QUÉ ESPERO DEL
MAÑANA
Fruta fresca con sabor
dulce y alguna lágrima amarga
en la úvula del cante
jondo sellando con tronío la amistad.
Algunos libros clásicos,
sin sorpresas llamativas ni locas
aventuras, vidas escritas
con manos viajeras sin violencia.
Algunas mujeres de libro
son temblor de hombre.
Un tobogán y un laberinto
de espejos donde pintar
la ofensa del trapecista o
la bofetadas del payaso.
Algunas victorias si
corona, triunfos sin etapas,
un aula espero con mi
nombre,
tal vez una calle con
balcones y geranios y
una farola negra en la
esquina del adiós.
Un silbido, un piropo, un
ole con ole en el ala del sombrero
y los pulgares del revés
hablando en castizo o en yes verigüell
La burla del escenario, un
chiste violeta de quinientos,
el honor de la guitarra
desclavando los baúles y
rasgando con un pincel las
telas de tu cuerpo.
Cerrar el puño de la
misión cumplida.
Un delirio de piedra y
maderas nobles cobijando
la memoria central del
verso en el taller donde trabaja
la máquina del tiempo y en
la frente ceñida,
arrugas de correcta
puntuación.
Eso espero.
Carlos Fernández del Ganso
De libro “La Máquina del
Tiempo”
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