DESCENSO AL OLVIDO
He aquí los
muertos, sentados,
inmóviles
alrededor del Tiempo;
adorando su
pálida, eterna hoguera,
extrañamente
sombríos en su reunión solitaria.
Ahí están,
invadidos por marañas azules;
poblados por
húmedas músicas, por tenaces cigarras.
Sobre ellos
el cierzo ha pesado, y sus gestos de antaño,
sus cuerpos de
vapor,
se condensan
de súbito en alargadas lluvias.
No; no
hables un idioma olvidado.
No pronuncies
tu nombre.
Que no giren
con letal lentitud la borrada, tormentosa cabeza.
Que no te
reconozcan sus huecos corazones comidos por los pájaros.
Pensando en
su risa, lejos de la salvación eterna.
Enrique Molina
Cuadro: "Los brotes de la tierra" de Miguel Oscar Menassa
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