martes, 10 de septiembre de 2019

LA MESA DE LA ESCUELA - Leopoldo de Luis


LA MESA DE LA ESCUELA

Apoya tus dos manos en la mesa
de pino y dí si todavía
no se puebla de pájaros su rama,
si un aire azul y libre no la inclina.

No envejece ese árbol,
no muere nunca esa madera antigua
sobre la que colocas diariamente
un poquito de patria estremecida.

Por ella pasan ríos
que le dan nueva vida,
cordilleras que ponen en su fronda
invisible altas brisas,

mares que dejan conchas
y espuma por su orilla
y oscuros minerales que recorren
detrás de ella hondas galerías.

Las raíces del árbol que es tu mesa,
como las de los robles, las encinas,
los olivos, los chopos
de la tierra que miras

por la ventana de la clase, agarran
su garfio al corazón de España misma,
le dan la vuelta, muerden
en su carne amarilla,
en su carne reseca
que cruje como un pan, su carne de ceniza
que suena a antiguos muertos, en su roja
carne de fresca y pura y nueva arcilla.

Se ve desde las ramas de tu árbol
cómo la patria un dulce hombro reclina
y en sus paisajes sueña. De un mar a otro
mar cruza una gaviota y la acaricia.

Toda España se ve desde tu mesa o árbol.
Y yo he visto también a la alegría
saltar, pequeño pájaro que luego
persiguen escopetas de ignominia.

Leopoldo de Luis

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