Artesanos del goce" de Miguel Oscar Menassa

miércoles, 28 de diciembre de 2022

EL AMOR A LO LEJOS

 


EL AMOR A LO LEJOS

 

 

Hace mil años abandonamos el último beso en una noche

devorada por las montañas

Indefensa entre los colmillos del páramo

Entre las serpientes petrificadas que silban en el viento

Y la ternura de caminar en la niebla con una bujía cuya

pálida piel flota en el aire como un halo

Chisporroteando en la mansión de las lluvias poblada de

espejos que ondulan con un lamento de eucaliptos sombríos

Podríamos comenzar así esa novela inconstante:

“Una vez cruzábamos el desierto donde el pájaro del desdén

se cierne lleno de adioses sobre las almas

Y sus miradas iluminan las poblaciones con un diamante gris

Mientras dormíamos graznaba en sueños con el reclamo de

países hechiceros abiertos lentamente al abandono

Pero ahora en su pecho hay fisuras relampagueantes como

las ruinas del amor

Como esas incisiones profundas que dejan irse el gusto

de los días

Desierto magnético

Desierto descabellado con una rosa de nieve eterna

resplandeciendo hasta las lágrimas

Como la dádiva del demonio de la lejanía

Puro y ardiente

De ojos dorados que atraviesan el mundo”

 

¡Oh insensato!

 

Ya sólo quedan los diferentes disfraces escogidos para morir

Tanta pasión tanto desamparo

Entre unas matas de cactus y unas frases de esperanza

suplicando el lazo del estrangulador

Lanzado por estrellas salvajes sobre la llanura de un cuerpo

En vez de despojos

En vez de sonrisas

En vez de sangre seca

Esta ráfaga abrasadora y esta temporada en el infierno

Los monumentos de hiedra viva palpitan con una música

en la oscuridad       

 

Con los secretos de la aventura

Entonces abrías tus más bellas heridas en una cámara de

cristal vertiginosa

Donde la tierra es arrancada a sus cadenas por la velocidad

del deseo

O te ocultabas en tu madriguera

De amor de fieras de invernáculo

Recogiendo amuletos invisibles al borde de la locura:

Pequeños trozos de tempestad para no olvidar nunca

que se cuelgan del cuello como esas piedrecillas

transparentes que dan la luz de la nostalgia

Canciones besos alegorías de la dicha y ascuas de la gran

batalla inmóvil en el alma y desprendida de la

insaciable mutación de la vida

Pequeños fragmentos de eternidad

 

Pequeñas frases sueltas de una oscura sentencia

 

Un nido de víboras en el torbellino de un sueño

 

Enrique Molina

Argentina 1910

Cuadro: "Amores ocultos" de Miguel Oscar Menassa

martes, 27 de diciembre de 2022

EL VAIVÉN DE LA NAVIDAD

 


EL VAIVÉN DE NAVIDAD

 

 

Hay un clima espeso y ligero a la vez

en forma de pez.

Un desordenado y nítido recodo de apuntes

para la ocasión.

Hay una algarabía en las calles desenfrenada en el olvido,

y una muchedumbre enajenada

que no recuerda el presente

de incienso, mirra y oro.

 

Una carroza repleta de risas burlonas

y un hada madrina con su varita

desatando cadenas…

anudando los ideales del mundo.

 

La lozanía de rostros

descorchan champán y vino,

mientras el ajamiento en la espalda,

oprime las manos

del niño que anda descalzo.

 

José García Merino

 

domingo, 25 de diciembre de 2022

NAVIDAD

 


NAVIDAD

 

 

El humus gratina la despedida,

vapores e inciensos fluyen entre los tejados,

el tamiz prepara el recibimiento del solsticio

aderezando el pan,

el aroma recorre las calles de un ayer,

flores y salmos acogen el entorno,

luces y sombras se repiten.

 

Almas se encuentran en las estaciones,

algunos adioses no vuelven,

quizá estén lejos o quizá muy cerca,

palabras evocan en torno a la mesa

aderezando el llanto y otros cánticos.

Alguna emoción recorre las venas, ahoga la sien.

Visita inesperada acorta la fluidez de la distancia.

El retrato en la pared recuerda que hubo otros amores,

otras chanzas y otros retos.

Es hora de pláticas y odiseas entre la sangre,

la inocencia destella en alguna mirada con ilusión

por abrazar lo nuevo y alcanzar lo etéreo.

Una vez más el deseo flota como el espejismo

sin saber cómo atrapar sus garras

y no dejar escapar un resquicio de paz,

la mirada del anciano reflejada en el niño,

el hermano ausente que llama a la puerta,

el hijo que trae el sosiego en el hombro.

 

El calendario asoma de nuevo a otra luz,

la esperanza se viste con un traje distinto,

el ímpetu aflora como en cada comienzo.

