domingo, 30 de abril de 2023

LA QUE CAMINA

 


LA QUE CAMINA

 

 

Aquel mismo arenal, ella camina

siempre hasta cuando ya duermen los otros;

y aunque para dormir caiga por tierra

ese mismo arenal sueña y camina.

La misma ruta, la que lleva al Este

es la que toma aunque la llama el Norte,

y aunque la luz del sol le da diez rutas

y se las sabe, camina la Única.

Al pie del mismo espino se detiene

y con el ademán mismo lo toma

y lo sujeta porque es su destino.

 

La misma arruga de la tierra ardiente

la conduce, la abrasa y la obedece

y cuando cae de soles rendida

la vuelve a alzar para seguir con ella.

Sea que ella la viva o que la muera

en el ciego arenal que todo pierde,

de cuanto tuvo dado por la suerte

esa sola palabra ha recogido

de ella vive y de la misma muere.

 

Igual palabra, igual, es la que dice

y es todo lo que tuvo y lo que lleva

y por su sola sílaba de fuego

ella puede vivir hasta que quiera.

Otras palabras aprender no quiso

y la que lleva es su propio sustento

a más sola que va más la repite,

pero no se la entienden sus caminos.

 

¿Cómo, si es tan pequeña, la alimenta?

¿Y cómo, si es tan breve, la sostiene,

y cómo, si es la misma, no la rinde,

y adonde va con ella hasta la muerte?

No le den soledad porque la mude,

ni palabra le den, que no responde.

Ninguna más le dieron en naciendo,

y como es su gemela no la deja.

 

¿Por qué la madre no le dio sino ésta?

¿Y por qué cuando queda silenciosa

muda no está, que sigue balbuceándola?

Se va quedando sola como un árbol

o como arroyo de nadie sabido

así marchando entre un fin y un comienzo

y como sin edad o como en sueño.

 

Aquellos que la amaron no la encuentran,

el que la vio se la cuenta por fábula

y su lengua olvidó todos los nombres

y sólo en su oración dice el del Único.

 

Yo que la cuento ignoro su camino

y su semblante de soles quemado,

no sé si la sombrean pino o cedro

ni en qué lengua ella mienta a los extraños.

Tanto quiso olvidar que ya ha olvidado.

Tanto quiso mudar que ya no es ella,

tantos bosques y ríos se ha cruzado

que al mar la llevan ya para perderla,

y cuando me la pienso, yo la tengo,

y le voy sin descanso recitando

la letanía de todos los nombres

que me aprendí, como ella vagabunda;

pero el Ángel oscuro nunca, nunca,

quiso que yo la cruce en los senderos.

 

Y tanto se la ignoran los caminos

que suelo comprender, con largo llanto,

que ya duerme del sueño fabuloso,

mar sin traición y monte sin repecho,

ni dicha ni dolor, no más olvido.

 

Gabriela Mistral

Cuadro: "El confín del tiemp0" de Miguel Oscar Menassa

 

viernes, 28 de abril de 2023

GÉNESIS

 


GÉNESIS

 

 

No había ningún signo sobre la piel del tiempo

Nada. ni ese tapiz de invierno repentino que presagia las

                                                    [garras del relámpago quizá hasta mañana.

Tampoco esos incendios desde siempre que anuncian una

                                                    [antorcha que desemboca en nunca o en ayer.

Nada. Ni tierra prometida.

Era sólo un desierto de cal viva tan blanca como negra,

un ávido fantasma nacido de las piedras para roer el sueño

                                                                                           [milenario,

la caída hacia afuera que es el sueño con que sueñan las

                                                                                           [piedras.

Nadie. Sólo un eco de pasos sin nadie que se alejan

y un lecho ensimismado en marcha hacia el final.

 

Yo estaba allí tendida;

yo, con los ojos abiertos.

Tenía en cada mano una caverna para mirar a Dios,

y un reguero de hormigas iba desde su sombra hasta mi

                                                                           [corazón y mi cabeza.

 

Y alguien rompió en lo alto esa tinaja gris donde subían a

                                                                           [beber los recuerdos;

después rompió el prontuario de ciegos, juramentos heridos

                                                                                       [a traición

y destrozó las talas de la ley inscritas con la sangre

                                                  [coagulada de las historias muertas.

Alguien hizo una hoguera y arrojó uno por uno los fragmentos.

El cielo estaba ardiendo en la extinción de todos los infiernos

y en la tierra se borraban sus huellas y sus pruebas.

