sábado, 18 de febrero de 2017

SALUTACIÓN ANGELICAL


SALUTACIÓN ANGELICAL

 

Eslavo con respecto a la palmera,
alemán de perfil al sol, inglés sin fin,
francés en cita con los caracoles,
italiano ex profeso, escandinavo de aire,
español de pura bestia, tal el cielo
ensartado en la tierra por los vientos
tal el beso del límite en los hombros.

 
Más sólo tu demuestras, descendiendo
o subiendo del pecho, bolchevique,
tus trazos confundibles,
tu gesto marital,
tu cara de padre
tus piernas de amado,
tu cutis por teléfono,
tu alma perpendicular
o la mía,
tus codos de justo
y un pasaporte en blanco en tu sonrisa.

 
Obrando por el hombre, en nuestras pausas,
matando, tú, a los largo de tu muerte
y a lo ancho de un abrazo salubérrimo,
vi  que cuando comías después, tenías gusto,
vi que en tus sustantivos creció yerba.
 

Yo quisiera, por eso,
tu calor doctrinal, frío y en barras,
tu añadida manera de mirarnos
y aquesos tuyos pasos metalúrgicos,
aquesos tuyos pasos de otra vida.

 
Y digo,  bolchevique, tomando esta flaqueza
en su feroz linaje de exhalación terrestre;
hijo natural del bien y del mal
y viviendo tal vez por vanidad, para que digan,
me dan tus simultáneas estaturas mucha pena,
puesto que tú no ignoras en quién se me hace tarde diariamente,
en quién estoy callado y medio tuerto.

 
César vallejo

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario