EL LÁPIZ EN LAS MANOS
Un lápiz agitándose en mis dedos
con un impulso vegetal que canta.
Dibujando en la sien de los turpiales
una lira con tímpanos y labios.
Escribiendo la fábula de un hombre
devorado por flores gigantescas
al sur de las vertientes amazónicas,
o el himno de unas vírgenes cobrizas
bañándose desnudas en los lagos,
y una serpiente de ojos masculinos
desde frondas sexuales acechándolas.
¡Qué fragor tropical en la madera
de este lápiz surgido de unos bosques,
donde plantas y pájaros se pudren!
¡Qué estruendo de anegantes cataratas
que en llanuras hidrópicas se pierden!
¡Qué estallido de rayos y qué luchas
subterráneas de bestias atacándose!
¡Todo aquí reprimido en la columna
de este lápiz dorado que en mis dedos
es fósforo y astilla de carbunclos!
¡Cantad, oh frágil leño que contienes
la densidad original del llanto!
¡Cantad, oh lanza mía en los combates contra
con un impulso vegetal que canta.
Dibujando en la sien de los turpiales
una lira con tímpanos y labios.
Escribiendo la fábula de un hombre
devorado por flores gigantescas
al sur de las vertientes amazónicas,
o el himno de unas vírgenes cobrizas
bañándose desnudas en los lagos,
y una serpiente de ojos masculinos
desde frondas sexuales acechándolas.
¡Qué fragor tropical en la madera
de este lápiz surgido de unos bosques,
donde plantas y pájaros se pudren!
¡Qué estruendo de anegantes cataratas
que en llanuras hidrópicas se pierden!
¡Qué estallido de rayos y qué luchas
subterráneas de bestias atacándose!
¡Todo aquí reprimido en la columna
de este lápiz dorado que en mis dedos
es fósforo y astilla de carbunclos!
¡Cantad, oh frágil leño que contienes
la densidad original del llanto!
¡Cantad, oh lanza mía en los combates contra
la pudrición y la amargura! Oh! Flecha que
disparo con el ímpetu al director de mis tendones!
¡Oh cincel con que labro la escalera
sumergida que baja a los infiernos!
¡Oh escoplo cenital con que amenaza
mi espíritu bramante de soberbia,
cada vez que el martirio de la noche
con paredes y lápidas me oprime!
sumergida que baja a los infiernos!
¡Oh escoplo cenital con que amenaza
mi espíritu bramante de soberbia,
cada vez que el martirio de la noche
con paredes y lápidas me oprime!
Germán
Pardo García
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