Yo estaba suspendida en algún tiempo de la expiación

sagrada; yo estaba en algún lado muy lúcido de Dios;

yo, con los ojos cerrados.

Entonces pronunciaron la palabra.

 

Hubo un clamor de verde paraíso que asciende desgarrando

                                                                           [la raíz de la piedra,

y su proa celeste avanzó entre la luz y las tinieblas.

Abrieron las compuertas.

Un oleaje radiante colmó el cuenco de toda la esperanza aún

                                                                                        [deshabitada,

y las aguas tenían hacia arriba ese color de espejo

                                                      [en el que nadie se ha mirado jamás,

y hacia abajo un fulgor de gruta tormentosa que mira desde

                                                                 [siempre por primera vez.

 

Descorriendo de pronto las mareas.

 

Detrás surgió una tierra para inscribir en fuego cada pisada

                                                                        [del destino,

para envolver en hierba sedienta la caída y el reverso de cada

                                                                          [nacimiento,

para encerrar de nuevo en cada corazón la almendra del

                                                                             [misterio.

 

Levantaron los sellos.

La jaula del gran día abrió sus puertas al delirio del sol

con tal que todo nuevo cautiverio del tiempo fuera

                                              [deslumbramiento en la mirada,

con tal que toda noche cayera con el velo de la revelación a

                                                                [los pies de la luna.

Sembraron en las aguas y en los vientos.

Y desde ese momento hubo una sola sombra sumergida en

                                                                  [mil sombras,

un solo resplandor innominado en esa luz de escamas que

                                 [ilumina hasta el fin la rampa de los sueños.

Y desde ese momento hubo un borde de plumas

                               [encendidas desde la más remota lejanía,

unas alas que vienen y se van en un vuelo de adiós a todos

                                                                         [los adioses.

Infundieron un soplo en las entrañas de toda la extensión.

Fue un roce contra el último fondo de la sangre;

fue un estremecimiento de estambres en el vértigo del aire;

y el alma descendido al barro luminoso para colmar la forma

                                                          [semejante a su imagen,

y la carne se alzó como una cifra exacta,

como la diferencia prometida entre el principio y el final.

Entonces se cumplieron la tarde y la mañana

en el último día de los siglos.

Yo estaba frente a ti;

yo, con los ojos abiertos debajo de tus ojos

en el alba primera del olvido.

 

Olga Orozco

Cuadro: "La ruta" de Joan Miro

 

miércoles, 26 de abril de 2023

LA TIRANÍA DE LA LIBERTAD

 


LA TÍRANÍA DE LA LIBERTAD

 

 

¡Qué imposible tu herida!

Cuando hablas se interrumpe la nunca realidad

y amanecen figuras desnudas bailando,

como haciendo, del tiempo, palabras.

 

¡Tirana!

Construyes elefantes, hormigas hablando

aquí en este ciempiés de cifra hueca.

 

Boleto que nadie vende y a todos murmura.

 

¡Qué libertad, señora!

Cuando falleces de martes

pides un polvo de amor en la despedida.

 

¡Qué tuya la lejanía!

Cuando mujer y tierra son la misma canción:

largas trenzas negras tapándome de futuro cadáver.

 

¿Otra vez aquí?

Brutal, eres brutal cuando se apagan todos los fuegos,

teme el bosque las sombras de blanco extremo

y el mar su destino impredecible, a tus pies.

 

Carlos Fernández del Ganso

Del libro: “No recuerdo el futuro”

Cuadro: "Detrás del espejo" de Carlos Fernández

 

martes, 25 de abril de 2023

HE VIAJADO TANTO QUE...

 


HE VIAJADO TÁNTO QUE…

 

 

He viajado tanto que

planté hijos sobre el mar,

hoy, son delfines

de vientre blanco

ocas marinas de todo azul.

Y escribí árboles

de jirón

sobre playas desnudas

mirad, qué llanura de sombra.

Y tuve libros

como sábanas,

los adoquines de mi ciudad

arropaos si queréis

son nubes sin forma definida.

 

Fui, os digo

fiel y balanza de orquesta.

 

Ahora, calma mi alma

otra sed.

 

¿Alguna vez de hambre

saludasteis,

estrechamente,

a un manco

su cojera religiosa?

¿Conoces alguna

bandera

sin color?

¿Algún instante has amado en los torpes

de lápiz torcido,

sus cejas de arbotante,

pobladas de ignorancia?

 

Yo nunca quemé

un billete moneda,

ni detuve con el pecho

un tranvía ebrio

sin freno, cuesta abajo.

 

No conozco sin embargo

San Francisco.

