domingo, 22 de noviembre de 2015

sábado, 21 de noviembre de 2015

NO FUE PARÍS, FUE BUENOS AIRES


NO FUE PARÍS, FUE BUENOS AIRES


No fue París, fue Buenos Aires que me vio nacer,
por eso no me asusta el movimiento.

Soy del tango la brisa que se mueve al arrastrar los pies.
La cintura de plata que se quiebra al compás.
El hombre que murió a la mañana siguiente para verla bailar.
La percanta aburrida que cabalgando un taco de billar
sueña que puede sola, hacer la vida sola, amar su soledad.

Y el borracho sediento que bebe sin parar,
recordando a su madre, esa novia infernal.
Y se emborracha y piensa que todo le da igual
y las manos le tiemblan de tanta impunidad
y desgarra su vientre y quisiera olvidar
y olvida, mas no el nombre de quien lo matará.

Soy del tango los perros ecuménicos,
los perros que presencian el crimen pasional
que cual tontos o locos le ladran a la luna
cuando en la acera yace la amada del portal.


Una daga de miedo se clavó en su garganta.
Una daga de celos la condenó a morir,
un hombre enamorado de otro hombre,
una daga de horror que sin amarla la mató.

Y después soy  de tango el amigo del alma,
que no llega a las doce ahí donde le esperas,
que te bate la justa cuando la justa duele
que no comparte nunca contigo el ganador.

Soy del tango el payaso de la noche de Reyes,
el que mató a su amada por verla sonreír,
con un hombre en los brazos, con las piernas abiertas,
amante enloquecido del puñal, la mató sin razón.

Y también soy del tango el obrero que roba,
pensando en sus hijos, un cacho de pan.
Soy del tango la noche encerrada entre rejas,
que el farol de la esquina ya no quiere alumbrar.

Miguel Oscar Menassa
De “Al sur de Europa”


viernes, 20 de noviembre de 2015

HOY ME ENTERÉ


HOY ME ENTERÉ

Dejaba pasar los días, pausados, sin aliento que conocer
esperando el violeta del cielo que presagiaba el encuentro.
No comprendía por que mi cuerpo se escapaba de su sombra
rompiendo las urdimbres de sus ropajes
cuando el ocaso inundaba la ciudad.

Hoy por fin me enteré:
tus manos levantan andamios para construir arrebatos de vida.
Sonríes y tu sonrisa rasga la penumbra del tiempo
solapando artilugios de lujuria y carmín.

En la calle, el viento poderoso, soberbio,
ruje, bestia incansable de remolinos de cuerpos,
mientras nosotros subimos y bajamos toboganes de fuego,
tiramos sudarios por las ventanas
y almacenamos lejanos paraísos en la despensa
esperando el leviatán de la noche.


Al amanecer un hálito nos detiene en los sueños
y somos capaces de ascender cumbres victoriosas
para bajar sus laderas sin dejar rastro.

El gallo nos anuncia el alba, desperezando oídos,
que la muerte no da tregua. Nos despedimos.
Yo levanto mi cuerpo de tu cintura
y me subo a la vida para seguir cabalgando.

Pilar Rojas

De “Mujer de otoño”

domingo, 15 de noviembre de 2015

Recital de poesía




Os invitamos a compartir versos y besos de otoño en nuestro próximo recital.



Taller de poesía Grupo Cero de Alcalá de Henares


viernes, 13 de noviembre de 2015

A VECES, DETRÁS DE TU MIRADA


A VECES, DETRÁS DE TU MIRADA


A veces detrás de tu mirada,
ella latía entre los árboles…
nací al silencio de guerras graves
y mi tierra era neutral virgen asediada.
Amo en tu cuerpo un sabor antiguo,
aquellos huracanados movimientos del destino.
A veces, el mar,
vicioso límite impreciso,
volcanes en su furia,
estrías contagiosas, desdibujando el paisaje.

Hoy es un día como tantos,
ojos, voces dispares, ajenas,
galas descoloridas enturbiando el ajetreo.
Comprensión y fe.
Teatro de la risa, exótico.
Casi amable.

María Chévez

De “Poemas y Libertad”

miércoles, 11 de noviembre de 2015

HOMENAJE AL POETA


HOMENAJE AL POETA


Sólo querías darme un final que alumbrara todas las escenas
como si fuese posible ver con mis ojos en los que sólo reinan
imágenes desterradas de llantos,
preferencias de olvidos,
insistencias obsesas,
soplos ejecutores con la fuerza de derribar realidades sin
apaciguamientos.

El dolor era la catedral vacía de fe y consentimientos
que nunca fueron aceptados,
sólo una estética implacable que perseguí laberintos en pos de una llanura,
mensajera inaudible en medio del ocaso marítimo que ceñía las sombras,
en las que pronto los pájaros nocturnos vestirían
el negro irrealizable de mis sueños.

En el doblez del camino esperándome estaba
el pasaje angosto y fantasmático
que siempre era el desencuentro de las citas
y admoniciones de severidades que ordenaban siempre equivocarme,
siempre un Dios muerto sirviendo opíparos manjares,
dando lugar a alguna solución frente a la encrucijada
de la unión con un objeto indescriptible.

En el medio del verso una locura sin sentido separa el sonido de la cosa,
y esa aridez, desnuda la palabra mostrando su centro taladrado
donde viajan los asteroides pálidos que engendran el espacio del mundo
en el que aterrizo de tanto en tanto,
para dejar de saber qué color tiene la rosa
o qué presencia insostenible me acomoda las vísceras.

Ninguna  beatitud frente a lo que no puede ser robado,
y el hijo del mi misma me engendra una vez más, me hace un poema.


Norma Menassa