EMPEDERNIDO
ANIMAL
Hay uno en mí, que ama
no envejecer,
morir cada día
en los pliegues de una mujer,
besar cada noche
de pasión de vientres
desencajando abejas de polen
en el terco vuelo de tu piel.
Querer,
quisiera mirando de frente tu boca
besar el arco iris
y acariciando todo el universo
ser abrazado en tus ojos.
Y sé
que hay otro que desea,
trabajando
poner nombre a las cosas
crecer acallando silencios
y regar de flores los inviernos.
Mas aún desconozco
escuchar lo que en mí dice
y en el entreacto
escribo,
esperando en movimiento
soñar de la vida sus capítulos.
Insisto, empedernido animal,
de la muerte ser testigo
del pecado escribiente
de las noches el destierro
de las vírgenes su exilio
de alondras ser atado
a los pies de un crucifijo,
ser de la nada esclavo
y de estas palabras,
vivo.
Carlos Fernández del Ganso
Del libro: “Atravesando sombras”
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