sábado, 30 de mayo de 2015

Poemas del recital 17 de abril de 2015


No pierda una vez más su posibilidad.
La historia no espera ni perdona.
Porque esperar y perdonar sólo le interesa a Dios 
y no a la historia del Hombre.
Miguel Oscar Menassa
SI PUDIERA…

Si pudiera arrancarme las sílabas de tu nombre
que bailan en mi boca.
Deshojar tu perfume de madera y viento.
Desprender el sonido de tus versos.
Inundar de olvido la profundidad de tu mirada
si  pudiera no sentirte tan adentro…
si pudiera…

Pero me muerde la noche solitaria y avarienta.
Y me duele el pecho al respirarte
sintiendo esta gran oquedad entre las piernas.
Un  volcán ardiente recorre mis venas sedientas
construyendo alas de primavera.
Embriagada por el contorno de tus caricias
desato la cordura
para sumergirme en tu noche desbocada
y devorar ese fugaz momento
que derrama placeres poblados
al roce de tu piel,
al roce de nuestros cuerpos conjugados.


Maribel Domínguez Duarte

viernes, 29 de mayo de 2015

Poemas del recital 17 de abril de 2015

El escritor que tiene todo lo que ambiciona
no puede ser poeta.
Miguel Oscar Menassa
LOS ANTOJOS DE LA NIÑEZ

A todos nos gustan los juegos de niño con mamá y papá.
Aquel cuarto…
donde los juguetes respiraban al ritmo de nuestro palpitante corazón
personajes animados cómplices de tal desamor.

La ventana que daba al jardín
hacía penetrar colores nuevos, aroma de flores…
donde huía la mirada y se perdía
sin comprender a quien amaba.

Eran nuestros héroes, nuestra magia,
como sacados de un cuento,
de libros de escudería…
se encontraban en nuestras letras y caligrafía
en algún sombrero de mago del que surgía cualquier chirigota…
y si en algún momento desaparecían
ahí estaba el hada que con su barita, en oro, todo convertía.

Nosotros también teníamos esa magia guardada en un bolsillo
y la herramienta para amarrar los clavos a cualquier mesa. Con un talante exquisito,
el llanto surgía,
era sencillo
y en un instante con nuestros padres en el bolsillo.

Mamá cocinaba y en sí despertaba cualquier perfume de
la cocina. Toda una intriga se desvelaba.

Peleábamos por llevar su delantal, ponernos los guantes  y  empezar a dibujar.
De todo sabíamos y entre cacharros, huevos, harina y azúcar nos deleitábamos,
era la carne cualquier excusa.
Las manos nos revelaban aquel secreto y con los años
entenderíamos que aquel amor no era ni más ni menos que un desengaño.
Después del embrollo ya crecía el bollo y con asombro y sin mesura convertíamos
en circo toda una cocina.

Mamá era mía.
Todos queríamos comprarla con  la paga del domingo
y con el cambio aniquilar al hermanito.
Papá, aquel ingrediente que nos sobraba al ir a la cama,
le venderíamos al mejor postor.
Debíamos aniquilar a papá con una sonrisa de arlequín
para no dejar sospecha
y si alguien preguntaba…
tal vez fue la vecina que a menudo nos visitaba.

Emprenderíamos nuestra primera aventura y en el destino, el abandono de nuestra madre.
¿Qué habíamos hecho, nos habíamos portado mal?, pues mejor quedarse con el hermano aunque tuviera que compartir, tampoco estaba tan mal.
Este, el primer día de escuela, dados de la mano sin saber hacia donde nos dirigíamos, emprenderíamos nuestro primer viaje de despedida.
Ya llegábamos a nuestro destino, en un instante entre murmullos de los de antes, rodeados
de gigantes, nos acechaban y de enanitos temblorosos con el presagio de que viene el lobo.

Todos quisimos encontrar la moneda que nos librase de aquella pena, refugiarnos del lobo y de aquel lodo de las sementeras.
Quisimos cambiar el camino al rumbo de  las sirenas, comprar golosinas e ir a la feria.
Cambiar de camisa al antojo de un día cualquiera, cambiar de legado, sumar más razones, tirar de la falda a esa señora que todo lo sabe.