Mi panadero se llama Paco,

es bajito. De harina me saluda

en las madrugadas

tras su mostrador de madera.

 

¿Has visitado algún

monasterio sin piedras?

¿conoces algún campanario

que no tenga monaguillo

travieso?

 

Mi madre hacía croquetas

con sus manos.

Benditas manos de ocho y remolino.

 

Yo siempre visito los

ríos, por su margen derecha

y saludo al sol

con las palmas cerradas.

Cuido los ojos,

sólo tengo dos que me acompañan

desde niño,

bien los conozco,

ellos miran lo que no ven.

 

He viajado tanto que

en fotografías canto

de ironía y humor cercano.

 

A veces hombre taciturno

a veces mujer robada.

 

Calos Fernández

Del libro: “Diván de sueños”

Cuadro: "Niveles del infinito" de Carlos Fernández

 

lunes, 24 de abril de 2023

CUANTO AMOR SILENCIADO

 


CUANTO AMOR SILENCIADO

 

¡Cuánto amor silenciado!,

cuántas órbitas huecas

del silencio cuántas muecas

y de la luz temple de mi voz

cuántos delirantes proyectos

entusiasmo de alcoba

cuánta pradera, ladera toda

cayendo.

 

Cuánto amor silenciado

en rostros sin recuerdo

cuántos centuriones grises

de miel palatina boca,

cuánta cripta descubierta

por mudos desnudos

y cuánto estrépito hoy,

canturrea temblorosa mi voz

arañazo del alma

en este silencio de amor.

 

Carlos Fernández del Ganso

Del libro: “Atravesando sombras”

Cuadro: "Sombras y siluetas" de Carlos Fernández del Ganso

 

jueves, 20 de abril de 2023

JARDÍN DE FUEGO

 

JARDÍN DE FUEGO

 

Con trapío en la mirada,

alcanzaba los últimos peldaños

de la espera y

un rayo,

cruzó mi vida en la antesala.

¿Hoy te bautizan, polluelo?

Y escamas de mármol

transformaron las espinas del aire

en aleteo de la voz

color gris.

¿Es aquí?

Y el viento alojó

cartones y algodón

para el embalaje

de la apuesta ya sellada,

en el pacto de los siglos.

 

Alojado al universo de los hombres

crucé el umbral del orgullo

y de pie,

recaí alborozado,

timbres de sonrisas,

canto de gallos,

y una infinita danza

desnudó el estiércol

en rúbricas, tierra adentro

en el eterno jardín de fuego.

 

Carlos Fernández del Ganso

Del libro: “Contando piedras”

Cuadro: "Fuego en el bosque" de Carlos Fernández del Ganso

miércoles, 19 de abril de 2023

EL PRÓXIMO SOY YO

 


EL PRÓXIMO SOY YO

 

Reconozco, alegre, sereno,

firme en mi decisión

haber querido vivir.

Para ello, del deseo,

en trabajador de sueños me convertí

y ya, comencé a cobrar mi vida.

 

El próximo soy yo,

orgulloso de una ambición,

en la que no regateé esfuerzos,

hoy, altivo, os alcanza mi voz.

Y proclamo, vivo entre las piezas de un puzzle,

ser del ajedrez,

ingenioso comodín, ora peón,

ora alfil, siempre en juego.

 

Animado por no ser el primero,

y seguro de no cerrar series,

dibujo sonrisas en vientres secos,

enderezo destinos donde no había,

irrito arenas oceánicas,

esculpo voces en las miradas,

y el pus, glóbulo enquistado

transforma la noria en agua

de un circo sin carpa.

 

El próximo soy yo,

y edicto, digo claro,

virgen en la miel y pájaro en el nuevo odre,

que enterré letras de hierro,

soporté grises lápidas,

abracé mudo el silencio,

expulsé raíces de odio sin flor,

y reventé semen y estirpe en guajiras de lana.

 

El próximo soy yo,

y agradecido por ser pensado,

corto mis alas y

al instante,

crecen,

universos en mi voz,

astros en mis lágrimas

y una vida, punto y capítulo de mis palabras.

 

Y cultivando mis pasos,

lanzo dagas para caminos de asiento,

y orquídeas de damas y

cientos del sur que me cantan

y aire del este que me llama.

 

Digo, alegre, sereno,

firme en mi decisión,

el próximo soy yo.

 

Carlos Fernández del Ganso

Del libro: “Contando piedras”

Cuadro: "Jugadores de cartas" 

 

viernes, 14 de abril de 2023

ROBANDO VERSOS DESNUDOS

 


ROBANDO VERSOS DESNUDOS

 

Pasaron vidas sin escribir,

necesitando

virginal caballo

ensuciarme en poemas.

