jueves, 8 de diciembre de 2022

VEO LOS NIÑOS

 


VEO LOS NIÑOS

 

 

Mira la vida, está en los ojos

de estos niños. Pasar los veo.

La esperanza se deletrea

en sus menudos alfabetos.

 

En el viejo encerado escriben

sus signos prodigiosamente nuevos.

Aprendamos su abecedario

si salva de la muerte queremos.

 

En sus bolsillos escondido

o enredándose entre sus juegos

está el mundo que no será

este mismo que ahora tenemos.

 

Si deseamos saber algo

los niños son nuestros maestros,

lo que nosotros aprendimos

¿vale aún, tan gastado y viejo?

 

Cómo hablarles de tantas vagas

ideas en que no creemos,
cómo darles la certidumbre

si la duda nos pone cerco,

 

con qué palabras les pintamos

la justicia que no tenemos

o elevamos ante sus ojos

la libertad, si estamos presos.

 

Y cómo hablarles de la patria

si la patria mejor son ellos,

o de la historia, si la historia

se va a tejer entre sus dedos.

 

Apenas si nos es posible

más que mostrarles el concreto

ámbito real: éste es el monte,

éste es el mar, el río, el puerto…

 

Éste es el mundo: una gran casa

en la que el hombre habita y trémulo

mira el milagro tan previsto

y asombroso del diario suceso.

 

Apenas si nos es posible

mostrarles puros los objetos,

las exactas y persistentes

formas, sus límites escuetos.

 

Mira los niños. Han salido

alborozados al recreo.

Veo sus manos que ahora juegan

con tizas y piedras e insectos.

 

Estas manos tendrán mañana

del trabajo los instrumentos.

Vuelven a clase y hay un pájaro

aleteando en cada pecho.

 

¿Volará con mejores alas,

por un aire mejor que el nuestro?

Tomad la tiza, y en el cuadro

desalentadamente negro

 

escribid VIDA, con mayúsculas,

a ver si los rasgos inéditos

le pueden dar a la palabra

otra vez su dorado fuego.

 

Leopoldo de Luis

Cuadro de Joaquín Sorolla

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