POESÍA 2000
Deshojados
rumores del tiempo
se
abanican sobre mi cuerpo ya dejado de lado.
Son
instantes que huelen a podrido, a carne agusanada.
Dejo
volar mis manos
y
el fin de siglo se conmueve por la pureza de mis gestos.
El
Apocalipsis esperado era esta página.
En
medio de la guerra,
en
medio de la guerra atómica,
en
medio de otras guerras,
la
guerra sucia, la guerra fría.
En
medio de la droga, la pólvora,
la
mutilación, la muerte,
el
sida silencioso,
ha
nacido el poeta.
Aquí
me tenéis, soy el ejemplo posible.
En
medio exacto de la locura universal,
vivo,
no padezco de nada y cuando canto,
es
una carne ajena la que canta en mi voz.
Soy
los arrebatos inquietantes de la lengua,
una
serpiente aligerada de su propio veneno,
sólo
el movimiento de reptación al infinito,
luces
perdidas negros senderos del silencio.
Soy
un humano terrestre, lleno de algarabía,
la
luz, que se bebe el futuro para contarlo.
Voz
sin ecos, equilibrada voz sin ecos, voz.
El
hombre me esperaba, suave caricia desgarrada,
que
dejará en el inocente terráqueo sin medida,
sonora
resonancia abierta, huellas de libertad.
Miguel Oscar Menassa
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