lunes, 7 de abril de 2014

Poema leído en el taller


FÚTBOL MODESTO

Desmontes amarillos bajo el sol del invierno
que pone su piedad, su tibieza en las cosas,
que arranca falsas luces de los vidrios verdosos,
diamantes de un fantástico sueño por que cruzan
heridos perros de esperanza y pena.

Delgado muchachitos,
pálidos obrerillos con sus botas gastadas,
bajo sus trajes grises, que van a hacer deporte
o a aprender que ellos mismos son un balón doliente
que a puntapiés manejan los grandes jugadores de la vida.

Mañana de domingo. La carne fatigada
bosteza lentamente su cansancio remoto.
Una humilde ilusión, como el rayo en los vidrios,
arranca de las almas llamitas de alegría.

Bota el cuero cosido de esperanza,
hinchado con un aire de esperanza,
de risa triste, de ilusión oscura.
Colores desteñidos que nunca se asomaron
al sol de los estadios,
van, vuelven, corren las camisetas, buscan,
persiguen una esfera del color de su sueño.

Ascienden desde el pozo insondable del tiempo
las horas como sobras, los trabajos,
la pena, la miseria, la modesta comida
en los platos heridos, sobre el hule,
el fondo de la sórdida galería, la cama
donde se rinde noche a noche el hueso
abatido de llanto silencioso y sin lágrimas.

Asciende aquí el cansancio,
el destino que, sordo, va cumpliendo sus suertes,
la niñez mal cuidada, la escuela pobre, elfuelo
del brasero amparando a la familia.
Todo llega al solar del domingo, confuso,
ceniciento, remoto, en el cuero que bota,
entre los desvaídos colores de la blusa,
y se enreda en las piernas que persiguen
ese balón conforma de esperanza.

Leopoldo de Luis

De “Teatro Real”

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