Anhelábamos hablar, conversar y decirle al que sabe que nosotros también podemos odiarle.
Comer en  los tejados que dan al cielo
Reírnos a carcajadas de cualquier chiste,
Escondernos en los rincones de aquella tarde
Decirles que un niño nunca recuerda que preguntó ayer.

Ya las manos nos desvelaron aquel secreto…
ya con los años entenderíamos
que aquel amor no era ni más ni menos
el amor de un tercero.


Esther Núñez  Roma

miércoles, 27 de mayo de 2015

Poemas del recital 17 de abril de 2015



El que no pueda más,  
el que no pueda bajar de los cielos o ascender del abismo,
será el poeta.
Miguel Oscar Menassa

DIME MAR, DE DÓNDE VIENES?


Como una fuerza desconocida
emergiendo del negro océano,
florece entre algas marinas
este ímpetu por despedazar diques
forjados de arcaica compostura.

Como una furia contra duendes imperceptibles,
sube hasta las entrañas una bucólica fogosidad
por romper, por abrir paso entre mares,
para que pueda pasar la luz de una estrella,
perdida entre malezas de hedionda oscuridad.

Este mar que llega a mis costas,
trayendo arrebatos contra mesuras abolidas,
incitando a remar y remar sobre una balsa
porteando versos a los mendigos,
articulando alas a los cautivos.

Este estruendo apoquinado en el silencio
removiendo vísceras infernales,
fluye a la superficie aleteando ramales
entre correligionarios.

Y como una viveza envuelta en sedas
de unas manos incipientes a la pasión,
mi talle cimbrea a pasos acompasados
entre afluentes destinadas a tu mar sereno.

Oh! Mar, de dónde naces?
Quién te ha dado licencia
para alentar entre tus olas mi querencia?

Gloria Gómez Candanedo

viernes, 22 de mayo de 2015

Poemas del recital 17 de abril de 2015


CONSEJO I

No te detengas
lo que nada lo puede
lo podrá tu amor
lo que no puede tu amor
lo podrá tu deseo.

Y si tu amor y tu deseo no pueden
el estallido debe haberse producido
seguramente en tu corazón, en tu cabeza.

Repliégate.
Húndete en el mar.

Miguel Oscar Menassa


CONSEJO II

No hay que temer: el mar es cosa de todos.
En marea alta dejarse llevar
no hacer movimientos contradictorios.
En marea baja dejar librado todo a la imaginación.

Es necesario que el mar
sea navegable en todos los casos.

Miguel Oscar Menassa



CONSEJO III

Cuando llueve
hay que tener cuidado con los ángeles.
Suelen caer pesadamente sobre nosotros
cuando mojan sus alas.

No hay que tener piedad.

Uno sólo de ellos
puede alegrarnos la vida pasa siempre.

Miguel Oscar Menassa
Del libro “Yo Pecador”


miércoles, 20 de mayo de 2015

Poemas del recital 17 de abril de 2015


Todo poeta deberá ser una madre;
toda mujer, soldado.
Miguel Oscar Menassa

MUERTE NUPCIAL

El lecho, aquella hierba de ayer y de mañana:
este lienzo de ahora sobre madera aún verde,
flota como la tierra, se sume en la besana
donde el deseo encuentra los ojos y los pierde.

Pasar por unos ojos como por un desierto:
como por dos ciudades que ni un amor contienen.
Mirada que va y vuelve sin haber descubierto
el corazón a nadie, que todos la enarenen.

Mis ojos encontraron en un rincón los tuyos.
Se  descubrieron mudos entre las dos miradas.
Sentimos recorrernos un palomar de arrullos,
y un grupo de arrebatos de alas arrebatadas.

Cuanto más se miraban más se hallaban: más hondos
se veían, más lejos, y más en uno fundidos.
El corazón se puso, y el mundo, más redondos.
Atravesaba el lecho la patria de los nidos.

Entonces, el anhelo creciente, la distancia
que va de hueso a hueso recorrida y unida,
al aspirar del todo la imperiosa fragancia,
proyectamos los cuerpos más allá de la vida.

Espiramos del todo. ¡Qué absoluto portento!
¡Qué total fue la dicha de mirarse abrazados,
desplegados los ojos hacia arriba un momento,
y al momento hacia abajo con los ojos plegados!

Pero no moriremos. Fue tan cálidamente
consumada la vida como el sol, su mirada.
No es posible perdernos. Somos plena simiente.
Y la muerte ha quedado, con los dos, fecundada.