 

Gloria Gómez Candanedo

jueves, 22 de diciembre de 2022

LA INVISIBLE NAVIDAD QUE NOS SOSTIENE

 


LA INVISIBLE NAVIDAD QUE NOS SOSTIENE

 

 

Antaño, deseando sabiduría las milenarias hojas del poema,

plácidamente deslizan con pétalos de leyenda

en la espalda roja de la pascua, sus sueños de invierno.

Antaño, la libertad era un torreón por conquistar

presidiendo el desfile un páramo de estrellas fugaces

prendidas en las trenzas cautivas de la pasión.

Antaño se hizo historia. La magia del abordaje construyó

los demonios de la adivinanza y las diosas del verbo

bailaron sobre la hierba fresca sus lágrimas de rocío.

Llegó el silencio, con tormenta de truenos enfurecidos

por la belleza de los amantes desnudos de libertad

y se decretó la pena de calabozo sombrío

en la inquisición del símbolo.

Y hubo soledad de piedra, sin musgo en los mares del sur,

mucha soledad hubo sin entierro.

Sólo las pezuñas equinas entre las rocas

crepitaron música de ceniza en la arena del destierro.

Siglos después, la mujer hilandera inventó la rueca del deseo,

portando flores de largas melenas y frutas en los senos

para la sed del viento con ánforas de armonía en sus caderas.

Y se hizo invisible la luz, las cataratas acariciaron de melodía las riberas

la montaña sagrada tembló de recuerdos y el pozo del saber

brotó limpio como el agua de la mañana en tus labios de rosa indivisible.

La aborigen ruta, en átomos de madera y piedra,

se hizo huella de papiro sobre la cera encorada de la bitácora amiga.

La fuerza que hoy me sostiene sonríe en la cuatricromía

de carátulas impresas, a fuego lento, en el laboratorio

de la mágica pasión, allí donde los puentes cibernéticos

escuchan el crujir del tiempo haciendo templanza del amor.

 

Carlos Fernández del Ganso

 

miércoles, 21 de diciembre de 2022

NAVIDAD DE FIGURAS DE PLUMA

 


NAVIDAD DE FIGURAS DE PLUMA

 

 

Figuras en el sutil y grueso disparo de la hoja.

Incansables en el páramo reciente de batallada guerra fría.

Moldeables en neutros rincones de luces y confituras.

Figuras de escaros en albores de agua dulce y salada.

Terrenales en el recuerdo y olvido, en el perfil de gigante.

Diseminadas y animadas al contrapeso de horas de esquina.

Huidas y perpetuas en el fuego de siluetas de cementera.

Cómplices y enemigas engrilletadas a la flama del acuerdo y desacuerdo

acogiendo el año taimado e ingenuo.

Figuras en el disfraz del verso y reverso en verde, rojo, plata y oro.

Vigilantes y distraídas en la guarida de un comensal discreto.

Inquietas y reposadas del hambre y abundancia en la boca de la quimera,

adalides en el turbio y claro hurto de efemérides.

Figuras erectas en la equidad y parcialidad de conjugación de estrofas.

En la tropelía del ruin malhechor desfigurado y también…

firmes y delicadas en la fuente de aromas precisos.

En cifras de adviento perfectamente alineadas.

En el tiempo de la caricatura.

En el jaque y mate…

en formas diversas en el poema del loco.

Ni el fuego de sus deseos,

ni el hambre de sus excrementos,

ni siquiera el rincón de la luz, la sombra,

la lágrima, la risa, el verso y reverso…

resquebrajan la piel de estas figuras de pluma pajiza

que hoy nos confieren;

 

N obleza   A mor   V ida   I lusión   D edicación   A legría   D eseo.

 

Esther Núñez Roma

martes, 20 de diciembre de 2022

ADVIENTO

 


ADVIENTO

 

 

Se avecina un frío invierno, es tiempo de Adviento.

En algún cálido corazón anida una remota esperanza

que algún día brotará.

Las almas solitarias se reflejan en el espejo de la indiferencia

y parecen aún más tristes,

las numerosas luces de colores de la ciudad.

Los huesos húmedos del mendigo mueren en la acera

mientras la vorágine consumista se justifica

volviendo la vista a otro lugar.

Inevitablemente, recordamos nuestra infancia, una vez más.

Una lágrima rueda por el rostro recordando a los que ya no están.

Es una necesidad

alzar una copa, elaborar buenos momentos

con los que permanecen a nuestro lado,

sentirnos amados,

dar las gracias por lo que tenemos y

por lo que está por llegar

y recibir un abrazo fraternal de un amigo,

de un hermano o simplemente aquellos compañeros de vida cercanos.

Mientras recordemos que en un humilde portal,

un ideal de esperanza, amor y fraternidad cambió el mundo,

se enfrentó con lo establecido,

luchó por un ideal,

habrá un motivo para celebrar la Navidad.

