martes, 12 de septiembre de 2023

MANÍA DE SOLEDAD

 


MANÍA DE SOLEDAD

 

 

Ceno con frugalidad junto a la clara ventana.

En la estancia está oscuro y se ve aún en el cielo.

Al salir a la calle, los caminos tranquilos conducen,

al cabo de un rato, hasta campo abierto.

Como y examino el cielo -¡quién sabe cuántas mujeres

cenarán a esta hora!-. mi cuerpo está tranquilo;

el trabajo atolondra mi cuerpo y también las mujeres.

Fuera, después de cenar, las estrellas vendrán a tocar

la tierra sobre la ancha llanura. Están vivas las estrellas,

pero no valen lo ue estas cerezas que me como a solas.

Veo el cielo, pero sé que entre los techos herrumbrosos

brilla ya alguna luz y que, debajo, se advierten ruidos.

Una gran bocanada y mi cuerpo degusta la vida

de plantas y ríos y se siente desprendido de todo.

Basta un pequeño silencio y todo se para

en su puesto real, al igual que mi cuerpo se para.

Todas las cosas quedan aisladas ante mis sentidos,

que las aceptan sin desconcentrarse: un rumor de silencio.

Todas las cosas puedo saberlas en la oscuridad

como sé que mi sangre circula por las venas.

La llanura es un inmenso flujo de agua entre las hierbas,

una cena de todas las cosas. Viven inmóviles

guijarros y plantas. Siento que mis alimentos me nutren

las venas

con todas las cosas vivientes de esta llanura.

No importa la noche. El retazo de cielo

me susurra todos los fragores y una estrella menuda

se agita en el vacío, lejos de la comida,

de las casas, distinta. No se basta a sí misma

y requiere compañía excesiva. Aquí, solo y a oscuras,

mi cuerpo está en calma, se siente todo un dueño.

 

Cesare Pavese

Cuadro: "Y cada uno tendrá su pequeña balsa" de Miguel Oscar Menassa

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