martes, 31 de marzo de 2020

RECUERDO UN MEDIODÍA


RECUERDO UN MEDIODÍA


Los pájaros salvajes pasaban inminentes
como sombras sutiles en la llanura extrema.
El viento completaba el espacio, sucedía girando
melancólico y vasto,
y en la luz del verano titilaban apenas
las lúcidas violencias del pasto ardiente y áspero.
Sólo yo contemplaba tanta vida impasible.

Y los potros venían. Venían los caballos
desde lejos, huyentes. Sus altas estaturas
se alzaban sobre el polvo de la estación ardiente
entre el fragor confuso de esparcidos relinchos,
casi llameantes, casi eternos, sus belfos
impregnaban de espuma la acre tierra,
la tierra toda estremecimiento bajo la tropa elástica.

Sólo yo contemplaba. Aquélla era la pampa,
aquél el Sur espléndido.
Lejano estoy ahora de las hermosas horas
en que ya enamorado ceñía el cuerpo núbil
de la joven América. No lo sabía entonces.
Mas todo ardía herido de una belleza nueva,
y la vida, y el ansia, y la infinita tierra
se escuchaban subir, se oían elevarse,
alzarse suavemente,
dulcemente ascender hacia el alma en espera.

Horacio Armani


lunes, 30 de marzo de 2020

LA FUENTE DE SANGRE



LA FUENTE DE SANGRE


A veces siento mi sangre correr en oleadas,
lo mismo que una fuente de rítmicos sollozos;
la oigo correr en largos murmullos,
pero en vano me palpo para encontrar la herida.

A través de la ciudad como un campo cerrado,
va transformando las piedras en islotes,
saciando la sed de cada criatura,
y colorando en rojo toda la natura.

A menudo he pedido a estos vinos
aplacar por un solo día el terror que me roe;
el vino toma el mirar más claro y el oído más fino.

He buscado en el amor un sueño de olvido;
mas para mí el amor es un lecho punzante,
hecho para dar de beber a esas mujeres crueles.

Charles Baudelaire

viernes, 27 de marzo de 2020

GUERRA


GUERRA


Yo miro a la Bestia mientras se lame
para confundirse mejor con todo lo que le rodea
sus ojos color de oleaje
de súbito son la charca de donde sale la ropa sucia de los detritus
la charca que detiene siempre al hombre
con su pequeña plaza de la Opera en el vientre
pues la fosforescencia es la clave de los ojos de la Bestia
que se lame
y su lengua
asestada no se sabe nunca de antemano hacia dónde
es una encrucijada de hoguera
desde debajo de ellas contempla su palacio hecho de lámparas metidas
en sacos
y bajo la bóveda azul de rey contemplo
arquillos desdorados en perspectiva uno metido en otro
mientras corre el aliento hecho con la generalización hasta el
infinito de uno de esos miserables con el torso desnudo
que se presentan en la plaza pública tragando antorchas
de petróleo entre su agria lluvia de monedas
las pústulas de la bestia resplandecen con esas hecatombes
de jóvenes con los cuales se hacía el número
los flancos protegidos para las reverberantes escamas que son los ejércitos inclinados cada uno de los cuales gira a la perfección sobre su bisagra
aunque ellos dependen de unos de otros no menos que los gallos
que se insultan en la aurora de estercolero a estercolero
se pone de relieve el defecto de la conciencia pero sin embargo
algunos se obstinan en sostener que va a amanecer
la puerta quiero decir la Bestia se lame bajo el ala
y convulsionándose de risa se ven a los rateros al fondo de una taberna
el espejismo con el cual se había fabricado la bondad se resuelve
en un yacimiento de mercurio
podría muy bien lamerse de un solo golpe
he creído que la Bestia se revolvía hacia mí he vuelto a ver la suciedad del relámpago
qué blanca es en sus membranas en el claro de sus bosques
de abedules donde se organiza la vigilancia
en los cordajes de sus barcos en cuya proa se hunde una mujer
que el cansancio del amor ha engalanado con su antifaz verde
falsa alarma la Bestia guarda sus garras en una corona eréctil alrededor de sus senos
trato de no vacilar demasiado cuando ella menea la col
que es a la vez carroza biselada y latigazo
entre el calor sofocante de la cicindela
desde su litera manchada de sangre negra y de oro la luna afila
uno de sus cuernos en el árbol entusiasta del agravio
halagada
la Bestia se lame el sexo no he dicho nada.

