EPÍSTOLA
(A los perros de Atenas)
Un Dios extraño acecha,
con horrible garganta:
ladrad, ladrad conmigo
porque está oscuro en torno.
Las manos que lamíais serán
menos que humo,
los pies se perderán por
la cañada negra
donde ¡inútil llevar
vuestra nariz por guía!...
Un dios vendrá, increíble
como un feto del miedo,
que no tendrá los muslos
luminosos de Apolo
ni el costado aterido que
transitó la lanzada,
que no nos mandará su
mensaje en centellas
ni contará en los diez
dedos su ley escrita.
Yo os llamo porque sólo
vuestra voz extrahumana
debe aullar. ¡Escarbad la
tierra sobre el VERBO!
Solamente a vosotros es
dada la elegía
que merece el insomnio
cuando es la noche oscura,
cuando María pasa,
llorando, en las tinieblas…
Rosa Chacel
Cuadro: "Vendrá la mañana" de Miguel O. Menassa
No hay comentarios:
Publicar un comentario