Miguel Hernández

martes, 19 de mayo de 2015

Poemas del recital 17 de abril de 2015


Una buena cosecha
 no habla todavía de la verdadera fertilidad de la tierra.
Miguel Oscar Menassa
ABRIL FLORECÍA

     Abril florecía
frente a mi ventana.
Entre los jazmines
y las rosas blancas
de un balcón florido,
vi las dos hermanas.
La menor cosía,
la mayor hilaba…
entre los jazmines
y las rosas blancas,
la más pequeñita,
risueña y rosada
--su aguja en el aire--,
miró a mi  ventana.

     La mayor seguía
silenciosa y pálida,
el huso en su rueca
que el lino enroscaba.
abril florecía
frente a mi ventana.

     Una clara tarde
la mayor lloraba,
entre los jazmines
y las rosas blancas,
y ante el blanco lino
que en su rueca hilaba.
--¿Qué tienes –le dije—
silenciosa pálida?
señaló el vestido
que empezó la hermana.
En la negra túnica
la aguja brillaba;
sobre el velo blanco,
el dedal de plata.
Señaló a la tarde
de abril que soñaba,
mientras que se oía
tañer de campanas.
Y en la clara tarde
me enseñó sus lágrimas…
abril florecía
frente a mi ventana.

     Fue otro abril alegre
y otra tarde plácida.
El balcón florido
solitario estaba…
ni la pequeñita
risueña y rosada,
ni la hermana triste,
silenciosa y pálida,
ni la negra túnica,
ni la toca blanca…
tan sólo en el huso
el lino giraba
por mano invisible,
y en la oscura sala
la luna del limpio
espejo brillaba…
entre los jazmines
y las rosas blancas
del balcón florido,
me miré en la clara
luna del espejo
que lejos soñaba…
abril florecía
frente a mi ventana.

Antonio Machado


viernes, 15 de mayo de 2015

Poemas del recital 17 de abril de 2015


Las ignorancias políticas más grandes
 las encontré en los gobernantes.
Miguel Oscar Menassa

CUENTO


Yo era débil,
rubia, poetisa, bien casada.
Tenía deudas
y una salud de panetela blanca.
Hicimos una casa pobremente,
muchas ventanas:
para enseñar nuestros besos a las nubes,
para que el sol entrara.

La casa era tan bella
que tú nunca dormías.
Ya no eras abogado ni poliomielítico
ni nada.
nunca dije:
¿cuándo vas a poner esa demanda?
porque yo tampoco
cocinaba.

Fueron días
como no quedan otros en las ramas.
Yo me empeñaba en sembrar algo en el patio:
tus gatos lo orinaban,
pero era tan feliz que no podía
decir malas palabras.
Ay, una tarde…
(septiembre tomó parte en la desgracia),
ay, una tarde
(Dios estaría sacando crucigramas);
ay, una tarde
pusiste tantas piedras en mi saya
que desde entonces
ando inventándome la cara.
El cuchillo
tenía la forma de tu alma;
yo quería ser otra, hablar de las estrellas…
(sobraron noche y cama).
Yo me empeñaba en sembrar algo en tu pecho:
tus gatos lo orinaban,
y era tan infeliz que no podía
decir buenas palabras.

Tarde en otoño.
Miré las sábanas amargas,
el jarro de la leche,
las cortinas,
y el crepúsculo me convirtió en su mancha.
(Yo era un clavel podrido de repente,
un canario botado).
Con empujones que lo gris me daba,
entre temblores,
volví a la falda
de mi madre.

Pasaron tantas cosas
mientras yo me bebía la soledad a cucharadas…

Un viernes
-un viernes en que tu olvido me enterraba-
llegué a la esquina
de la casa.
Estaba allí como una tumba diferente,
se veía otra luz por las ventanas.
Tuve miedo de odiar…
(Ya era hasta mala).

Pasaron tantas cosas;
el tiempo fue cosiendo mi mirada.

Ahora no pueden asustarme con los truenos
porque la luz me alza.
Ahora no pueden confundirme con un libro.
Soy la palabra recobrada.
¡Ríanse,
agujas que en mi carne se desmandan;
ríanse,
arañas que me tejen la mortaja;
ríanse,
que a mí, también, carajo, me da gracia!

