miércoles, 25 de octubre de 2023

PARA LLORAR

 

PARA LLORAR

 

 

Es para llorar que buscamos nuestros ojos

para sostener nuestras lágrimas allá arriba

en sus sobres nutridos de nuestros fantasmas.

 

Es para llorar que apuntamos los fusiles sobre el día

y sobre nuestra memoria de carne.

Es para llorar que apreciamos nuestros huesos y a la muerte

sentada junto a la novia.

Escondemos nuestra voz de todas las noches

porque acarreamos la desgracia

escondemos nuestras miradas ajo las alas de las piedras

respiramos más suavemente que el cielo en el molino

tenemos miedo.

 

Nuestro cuerpo cruje en el silencio

como el esqueleto en el aniversario de su muerte.

Es para llorar que buscamos palabras en el corazón

en el fondo del viento que hincha nuestro pecho

en el milagro del viento lleno de nuestras palabras.

 

La muerte está atornillada a la vida.

Los astros se alejan en el infinito y los barcos en el mar

Las voces se alejan en el aire vuelto hacia la nada

Los rostros se alejan entre los pinos de la memoria

y cuando el vacío está vacío bajo el aspecto irreparable

el viento abre los ojos de los ciegos.

Es para llorar para llorar.

 

Nadie comprende nuestros signos y gestos de largas raíces

Nadie comprende la paloma encerrada en nuestras palabras

Paloma de nube y de noche

De nube en nube y de noche en noche

Esperamos en la puerta el regreso de un suspiro

Miramos ese hueco en el aire en que se mueven los que aún

no han nacido.       

 

Ese hueco en que quedaron las miradas de los ciegos

estatuarios.

Es para poder llorar es para poder llorar

porque las lágrimas deben llover sobre las mejillas de la

tarde.

 

Es para llorar que la vida es tan corta.

Es para llorar que la vida es tan larga.

 

El alma salta de nuestro cuerpo

Bebemos en la fuente que hace ver los ojos ausentes.

 

La noche llega con sus corderos y sus selvas intraducibles

La noche llega a paso de montaña

sobre el piano donde el árbol brota

con sus mercancías y sus signos amargos

con sus misterios que quisiera enterrar en el cielo.

La ciudad  cae en el saco de la noche

desvestida de gloria y de prodigios

El mar abre y cierra su puerta

Es para llorar para llorar

porque nuestras lágrimas no deben separarse

del buen camino.

 

Es para llorar que buscamos la cuna de la luz

y la cabellera ardiente de la dicha

Es la noche de la nadadora que sabe transformarse en

fantasma.

Es para llorar que abandonamos los campos de las simientes

en donde el árbol viejo canta baja la tempestad como la

estatua del mañana.

 

Es para llorar que abrimos la mente a los climas de

impaciencia

y que no apagamos el fuego del cerebro.

 

Es para llorar que la muerte es tan rápida.

Es para llorar que la muerte es tan lenta.

 

Oliverio Girondo

Cuadro: "Último recurso" de Miguel Oscar Menassa

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