FLORES
de seda, las gasas grises, los terciopelos verdes y los discos
de cristal que se oscurecen como el bronce
bajo el sol-, veo abrirse la digital sobre un tapiz
de filigranas de plata, de ojos y cabelleras.
Monedas de oro amarillo sembradas sobre el ágata,
pilares de caoba que soportan una cúpula de esmeraldas,
manojos de rasos blancos y finas varas de rubí
rodean la rosa de agua.
Semejantes a un dios con enormes ojos azules
y con formas de nieve, el mar y el cielo atraen a las terrazas
de mármol la multitud de jóvenes y fuertes rosas.
Arthur Rimbaud
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