André Breton      


martes, 24 de marzo de 2020

NO TE DETENGAS


NO TE DETENGAS
           

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
si pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
El silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
“Emito mis alaridos por los techos de este mundo”,
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros “poetas muertos”,
te ayudan a caminar por la vida.
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los “poetas vivos”.
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas.

Walt  Whitman

jueves, 19 de marzo de 2020

LA PELEA


LA PELEA


Cruelmente te callas, padre mío,
te sacudo con fuerza entre mis brazos.
Aunque te tengo siento que huyes como un río,
que de mí te deshaces a oscuros aletazos.

Como contra la vida golpeo contra el lecho
y te arranco esta ropas queriendo arrancar muerte,
queriendo arrancar vida contra el bosque del pecho
porque la roja rama del corazón liberte.

No te suelto. No puedes escaparte.
Con toda el alma calvo en ti mi dentadura.
Treinta años de mi vida tengo aquí de mi parte.
Contra tu muerte pongo mi ciega mordedura.

Quieres ensordecer, pero aunque ser.
Mi voz también contra el silencio lucha:
te sube por el cuerpo como una honda marea.
Dime que sí, que mi dolor se escucha.

Te callas ferozmente. Eres de roca.
O te haces sombra que invisible huya.
Te tengo aquí al alcance de mi boca,
y ya no estás…
                         Te sales con la tuya.

Leopoldo de Luis

miércoles, 18 de marzo de 2020

LA VIDA, AHÍ FUERA



LA VIDA, AHÍ FUERA


Esa vida que no es mía y me rodea,
el misterio de la muerte, lo que llamamos la muerte
y el misterio de la vida siempre abierta,
lo que llamamos la vida
en el árbol, en las nubes y en el agua,
y en el viento y en el mundo que es quien es sin ser humano,
y en la inmensa transparencia que no se dice, se muestra
en eso que busqué tanto y ahora encuentro regresando.
La infancia, quizá, la infancia, nuestro final seguro,
nuestro cuento, nuestro canto,  nuestra mágica conciencia:
el total de lo sin fin y de la vida abierta.

Gabriel Celaya


martes, 17 de marzo de 2020

DENSOS VELOS TE CUBREN, POESÍA



DENSOS VELOS TE CUBREN, POESÍA


No es en este volcán que hay debajo de mi lengua falaz donde te busco,
ni es esta espuma azul que hierve y  cristaliza en mi cabeza,
sino en esas regiones que cambian de lugar cuando se nombran,
como el secreto yo y las indescifrables colonias de otro mundo.
Noches y días con los ojos abiertos bajo el insoportable parpadeo del sol, atisbando en el cielo una señal,
la sombra de un eclipse fulgurante sobre el rostro del tiempo,
una fisura blanca como un tajo de Dios en la muralla del planeta.
Algo con que alumbrar las sílabas dispersas de un código perdido
para poder leer en estas piedras mi costado invisible.

Pero ningún Pentecostés de alas ardientes desciende sobre mí.
¡Variaciones del humo, retazos de tinieblas con máscaras de plomo,
meteoros innominados que me sustraen la visión entre un batir de puertas!
Noches y días fortificada en la clausura de esta piel,
escarbando en la sangre como un topo,
removiendo en los huesos las fundaciones y las lápidas,
en busca de un indicio como de un talismán que me revierta la división y la caída.
 ¿Dónde fue sepultada la semilla de mi pequeño verbo aún sin formular?
¿En que Delfos perdido en la corriente
suben como el vapor las voces desasidas que reclaman mi voz para manifestarse?
¿Y cómo asir el signo a la deriva –ese y no cualquier otro- 
en que debe encarnar cada fragmento de este inmenso silencio?
No hay respuesta que estalle como una constelación entre harapos nocturnos,
¡Apenas si fantasmas insondables de las profundidades,
territorios que comunican con pantanos,
astillas de palabras y guijarros que se disuelven en la insoluble nada!

