HOMBRE
LLANERO
Yo
soy el hombre que un día
miró
lucir albas nuevas
en
cada nuevo horizonte
que
le ofrecía la estepa.
El
hombre cuyo caballo,
urgido
por las espuelas,
no
bebió en la misma charca
ni
en una misma ribera.
El
hombre cuyo caballo
dejaba
sobre las piedras,
como
una señal de orgullo
sus
herraduras violentas.
Yo
soy el hombre que un día
cruzara
por cien aldeas
llevando
en el corazón
su
rebeldía, a manera
de
coraza, y en los labios
alguna
copla llanera.
El
hombre que tras de sí
dejaba
raudal estela
de
canciones, aprendidas
al
río y a la palmera.
Yo
soy el hombre que un día
dejó
correr su tristeza
como
los vientos sin rumbo
sobre
la pampa desierta.
El
hombre cuyas pasiones
galoparon,
a manera
de
los potros que enloquece
sobre
el llano la tormenta.
Yo
soy el que halara un día
a
una mujer tan morena
como
avellana del trópico,
y
la violara y e diera
un
hijo que habrá de estar
como
un cachorro en la selva.
Un
hijo, cuya mirada
será
audaz y cuyas piernas
sujetarán
a un caballo
sobre
la silla vaquera.
Yo
soy el que nunca pudo
confiar
a una misma estrella
su
fortuna, ni sembrar
en
una misma ladera
los
granos que prometían
la
sonora sementera.
El
hombre que nunca pudo
tener
una misma estrella,
ni
ante sus pies un camino
de
bondad, que le dijera
hacia
dónde iban sus pasos
sobre
la pampa desierta.
Yo
soy el hombre que un día
miró
lucir albas nuevas
en
cada nuevo horizonte
que
le ofrecía la estepa,
cuando
me vieron pasar
las
torres de cien aldeas,
llevando
en el corazón
su
rebeldía, a manera
de
coraza, y en los labios
alguna
copla llanera.
Germán
Pardo García
Del libro: “Voluntad”
Cuadro: "Renuncia" de Miguel Oscar Menassa
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