LA
VIDA PRENATAL
Era
el corazón de mi madre
aquel
tam tam de las tinieblas
aquel
temblor sobre mi cráneo
en
las membranas de la tierra
(La
lenta piragua materna
un
ritmo de espumas en viaje
una
seda de grandes aguas
donde
un suave trópico late)
día
y noche su ceremonia
–No
había día ni había noche-
Sólo
un hondo país de esponjas
toda
una tribu de tambores
El
corazón de un sol orgánico
un
ronco sueño de tejidos
yo
era la magia y era el ídolo
en
el fondo de las montañas
Aquel
tambor donde golpeaban
las
galaxias y las mareas
aquella
sangre germinada
por
el vino de la Odisea
Vivir
en un huevo de llamas
mezclando
la tierra y el cielo
vivir
en el centro del mundo
sin
rostro ni odio ni tiempo
Crecía
antiguo en la dulzura
con
astrales ojos de musgo
yo
era un germen lleno de estrellas
un
poder oscuro y terrible
Tu
corazón -¡oh madre mía!-
resonaba
como el océano
batía
sus alas salvajes
su
insaciable tambor de fuego
Yo
te besaba en las entrañas
yo
me dormía entre tus sueños
en
un país de rojas plumas
era
tu carne y tu destierro
el
paraíso de tu sangre
la
gran promesa de tus brazos
oía
al sol en su corriente:
tu corazón lleno de pájaros
Aquel
tambor de la aventura
aquel
tambor de luna viva
la
tierra ardiendo con su grito
una
vida desconocida
afuera
todo era enemigo:
las
uñas las voces el frío
los
días las rosas las uvas
el
viento la luz el olvido
Enrique
Molina
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