Sin embargo
ahora mismo
o alguna vez
no sé
quién sabe
puede ser
a través de las dobles espesuras que cierran la salida
o acaso suspendida por un error de siglos en la red del instante
creí verte surgir como una isla
quizás como una barca entre las nubles o un castillo en el que alguien canta
o una gruta que avanza tormentosa con todos los sobrenaturales fuegos encendidos.

¡Ah las manos cortadas,
los ojos que encandilan y el oído que atruena!
¡Un puñado de polvo, mis vocablos!

Olga Orozco


lunes, 16 de marzo de 2020

EN EL RINCÓN AQUEL, DONDE DORMIMOS JUNTOS...



EN EL RINCÓN AQUEL, DONDE DORMIMOS JUNTOS…


En el rincón aquel, donde dormimos juntos
tantas noches, ahora me he sentado
a caminar. La cuja de los novios difuntos
fue sacada, o tal vez que habrá pasado.

Has venido temprano a otros asuntos
y ya no estás. Es el rincón
donde a tu lado leí una noche,
entre tus tiernos puntos
un cuento de Daudet. Es el rincón
amado. No lo equivoques.

Me he puesto a recordar los días
de verano idos, tu entrar y salir,
poca y hasta y pálida por los cuartos.

En esta noche pluviosa,
ya lejos de ambos dos, salto de pronto…
Son dos puertas abriéndose cerrándose,
dos puertas que al viento van y vienen
sombra a sombra.

César Vallejo


domingo, 15 de marzo de 2020

LIBERTAD


LIBERTAD


Ahora te has ausentado,
y te extraño tanto…
hace tan solo unos días que te marchaste  
apenas tuve tiempo de despedirme,
te fuiste sin más, casi como castigo,
tal vez quieras darme una lección,
tal vez ya cansada de gritar al viento,
sin más partiste,
ahora quisiera abrazarte aún sin tenerte y no añorarte.

Fue la primera ola que me abrazó
y me advirtió de esta despedida
y no quise escuchar
y ahora me siento desnuda siento frío
y la tristeza invade hasta mi escritura
pero se que volverás y ese día ya sé no habrá excusas
ni flores sin aroma ni besos sin caricias
porque ese día ya habré aprendido
que un día te pude perder.

Por todos.

Esther Núñez Roma


jueves, 12 de marzo de 2020

EL GRITO INÚTIL


EL GRITO INÚTIL 


¿Qué vale una mujer? ¿Para qué sirve
una mujer viviendo en puro grito?
¿Qué puede una mujer en la riada
donde naufragan tantos superhombres
y van desmoronándose las frentes
alzadas como diques orgullosos
cuando las aguas discurrían lentas?

¿Qué puedo yo con estos pies de arcilla
rodando las provincias del pecado,
trepando por las dunas, resbalándome
por todos los problemas sin remedio?

¿Qué puedo yo, menesterosa, incrédula,
con sólo esta canción, esta porfía
limando y escociéndome la boca?

¿Qué puedo yo perdida en el silencio
de Dios, desconectada de los hombres,
preñada ya tan sólo de mi muerte,
en una espera lánguida y difícil,
edificando, terca, mis poemas
con argamasa de salitre y llanto?

Volvedme a aquel descuido, a aquel sosiego
en que era dable andar por los caminos
pastoreando ensueños como ovejas.
Volvedme al ruiseñor de aquel boscaje,
al vuelo de aquel cisne por el lago
bajo la planta azul de aquella luna.

Volvedme a la andadura mesurada
al trópico dulcísimo y sedante
de un verso con timón y cortesía
donde cantar cómo los bucles de oro
son cómplices del pájaro y la rosa,
porque eso, al fin, a nada compromete
y siempre suena bien y hace bonito.

Pero es vano, amigos, nos cortaron
la retirada hacia seguras bases.
Están rotos los puentes,
los caminos confusos,
los túneles cegados. No sabemos
de cierto si avanzamos o si huimos
dejando por detrás tierra quemada.

