OTOÑO
El tiempo ha tomado el
color del otoño.
Las horas se estiran en
helados sencillos.
Tomo forma de ovillo, con
los ojos cerrados
y en la certeza de las
sombras
busco la palabra que ha de
resbalarse de mi boca
sin llegar íntegra a
destino.
Se encienden los fuegos
para arropar la casa,
y las puertas dejan oír el
ruido que al cerrarse
mueven una sola vez la atmósfera
pesada.
Me convierto en un leño y
separo mi cuerpo en un vuelo de auroras
luchando con el frío y me
convierto en llama.
No pregunto de más.
Suenan mis adjetivos: Súbito,
Repentino, Inexistente
y no me conforman las
formas que aparecen en el juego del humo
que se mete en mis ojos
donde vacila el mundo
y muevo las rodillas para
sentir los huesos largos sosteniendo
esa pequeña esfera limitada,
que estalla en una lágrima.
Una pasión de agua tendiendo
cae sobre el fuego
derritiendo la Noche, ese
sueño brutal que desmiente mi marcha,
plagiando la marmórea
memoria ignorante de fechas.
Norma Menassa
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