MOMENTO DE ARMONÍA
Al día siguiente del día
siguiente.
El ocaso era tan familiar
como un susurro de cabellos desesperados
Era tan tibio como una
corbata
Frente a la tierra que no
sabe encerrarse
Y que nunca ha podido
desprenderse de sus ruidos
Ni aún en la noche que se
suspende como el aliento
Ni en ese minuto de la
tarde ese minuto de cuatro metros
Semejante a un anciano que
de repente se llena de infinito
Al día siguiente de la
paloma siguiente
Te dije que eras una
lluvia para apresurar el tiempo
Te dije que tenías una
sonrisa de viento oscurecido
También se que estás
entregada en manos de ciertos astros
Con el agrado de los ojos
que te rodean
Pero cuando venga el día
de la distancia y de su propio
fondo
Entonces hablaremos
Yo sé que el mar te
distingue y te prefiere
Que ves tus lámparas
tranquilas bajo la piel y tus fuentes
de mirajes
Ese estanque dormido que
crea tu persona
Y hasta esas hierbas que
haces nacer en mi corazón
Al día siguiente del color
siguiente
Hallaste cosas de árbol y
de emblemas de vidrio con luces
guardadas
Seguramente lejanas como
la pequeña arena en los pies de los niños
Mordiste el vacío
enamorado de sus actitudes
Más grande que nuestros
dos fantasmas juntos
Más poderoso que mis ojos
concentrados en tu cuerpo
Y aún que el día
preocupado de tus manos
De tu color que crece como
una campanada
De tus palabras rodeadas
de palomas de tu luz de carne
y hueso de tu luz
En sus anhelos de saber
andar y de poder morirse
Para angustiar al tiempo
ajeno a las estrellas
Al día siguiente del año
siguiente
Te entregaste al olvido
como un río de divisa su agonía
Que ve venir la muerte y
le sale al encuentro
Cerrando los párpados para
no arrepentirse a tiempo
Vicente Huidobro
Cuadro: "La flor de la alegría" de Miguel O. Menassa
No hay comentarios:
Publicar un comentario