Carilda Oliver Labra

jueves, 14 de mayo de 2015

Poemas del recital 17 de abril de 2015



Lo que profundamente asemeja un hombre a una mujer es que,
 para los dos,
la madre siempre es una mujer.
Miguel Oscar Menassa

LA MUERTE


¡Ah! Eres tú, eres tú, eterno nombre sin fecha,
bravía lucha del mar con la sed,
cantil todo de agua que amenazas hundirte
sobre mi forma lisa, lámina sin recuerdo.

Eres tú, sombra del mar poderoso,
genial rencor verde donde todos los peces son como piedras por el aire,
abatimiento o pesadumbre que amenazas mi vida
como un amor que con la muerte acaba.

Mátame si tú quieres, mar de plomo impiadoso,
gota inmensa que contiene la tierra,
fuego destructor de mi vida sin numen
aquí en la playa donde la luz se arrastra.

Mátame como si un puñal, un sol dorado o lúcido,
una mirada buida de un inviolable ojo,
un brazo prepotente en que la desnudez fuese el frío,
un relámpago que buscase mi pecho o su destino…

¡Ah, pronto, pronto; quiero morir frente a ti, mar,
frente a ti, mar vertical cuyas espumas tocan los cielos,
a ti cuyos celestes peces entre nubes
son como pájaros olvidados del hondo!

Vengan a mí tus espumas rompientes, cristalinas,
vengan los brazos verdes desplomándose,
venga la asfixia cuando el cuerpo se crispa
sumido bajo los labios negros que se derrumban.

Luzca el morado sol sobre la muerte uniforme.
venga la muerte total en la playa que sostengo,
en esta terrena playa que en mi pecho gravita,
por la que unos pies ligeros parece que se escapan.

Quiero el color rosa o la vida,
quiero el rojo o su amarillo frenético,
quiero ese túnel donde el color se disuelve
en el negro falaz con que la muerte ríe en la boca.

Quiero besar el marfil de la mudez penúltima,
cuando el mar se retira apresurándose,
cuando sobre la arena quedan sólo unas conchas,
unas frías escamas de unos peces amándose.

Muerte como el puñado de arena,
como el agua que en el hoyo queda solitaria,
como la gaviota que en medio de la noche
tiene un color de sangre sobre el mar que no existe.

Vicente Aleixandre


lunes, 11 de mayo de 2015

Poemas del recital 17 de abril 2015



La droga es sustituto de lo que me niego a resolver.
Estudio, amor, poesía, sexo y, si fuera necesario
y lo hubiera, trabajo.
Miguel Oscar Menassa
No me Arrepiento de Nada

Desde la mujer que soy,
a veces me da por contemplar
aquellas que pude haber sido;
las mujeres primorosas,
hacendosas, buenas esposas,
dechado de virtudes,
que deseara mi madre.
No sé por qué
la vida entera he pasado
rebelándome contra ellas.
Odio sus amenazas en mi cuerpo.
La culpa que sus vidas impecables,
por extraño maleficio,
me inspiran.
Reniego de sus buenos oficios;
de los llantos a escondidas del esposo,
del pudor de su desnudez
bajo la planchada y almidonada ropa interior.
Estas mujeres, sin embargo,
me miran desde el interior de los espejos,
levantan su dedo acusador
y, a veces, cedo a sus miradas de reproche
y quiero ganarme la aceptación universal,
ser la Gioconda irreprochable.
Sacarme diez en conducta
con el partido, el estado, las amistades,
mi familia, mis hijos y todos los demás seres
que abundantes pueblan este mundo nuestro.
En esta contradicción inevitable
entre lo que debió haber sido y lo que es,
he librado numerosas batallas mortales,
batallas a mordiscos de ellas contra mí
-ellas habitando en mí queriendo ser yo misma-
transgrediendo maternos mandamientos,
desgarro adolorida y a trompicones
a las mujeres internas
que, desde la infancia, me retuercen los ojos
porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños,
porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable,
que se enamora como alma en pena
de causas justas, hombres hermosos,
y palabras juguetonas.
Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada,
y rompí lazos inviolables
y me atreví a gozar
el cuerpo sano y sinuoso
con que los genes de todos mis ancestros
me dotaron.
No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones.
No me arrepiento de nada, como dijo la Edith Piaf.
Pero en los pozos oscuros en que me hundo,
cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos,
siento las lágrimas pujando;
veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo,
blandiendo condenas contra mi felicidad.
Impertérritas "niñas buenas" me circundan
y danzan sus canciones infantiles contra mí
contra esta mujer
hecha y derecha,
plena.
Esta mujer de pechos en pecho
y caderas anchas
que, por mi madre y contra ella,
me gusta ser. 