Y yo pregunto, vadeando a solas
un río de aguas turbias y crueles,
¿qué puede una mujer, para qué sirve
una mujer gritando entre los muertos?

Ángela Figuera Aymerich


lunes, 9 de marzo de 2020

LA LIEBRE QUEJICA Y EL LEÓN COMPASIVO

LA LIEBRE QUEJICA Y EL LEÓN COMPASIVO 


Había una vez, en una sabana, una liebre bebé la cual lloraba por no poder conseguir ningún alimento ni poder ir a la pradera con sus compañeros por sus pequeñas patas. 

Pasó por la zona un león, que era muy compasivo. Ayudó a la pequeña liebre porque no era lo suficientemente grande para comérsela y no tenía nada que hacer. 
·         ¿Qué necesitas? -  dijo el león. 
Entre lágrimas, dijo la liebre: 
·         Soy muy pequeña como para poder ir a la pradera, aquí no hay alimento. 
·         Tú tranquila – dijo el león  yo te conseguiré alimento una vez por semana hasta que crezcas y puedes irte; o vuelva a llover y crezcan otra vez las plantas. 
·         Y  ¿por qué no me llevas allí directamente? – dijo la liebre. 
·         Imposible, te dañaría con mis afilados dientes – dijo el león. 
Así el león fue a la pradera, y como prometió, llevó a la liebre hierba fresca. 

Al día siguiente el león pasó por el mismo sitio que el día anterior y la liebre seguía llorando. 

·         ¿Qué te pasa? – preguntó el león. 
·         Ayer me terminé toda la comida y ahora tengo hambre, podrías conseguir más – dijo la liebre. 
·         Vale, pero esta vez la tendrás que administrar para que os dure toda la semana -dijo el león. 
A la liebre le pareció bien pero nunca lo cumplía y lloraba más para que el león le trajese más comida. 

Un día el león no quería llevarle más comida a la liebre porque ésta no hacía lo que él le decía: guardar la comida y administrarla bien durante toda la semana. 

Al oír esto la liebre se tiró al suelo y empezó a llorar y a pegar patadas al suelo; de forma que el león quedó en ridículo porque esos mismos gritos se escuchaban en toda la sabana y en parte de la pradera. 

·         ¡¡¡QUIERO MÁS COMIDA!!!!! – dijo la liebre gritando entre lágrimas. 
Al pobre león no le quedó otra opción que ir a por comida para no perder su reputación como rey de la sabana. 
La liebre, al saber que el león traería comida todos los días, ni siquiera intentaba ir a por comida. 
·         ¡Ja! Para qué ir a por comida, Ya me traerá el león… 
Decía la liebre. 

Situaciones como esta se repetían todos los días.  

Hasta que un día, la liebre ya crecida y el león viejo, llegó una gran sequía que afectó a toda la región y cada vez, al león, le costaba más y más conseguir comida para la liebre, tanto que llegó a ser imposible. 

El león, al ver que la liebre podía moverse y era lo suficientemente grande, pensó: 

·         Si la llevo hasta la pradera, aprenderá a conseguir su propia comida. 
Y eso hizo, la llevó hasta la pradera montándola en la espalda. 
Por el camino, el león le enseñó a la liebre cómo conseguir la comida. 

·         - Bueno, yo te dejo aquí. Este es tu hogar, te he enseñado cómo conseguir comida y yo ya estoy muy mayor para traértela. 
A la liebre no le pareció buena idea, y empezó a llorar, gritar y patalear como la última vez, hace ya un tiempo. 

El león, ya harto de que la liebre hiciese lo que quisiera, se enfadó y le pegó un zarpazo, no mortal, sólo para que aprendiese. 
La liebre dejó de llorar de inmediato y empezó a correr. 
Todo ese tiempo, la liebre sabía correr pero le parecía más cómodo que alguien se hiciera cargo de sus responsabilidades. 

A partir de ese día, la liebre no se volvió a quejar. 
También aprendió a conseguir comida por sí misma. 

TUS RECURSOS BIEN HAS DE UTILIZAR 
O DIFÍCIL LA VIDA SE VA A COMPLICAR. 

Juan José Setién Domínguez 

13 años.