REDOBLES DE TAMBOR
¡BATID, BATID, TAMBORES!
¡Batid, batid, tambores!
¡Sonad, clarines, sonad!
Irrumpid como una fuerza
implacable a través de
puertas y ventanas,
Dispersad a los fieles en
el templo solemne,
entrad en la escuela en
que el alumno estudia;
perturbad la calma y la
felicidad del novio con su
prometida,
la paz del granjero que
ara la tierra o cosecha el grano,
redoblad con violencia,
tambores, sonad estridentes, clarines.
¡Batid, batid, tambores! ¡Sonad,
clarines, sonad!
Sobre el tránsito de las
ciudades, sobre el rechinar de
las ruedas en las calles;
¿Están las camas
dispuestas para recibir a quienes
dormirán en ellas?, nadie debe dormir en esas camas,
ni comerciar los
comerciantes durante el día… ¿acaso han
de continuar los
comisionistas y los especuladores?
¿Acaso han de continuar
las pláticas de los que platicaban?
¿Acaso el cantante
intentará cantar?
Entonces, vibrad con más
fuerza aún, tambores, sonad
más alto aún, clarines.
¡Batid, batid, tambores!
¡Sonad, clarines, sonad!
Sin parlamentos, sin
deteneros a discutir con nadie,
sin preocuparos por el tímido
ni por el que llora o el
que reza,
sin preocuparos por la súplica
del anciano al joven,
acallad las voces de los
niños, acallad los ruegos de las madres,
agitad a los muertos en
sus ataúdes mientras
aguardan la carroza fúnebre,
batid con fuerza, oh
terribles tambores, sonad alto, clarines.
Walt Whitman
Cuadro: "Reptando en la memoria" de Miguel Oscar Menassa
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