REYERTA
A Rafael
Méndez
En
la mitad del barranco
las
navajas de Albacete,
bellas
de sangre contraria,
relucen
como los peces.
Una
dura luz de naipe
recorta
en el agrio verde
caballos
enfurecidos
y
perfiles de jinetes.
En
la copa de un olivo
lloran
dos viejas mujeres.
El
toro de la reyerta
se
sube por las paredes.
Ángeles
negros traían
pañuelos
y agua de nieve.
Ángeles
con grandes alas
de
navajas de Albacete.
Juan
Antonio el de Montilla
rueda
muerto la pendiente
su
cuerpo lleno de lirios
y
una granada en las sienes.
Ahora
monta cruz de fuego,
carretera
de la muerte.
El
juez con guardia civil,
por
los olivares viene.
Sangre
resbalada gime
muda
canción de serpiente.
Señores
guardias civiles:
aquí
pasó lo de siempre.
Han
muerto cuatro romanos
y
cinco cartagineses.
La
tarde loca de higueras
y
de rumores calientes
cae
desmayada en los muslos
heridos
de los jinetes.
Y
ángeles negros volaban
por
el aire del poniente.
Ángeles
de largas trenzas
y
corazones de aceite.
Federico
García Lorca
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