Gioconda Belli

sábado, 9 de mayo de 2015

Poemas del Recital 17 de abril de 2015

Ahora tengo que dedicarme a embellecer todo lo conseguido,
y no sólo de flores vive la belleza.
Miguel Oscar Menassa

COPLAS MUNDANAS


          Poeta ayer, hoy triste y pobre,
filósofo trasnochado,
tengo monedas de cobre
el oro de ayer cambiado.
          Sin placer y sin fortuna,
pasó como una quimera
mi juventud, la primera…
la sola, no hay más que una:
          La de dentro es la de fuera.
Pasó como un torbellino,
bohemia y aborrascada,
hasta de coplas y vino,
mi juventud bien amada.
          Y hoy miro a las galerías
del recuerdo, para hacer
aleluyas de elegías
desconsoladas de ayer.
          ¡Adiós, lágrimas cantoras,
lágrimas que alegremente
brotabais, como en la fuente
las limpias aguas sonoras!.
          ¡Buenas lágrimas vertidas
por un amor juvenil,
cual frescas lluvias caídas
sobre los campos de abril!.
          No canta ya el ruiseñor
de cierta noche serena:
sanamos del mal de amor
que sabe llorar sin pena.
          Poeta ayer, hoy triste y pobre
filósofo trasnochado,
tengo en monedas de cobre
el oro de ayer cambiado.

Antonio Machado


De “Soledades, Galerías y otros poemas – Varia”

jueves, 7 de mayo de 2015

Poemas del Recital 17 de abril de 2015

Gobernar no debería basarse en ninguna otra cosa
que en la construcción de un conocimiento.
Miguel Oscar Menassa

UN FANTASMA RECORRE EUROPA…


…y las viejas familias cierran las ventanas,
afianzan las puertas,
y el padre corre a oscuras a los Bancos
y el pulso se le para en la Bolsa,
y sueña por las noches con hogueras,
con ganados ardiendo,
que en vez de trigos tiene llamas,
en vez de granos, chispas,
cajas de hierro llenas de pavesas.
¿Dónde estás,
dónde estás?
Nos persiguen a tiros.
¡Oh!
Los campesinos pasan pisando nuestra sangre.
¿Qué es esto?
      Cerremos,
cerremos pronto las fronteras.
vedlo avanzar de prisa en el viento del Este,
de las estepas rojas del hambre.
Que su voz no la oigan los obreros,
que su silbido no penetre en las fábricas,
que no divisen su hoz alzada los hombres de los campos.
¡Detenedle!
Porque salta los mares
recorriendo toda la geografía,
porque se esconde en las bodegas  de los barcos
y habla a los fogoneros
y los saca tiznados a cubierta,
y hace que el odio y la miseria se subleven
y se levanten las tripulaciones.
       ¡Cerrad,
cerrad las cárceles!
Su voz se estrellará contra los muros.
¿Qué es esto?
      Pero nosotros lo seguimos,
lo hacemos descender del viento Este que lo trae,
le preguntamos por las estepas rojas de la paz y del triunfo,
lo sentamos a la mesa del campesino pobre,
presentándolo al dueño de la fábrica,
haciéndolo presidir las huelgas y manifestaciones,
hablar con los soldados y los marineros,
ver en las oficinas a los pequeños empleados
y alzar el puño a gritos en los Parlamentos del oro y de la
      sangre.
   Un fantasma recorre Europa,
el mundo.
Nosotros le llamamos camarada.

Rafael Alberti
Del libro “De un momento a otro”



miércoles, 6 de mayo de 2015

Poemas del recital 17 de abril de 2015

La vida necesita más lentitud, más tiempo, más espacio.
En una jeringuilla no cabe la vida,
en una vagina tampoco,
en la cabeza de un hombre,
tampoco cabe la vida.

Miguel Oscar Menassa.

ITACA
                                                            
.
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
no temas  a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca visto antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes  perfumes sensuales puedas.
ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Más no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.


Constantino Kavafis