miércoles, 17 de julio de 2019

SONETO XXII - Pablo Neruda


SONETO XXII

Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu  mirada, sin mirarte, centaura,
en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
eras sólo el aroma de los cereales que amo.

Tal vez te ví, te supuse al pasar levantando  una copa
en Angol, a la luz de la luna de Junio,
o eras tú  la cintura de aquella guitarra
que toqué en las tinieblas y  sonó como el mar desmedido.

Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En  las casas vacías entré con  linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto

mientras ibas conmigo te toqué y  se detuvo mi vida:
frente a mis ojos estabas, reinándome, y  reinas.
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.

Pablo Neruda


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