Robando de la noche

estrellas,

me transformé agujero del color,

en Borges y Mallarmé

en Whitman y recé.

 

Un poema para cantaros

en grupo,

al que años falté.

Dudé si soneto o

sádico verso de amor,

si límpidas frases negras

de cantor altanero o

niñez vestida de estrofas traer,

¡aún reclamando pasión!

In Vitro escribiros o

calmar sediento a lo lejos

color de espejos

o rimar de la mar la rima

y meando en bocas ocarinas,

de la danza bailar

en guetos

y de las razas aplaudir

sus gimoteos o

plagiar en llantos

este otro canto o

esperar la mañana

de hombros espesos

y aplastar las sábanas

caladas de humo

y vaivén escribiros

un retoño verso amigo o

del rostro vil fingir

en página de otro

y del opio copiar

los efectos en sonidos

de campana y dintel

tintar,

para las vírgenes de

mueca hueca hiel

los besos, aún desnudos,

de estos,

ni tuyos ni míos,

vocablos del buen vivir.

 

Y en puntos iniciales

vergel

de las manos ir resbalando

muescas,

señal,

rastro

y en el revolver

ser marcado

de mulatas para los

siglos de oro aquél

en vientres sin puntuar:

este tajo oscuro

este incesante bisturí

este sesgo de letra

este momento robado al vivir.

 

Carlos Fernández del Ganso

Del libro: “Atravesando sombras”

Cuadro: "Desnudo azul" de Carlos Fernández del Ganso

 

NACIDO EN MADRID

 

 


NACIDO EN MADRID

 

Atravesado por latitudes

de confines oceánicos,

caí, torcido,

en mitad de la selva,

en el justo centro del desierto,

a unos metros del abismo marítimo,

un día de primavera.

 

Del cielo a la eternidad,

permanecía agazapado,

contando piedras mientras miraba estrellas

y, sin saberlo,

crecían flores en mi vida,

mis frutos calmaban a los sedientos

y mis sueños daban cuenta de una historia.

 

Nacido en Madrid, esa vez,

la máquina construye poemas

 

en el agujero invisible de lo que nunca fue.

 

Carlos Fernández del Ganso

Del libro: “Contando piedras”

Cuadro: "Primer sueño" de Carlos Fernández del Ganso

lunes, 10 de abril de 2023

EMPEDERNIDO ANIMAL

 


EMPEDERNIDO ANIMAL

 

 

Hay uno en mí, que ama

no envejecer,

morir cada día

en los pliegues de una mujer,

besar cada noche

de pasión de vientres

desencajando abejas de polen

en el terco vuelo de tu piel.

 

Querer,

quisiera mirando de frente tu boca

besar el arco iris

y acariciando todo el universo

ser abrazado en tus ojos.

 

Y sé

que hay otro que desea,

trabajando

poner nombre a las cosas

crecer acallando silencios

y regar de flores los inviernos.

 

Mas aún desconozco

escuchar lo que en mí dice

y en el entreacto

escribo,

esperando en movimiento

soñar de la vida sus capítulos.

 

Insisto, empedernido animal,

de la muerte ser testigo

del pecado escribiente

de las noches el destierro

de las vírgenes su exilio

de alondras ser atado

a los pies de un crucifijo,

ser de la nada esclavo

y de estas palabras,

vivo.

 

Carlos Fernández del Ganso

Del libro: “Atravesando sombras”

 

viernes, 7 de abril de 2023

NO ME BUSQUEN


 

NO ME BUSQUEN

 

 

No me busquen

los duendes bosques

de Oceanía.

 

Habré partido sin espalda.

 

Paradero de anfitrión

hermano,

no guardaré música

en los árboles.

 

No me busquen en

los pliegues del capricho.

Nadie informará.

Mis aventuras son

de frontera.

Falsifiqué inviernos

en cumbres

de arena movediza.

 

No me busquen

en la grupa de

los cementerios

huí de las sombras.

El oro helado

tampoco detuvo

mis pasos.

Alfarero de noche,

mercancía de luz

cabalgo océanos.

 

Soy de la estirpe,

corteza.

Caigo y mudo cada siembra

una nueva caída.

Ahí pueden buscarmeñ

 

Habré partido sin espalada

 

Carlos Fernández del Ganso

Del libro: “Diván de sueños"
Cuadro: "Noticias últimas" de Carlos Fernández del Ganso