LA PRUEBA
Y
los discípulos le preguntaron al maestro:
Maestro,
¿son legítimos, son buenos estos versos?
Y
el maestro les dijo: Comprobadlo
vosotros. Hacedlos
saltar
como monedas sobre la sombra dura de los túneles ciegos,
en
la piedra mojada por la angustia, que hay al final
de
ciertos sueños
o
en la calavera del último jinete que pereció de sed
en
el desierto.
Si
suenan bien, si suenan como el allegretto
de
la Séptima, por ejemplo,
o
como el padre nuestro,
ya
tenéis un poco de dinero
para
envenenar a la serpiente, para pagar a los barqueros,
para
sobornar al centurión que está de guardia bajo la gran ojiva del silencio
y
para abrir las puertas del infierno.
León
Felipe
No hay comentarios:
Publicar un comentario