 

Maribel Domínguez Duarte

domingo, 18 de diciembre de 2022

LOS VENCIDOS

 


LOS VENCIDOS

 

 

Mientras escribo hay un ser próximo

a brotar de la entraña de una joven,

que en el umbral de su combado vientre

la tibia carga natural soporta.

Y tal vez antes que concluya

de anudar los estambres de estos himnos,

ya el nuevo ser humano

tendrá una solidez sobre la tierra.

 

Y en los bosques hay un caimán a punto

de romper las paredes de su cápsula,

para lanzarse rápido a las ondas.

 

Un gorila infantil está trepando

por la primera vez a las estrellas,

y un ruiseñor primaveral florece

sobre la gris elevación del nido.

 

La vida intensa y larga derrotándonos

a nosotros, los tristes, que tenemos

un funeral sentido de las formas.

¡Ahí vienen sus enérgicas legiones

brotando de los sexos,

las aguas legamosas,

las húmedas placentas

y el fondo de las cáscaras!

 

¡Ahí vienen niños, ágiles serpientes,

arañas cazadoras,

enormes elefantes

y negros cuadrumanos,

a poblar los vacíos del sepulcro!

 

¡Alabanza a la vida, derrotándonos

en nuestra oscuridad, a los que somos

arcos de triunfo con banderas rotas,

por donde cruzan rígidas cariátides

entre fantasmas, soledad y ruinas!

 

Yo voy con esos taumaturgos

de pies de bronce y azogadas sienes.

miradme entre los pálidos desfiles

por la Avenida del Silencio

de esa metrópoli sentada

sobre unos azolvados laberintos.

 

¡Alabanza a la vida que nos vence

con sus apariciones fulgurantes

de amarillos leones,

azuladas corvinas

y escarlatas antílopes!

¡Alabanza al poder de sus victorias!

¡A su sangre, licor de sus batallas!

¡A su escudo, baluarte de sus héroes

y a su gloria, diadema de sus muertos!

¡Alabanza a la vida!

¡Alabanza, alabanza!

 

Germán Pardo García

Del libro: “El defensor”

Cuadro de Murillo

jueves, 15 de diciembre de 2022

HOMBRE LLANERO

 


HOMBRE LLANERO

 

 

Yo soy el hombre que un día

miró lucir albas nuevas

en cada nuevo horizonte

que le ofrecía la estepa.

 

El hombre cuyo caballo,

urgido por las espuelas,

no bebió en la misma charca

ni en una misma ribera.

El hombre cuyo caballo

dejaba sobre las piedras,

como una señal de orgullo

sus herraduras violentas.

 

Yo soy el hombre que un día

cruzara por cien aldeas

llevando en el corazón

su rebeldía, a manera

de coraza, y en los labios

alguna copla llanera.

 

El hombre que tras de sí

dejaba raudal estela

de canciones, aprendidas

al río y a la palmera.

 

Yo soy el hombre que un día

dejó correr su tristeza

como los vientos sin rumbo

sobre la pampa desierta.

El hombre cuyas pasiones

galoparon, a manera

de los potros que enloquece

sobre el llano la tormenta.

 

Yo soy el que halara un día

a una mujer tan morena

como avellana del trópico,

y la violara y e diera

un hijo que habrá de estar

como un cachorro en la selva.

Un hijo, cuya mirada

será audaz y cuyas piernas

sujetarán a un caballo

sobre la silla vaquera.

 

Yo soy el que nunca pudo

confiar a una misma estrella

su fortuna, ni sembrar

en una misma ladera

los granos que prometían

la sonora sementera.

 

El hombre que nunca pudo

tener una misma estrella,

ni ante sus pies un camino

de bondad, que le dijera

hacia dónde iban sus pasos

sobre la pampa desierta.

 

Yo soy el hombre que un día

miró lucir albas nuevas

en cada nuevo horizonte

que le ofrecía la estepa,

cuando me vieron pasar

las torres de cien aldeas,

llevando en el corazón

su rebeldía, a manera

de coraza, y en los labios

alguna copla llanera.

 

Germán Pardo García

Del libro: “Voluntad”

Cuadro: "Renuncia" de Miguel Oscar Menassa

 

 

miércoles, 14 de diciembre de 2022

SINCERIDAD

 


SINCERIDAD

 

A ti, mujer de las ductilidades

Y la fidelidad a juramento

De amor en sus carnarias mocedades,

 

Doy este nervurado testamento

De mi ser talador tal como ha sido,

Con su arenalizante sedimento

 

De verbenas que en mí se han consumido,

Por crecer a esta orilla de pantano

Que no declara su color podrido.

