VUELTA A CASA
Miré el horizonte
y no te vi.
Esperaba que fueras una esfera
apreciable y visible;
apenas fuiste brisa,
partículas al infinito
tocando nada.
Al volver a casa traía el corazón
al borde de un silencio profundo.
Las puertas entreabiertas se cerraban,
el aire se hacía irrespirable
hasta que escuché tu voz.
No era un sonido abierto y misterioso.
Más bien, notas sin ritmo,
aleatorias notas irreconocibles,
una muerte cercana
llenaba el horizonte.
Estaba cayendo,
estaba en ese punto
de una decisión importante
y pudo más la letra.
El calor del hogar,
aunque frío y roto,
era humano.
Rostros que miran
y algunas palabras.
Esperaba que fueras una esfera
apreciable y visible;
apenas fuiste brisa,
partículas al infinito
tocando nada.
Al volver a casa traía el corazón
al borde de un silencio profundo.
Las puertas entreabiertas se cerraban,
el aire se hacía irrespirable
hasta que escuché tu voz.
No era un sonido abierto y misterioso.
Más bien, notas sin ritmo,
aleatorias notas irreconocibles,
una muerte cercana
llenaba el horizonte.
Estaba cayendo,
estaba en ese punto
de una decisión importante
y pudo más la letra.
El calor del hogar,
aunque frío y roto,
era humano.
Rostros que miran
y algunas palabras.
Cruz González Cardeñosa
Integrante del taller de poesía Grupo Cero de Madrid, dirigido por el poeta Miguel Oscar Menassa
Integrante del taller de poesía Grupo Cero de Madrid, dirigido por el poeta Miguel Oscar Menassa
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