lunes, 1 de julio de 2019

TAN ADICTO A LA AMBROSÍA - Carlos Fernández del Ganso




TAN ADICTO A LA AMBROSÍA


Había llovido, era una calle empedrada 
y los zapatos bailaban con los adoquines.
Me detuvo una librería abierta en la noche porteña.
Respiré el papel recién impreso y recordé:
Ícaro pretendió volar, Moisés encontrar la verdad,
Edipo quiso saber y
Ariadna coser el verso con plata a la piel.

En mi tierra los escalones en la calle siempre
bajan a la vida y tan adicto a lo que abarca la mirada
escuché la voz del eco: Soy el laberinto,
susurraba el ciego que me acompaña
con su perro atado el puño.

Ahora mis manos alumbran el fuego.
Mi boca cantábrica despliega la noche alveolar en canto.
Mi cintura soporta collares índicos de lujuria.
Mi odio es rescoldo vivo.
Mis ojos son coplas entre almendros,
un jondo escuchar son mis ojos y un brillo espectacular
cuando me descubro tan adicto a la ambrosía.

Carlos Fernández del Ganso
Del libro “La Máquina del Tiempo”


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