 

Pálpame como soy, acre y malsano,

Y olvídame en el vuelo y su calibre

De ala ventera a un sol sin meridiano.

 

No me figures elevante y libre,

Sino anclado a feraz estercolero

Sin conmoción o excelsitud que vibre.

 

En mi desclarecer soy verdadero.

Resisto la amargura y el ultraje

De lo agudo y lo cáustico y rastrero.

 

Tolérame en la ortiga y el brebaje

De agua seca y manzana incomestible.

Compréndeme en el ácido homenaje

 

Que le rindo a lo oscuro y lo terrible,

Y al espanto de verme en un encierro

De tórax opresor y alma vendible.

 

Rastréame en la grava y el destierro,

Y encontrarás mi sombra de colmena

Que oxida azúcar en salino entierro.

 

Tenía que decirte que m pena

No es la mutilación de las criaturas,

Sino el rojo sayal de la gangrena.

 

Ahí debes tocar mis ligaduras

Y la cimentación de mi albedrío,

Que esconde sus inmensas cuarteaduras.

 

No te puedo entregar del cuerpo mío

Otra imagen más alta y transparente.

Soy fiel a los proclive y lo sombrío.

 

Tú que llevas coral sobre la frente,

Tenías que saberlo antes que hollaras

La red de este jardín incandescente

 

Donde un buitre me come las escaras.

Dale a mi encobrecer hondo sentido

Y explora al sur de tus pupilas claras,

Antes de oír mi tempestad sin ruido.

 

Germán Pardo García

Del libro: “Centauro al sol”

Cuadro: "Artesanos del goce" de Miguel Oscar Menassa

martes, 13 de diciembre de 2022

LABIOS NOCTURNOS

 


LABIOS NOCTURNOS

 

 

A estos labios nocturnos escuchadles

más con el corazón y sus sentidos.

Si juntáis el costado a las paredes

comidas por el óxido y la lluvia,

sentiréis un murmullo de colmenas

construyendo panales en la sombra,

o de animal nocturno que taladra

con sus lentos colmillos los tablones,

y alarma a las criaturas del subsuelo.

Es mi boca de bruma, esta cisterna

misteriosa que músicas exhala              

dialogando con ángeles del fondo.

Y esta boca de niebla tiene frías

comisuras que sufren, aguas turbias

tributarias de lívidos canales.

Y besa con rumores de hojarasca,

de viento de la noche cuando quiebra

los débiles espartos y chamizos.

Y  una lengua lunaria que florece

según las estaciones delirantes.

Y esta boca de musgo tiene labios.

Y esos labios cintilan hacia adentro.

 

Germán Pardo García

Del libro: “Labios nocturnos”

Cuadro: "Amores ocultos" de Miguel Oscar Menassa

 

 

jueves, 8 de diciembre de 2022

VEO LOS NIÑOS

 


VEO LOS NIÑOS

 

 

Mira la vida, está en los ojos

de estos niños. Pasar los veo.

La esperanza se deletrea

en sus menudos alfabetos.

 

En el viejo encerado escriben

sus signos prodigiosamente nuevos.

Aprendamos su abecedario

si salva de la muerte queremos.

 

En sus bolsillos escondido

o enredándose entre sus juegos

está el mundo que no será

este mismo que ahora tenemos.

 

Si deseamos saber algo

los niños son nuestros maestros,

lo que nosotros aprendimos

¿vale aún, tan gastado y viejo?

 

Cómo hablarles de tantas vagas

ideas en que no creemos,
cómo darles la certidumbre

si la duda nos pone cerco,

 

con qué palabras les pintamos

la justicia que no tenemos

o elevamos ante sus ojos

la libertad, si estamos presos.

 

Y cómo hablarles de la patria

si la patria mejor son ellos,

o de la historia, si la historia

se va a tejer entre sus dedos.

 

Apenas si nos es posible

más que mostrarles el concreto

ámbito real: éste es el monte,

éste es el mar, el río, el puerto…

 

Éste es el mundo: una gran casa

en la que el hombre habita y trémulo

mira el milagro tan previsto

y asombroso del diario suceso.

 

Apenas si nos es posible

mostrarles puros los objetos,

las exactas y persistentes

formas, sus límites escuetos.

 

Mira los niños. Han salido

alborozados al recreo.

Veo sus manos que ahora juegan

con tizas y piedras e insectos.

 

Estas manos tendrán mañana

del trabajo los instrumentos.

Vuelven a clase y hay un pájaro

aleteando en cada pecho.

 

¿Volará con mejores alas,

por un aire mejor que el nuestro?

Tomad la tiza, y en el cuadro

desalentadamente negro

 

escribid VIDA, con mayúsculas,

a ver si los rasgos inéditos

le pueden dar a la palabra

otra vez su dorado fuego.

 

Leopoldo de Luis

Cuadro de Joaquín Sorolla