NO USARÉ TU NOMBRE
EN VANO
Cae una lluvia ácida perjudicial
y sucia.
Con las páginas de un
libro
intentaré no mojarme.
Me cobijo en los versos
labrados por el pueblo
grabados por el
transcurrir del tiempo en oro y grana,
en el regazo de la
historia pasada,
me mecen tanto las grandes
gestas
como las batallas perdidas
y acompaño a las almas desoladas
que te siguieron amando en
la distancia y
también la de tantas y
tantas olvidadas.
Tus páginas fueron
escritas en los surcos polvorientos
con sudores y con lágrimas,
por gente anónima,
personas llanas.
Alabo el labriego que
trabaja de sol a sol
al pescador que faena en tus
aguas.
A los jóvenes con contrato
precario,
a los que se marcharon
lejos buscando un mañana
al obrero explotado
al parado obligado,
trabajador que permanece en casa.
Hijos de vencedores y de
vencidos que desean pasar página
y les duele la sangre
derramada.
Me asusta la palabra en
boca de aquel que emponzoña la realidad
para hacerse un traje a
medida del poder,
el exceso de información
las imágenes manipuladas
los sondeos inventados
la estadística variable
las mentes sin ventanas
la gesta heroica del que
no ofrece nada
y usa al muerto para alzar
su espada
la pérdida del ideal y mas
aún la pérdida de humanidad.
El oportunismo del que
sube al carro del árbol caído
haciendo la leña para sí
mismo
como carroñero atacando a
las entrañas.
Y echo en falta la
oratoria clásica
Anhelo un discurso político
convincente
que no parezca estar
dirigido a lerdos
aunque no lo comparta
aunque no esté de acuerdo.
Guárdate patria de lo que
viene
Y del aquel que te utiliza
como estandarte
para su particular
batalla.
Maribel Domínguez Duarte
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